lunes, 12 de octubre de 2015

TERTULIANOS, SUS ORÍGENES.


¿Lo de los tertulianos, cómo va? ¿Uno nace, se hace, tiene que estudiar para ello?

Os voy a contar la teoría de este vecino del mundo.

Los tertulianos viven a unos cuarenta kilómetros de Madrid, (más o menos donde Álvaro de Laiglesia situaba a “Los que se fueron a la porra”, pero ésto es una pura coincidencia) cerca de la capital,  para poder ir a “trabajar” todos los días, y a la vez no mezclar sus pensamientos con los demás pobladores del país. Se tienen que mantener puros, sin ser contaminados, y duros.

Su barrio, por decirlo de alguna manera, es como Barrio Sésamo, un tanto especial. Todos los colores que lo forman son duros y puros, otra vez. Sin mezclas. No hay grises, sino blanco, negro, rojo, azul, y verde que es como ponen a los demás.

Desde muy pequeños, se les va dando, más que enseñando, todo tipo de información, y al mismo tiempo se les cría entre caricias y tortazos a un mismo tiempo. De ahí su carácter tan complicado, agrio, y esa capacidad de poder pasar del cero al mil en un segundo.
Desde muy jovencitos, también, se les va enseñando a ser extremistas en todo, pero eso sí, para ellos los extremos no existen, siempre serán de un sitio indeterminado, suyo, pero siempre contrario al tuyo.

Un rasgo característico  ya les viene dado: el apellido. En general no se pueden apellidar ni Pérez, ni Rodríguez (a vuela pluma tengo presente a uno, pero ese es más bien cantante, sí, siempre da el cante, y chilla mucho, desafinando). Tiene que ser un apellido total, rotundo, muy duro, marca de la casa. Un Carnicero, Marhuenda, Rahola, Rojo (pero sólo de apellido), Ekaizer, Losada, Inda, Calleja, Fallaras, e incluso un González, si se llama Jaime, pueden valer.

El resto, para ser un buen tertuliano, es puro tecnicismo, e incluso mediante trucos que se traen ya de casa. Ropa procurando no resaltar lo mucho o poco que puedan ganar, sin marcas determinadas que den pistas sobre su posible patrimonio,  con ropa interior, tanto de ellos como de ellas, muy ceñida y que les haga daño, rozaduras, también los zapatos, bien prietos, para que ya se vayan sintiendo muy incómodos antes de llegar a la tertulia.

No tienen que ser de la misma tendencia de pensamiento, sino muy diferentes. Así el estropicio será mayor; y se rumorea que en sus contratos se especifica que antes de cada tertulia deben de llevar más de doce horas sin comer, para que ya vayan directamente a la carótida del contrario. Porque, y esa es otra característica de ellos, los tertulianos no tienen compañeros, sino siempre contrarios. Ese es uno de los secretos por los que nunca conceden un “te comprendo”, ni un “creo que puedes tener razón”.

Lo de la sexualidad, se les supone. Pero, así, en general, siempre deben de ser muy activos, especialmente con el espectador u oyente, bien sea televisión o radio, haciéndole suyo una y otra vez, mientras les susurran palabras de amor o de odio, de acuerdo a las apetencias del personal que les ve, escucha, y la mayoría de las veces, les sufre.

Preferiblemente deben de ser españoles, pero muy suyos,  y si son extranjeros, ser argentino pudiera ser un "plus".


Y ya para terminar, se rumorea, no se sabe si con fundamento, que el creador de “Los gremlins” se basó en el "tertuliano", para crearlos, porque visto lo visto, si se sustituye el agua, por la política, el concepto es el mismo.

*FOTO: DE LA RED

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