domingo, 1 de enero de 2017

MOTA, JOSE MOTA, AL SERVICIO DE ... LA INTELIGENCIA


Muy pocas cosas pueden hacer que este vecino del mundo, todavía con los efluvios de una Nochevieja que se prolongó hasta las tantas, pueden hacer que abandone las mantas cuando estaban cogiendo calorcito. Pero lo de Don José Mota ayer es incluso para estar en vela una eternidad para recordarlo.

Nunca me gusta comparar porque siempre se tiende a ser injusto con alguna de las partes, pero lo de Mota ayer es de lo mejorcito en programas de ese estilo, incluso de los de él mismo, durante muchos años.

En primer lugar, advertir que este vecino del mundo se enfadaría y mucho si alguien se refiriera a José Mota como “el humorista”, que lo es. Pero “humorista” es una especie de cajón de sastre donde se incluye desde al chistoso, al que se cree chistoso, al que cuenta chistes, al gracioso que se lo cree, y al que lo es. Pero el de Montiel, es ante todo, y que se sepa, un gran actor, de los que nacen con la interpretación en las venas. Ayer hubo momentos en que al ver, en el mismo sketch, la misma cara en diferentes personajes, a este vecino le vino a la mente alguien como Peter Sellers, que en varias de sus películas, hizo más de un papel, como en “Teléfono rojo, volamos hacia Moscú”, de Kubrick,1964. Y como se puede comprender, mis recuerdos me llevaron no precisamente a cualquier cosa.

Porque si José Mota, Don José, lleva ya mucho tiempo consagrado en una primera división actoral, y su paso por las manos de Alex de la Iglesia, ya lo evidenciaron, lo de ayer ya es otra cosa, otra liga, la que él quiera.

El programa de ayer, Operación And the andarán, eleva la figura de Mota a límites extremos, porque haciendo una crítica despiadada al panorama político nacional, consigue, sin que nos duelan prendas, dar un varapalo, sin salvar a nadie, ni de izquierdas ni de derechas. Como la escena de huir de la isla en una balsa, clara alusión al “cifostio” político que nos ha tenido en tensión durante un año de nuestras vidas. Pero, ojo, en el reparto de leña del Señor Mota tampoco sale indemne el espectador, el pueblo en general, que traga carros y carretas, y prefiere creerse cualquier cosa, antes de mover un dedo.

Está claro que en todos los estamentos del panorama nacional, el Señor Mota, y sus programas especiales, han calado hondo, y no hay nadie, aunque alguno habrá, que se resista en caso de invitación previa ,a hacer un cameo y dejar su impronta. Y quizás en este tema, pueda ver este vecino el único “pero” a destacar.

La cantidad de caras conocidas que inundan los diferentes sketches, puede hacer, que el ánimo de descubrirlos por parte del espectador, en ocasiones le despiste de la trama, y de ese chiste rápido, que se lo ha perdido, por parpadear. Pero, claro, todo es cuestión de opiniones.

Personalmente, creo que ninguno de los personajes aludidos, ni ayer, ni en otros de los programas de José Mota, se pueda quejar, porque si por algo destaca es por la humanidad y cariño que pone en cada de los personajes que crea, y que en el fondo estás convencido, que si buscas en las pupilas del personaje, encontrarás a ese niño que todos llevamos dentro.

Don José Mota, eleva al castellano, y sus derivados léxicos, a lo más alto, haciendo que el mercado inglés, por ejemplo, se pueda tirar de los pelos, por tener que perderse algo de tanta calidad. Porque ese sabor manchego que desprenden mucho de los diálogos de Mota, se perderían en la traducción, ese “Lost in translation” del que hablaba la película de Sofia Coppola.

Si te perdiste el pase de ayer (me imagino que lo volverán a repetir), búscalo por internet en RTVE, porque te estás perdiendo “HISTORIA”, así, con mayúsculas.

Aunque me imagino, y ya para terminar, que José Mota tendrá cosas más interesantes que hacer, que leer este post, quiero darle las gracias por todo, especialmente por existir. Lo de ayer fue un gran momento en el que se paró todo, solo estaba el programa, y eso es muy de agradecer.
 
*FOTO: DE LA RED

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