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sábado, 16 de mayo de 2015

¿CAMBIANDO POR EVOLUCIÓN?



¿Os habéis vuelto a pensar alguna vez lo que ocurriría si algún familiar, que falleciera hace, por un decir, unos veinte años, volviera en nuestros días?

Pues a lo mejor se volvía al más allá más pronto que tarde. Y además este vecino tiene una gran duda, no sabe si hemos cambiado por evolución,  o nos han cambiado, y ya perdonaréis la expresión, más que por evolución, por cojones. Y es que quizás no hay que fijarse ni en internet, ni en los móviles, que han ido apareciendo, como mencionábamos antes, por lo que se denomina como evolución de sistemas pasados, sino en esas ganas, vaya usted a saber de quién, que ha entrado de adoptar las maneras más que del vecino, del habitante, casi, de las antípodas.

Esas ansias de llamarlo todo en inglés, y de inventarnos maneras cosmopolitas, cuando en lo más íntimo, y debemos de reconocerlo, nosotros somos de mercadillo y de tortilla de patatas, y no de “the mall” o “the kidney pie”. Quizás, nuestro problema es que no sabemos querernos nosotros mismos. Además, está comprobado, cuando compras algo que viene en inglés, es más caro, y luego, al final, en la letra pequeña, te enteras de que se hizo en el pueblo de al lado.

Los que ya tenemos una cierta edad y peinan canas, aquellos que tienen la suerte de tener todavía pelo, se acordarán de ese “artefacto” llamado “fiambrera” y que ha alimentado a millones de españolitos entre curro y curro.
Bueno, pues la mayoría se ha modernizado y ahora utiliza el famoso “taper”, que en realidad el nombre completo original es marca registrada, “Tupperware”, y la mayoría nos referimos a él con el mismo nombre que el auténtico, aunque el nuestro haya salido del chino de al lado de casa. Y ésto ya es harina de otro costal,  cambiar la tienda de toda la vida, que seguro que ha tenido que cerrar, porque no podía competir con los precios del “chino” que primero se puso al lado de ella, y luego directamente compró la tienda que ya había cerrado.  

Y la mayoría llama a “eso” modernizarse, cuando en realidad sería perder la identidad, y acercarnos a una manera de vivir que no es la nuestra. Pero como decía mi madre, con esas frases tan lapidarias que utilizan las madres: -Culo veo, culo quiero.


Sí, como decíamos antes, hemos cambiado de la querida y olvidada “fiambrera” al “tupperware”, pero el trabajo sigue siendo “trabajo” y no “job”, y además es más, con perdón, jodido y con menos derechos que cuando usábamos la fiambrera. Quizás, precisamente, por la tiranía de esos mismos que quieren que utilicemos su lengua y sus costumbres, pero que nunca, nunca, nos considerarán como iguales.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 24 de abril de 2014

UN ARMARIO, UNA ACTRIZ, UNA AUTOPSIA

Hay momentos en el que el mundo es de los valientes, y que aunque no sea ni el 7 de Julio, ni Sanfermines, hay que coger al toro por los cuernos, y dar un paso adelante, aunque si razonaras, quizás, tuvieras más que perder que lo que ganes en el intento.
Tengo la sensación de que en este “post” he comenzado la casa por la ventana. Es decir, primero este vecino ha sacado lo que le salía de las vísceras, para luego intentar explicar el por qué  de sus palabras, pero no quería en ninguno de los casos el dejar que se perdieran los sentimientos.
Por esas casualidades de la vida, uno empieza buscando por internet algo, y se pierde, o quizás simplemente eso que se ha dado en llamar el destino le hace llegar a otro lado, que ni siquiera estaba buscando.
Hace unos momentos he encontrado un vídeo, el que encabeza este artículo,  sobre un discurso de la actriz canadiense Ellen Page, que la gran mayoría del público conocerá por su papel en “Juno”. Por lo que este vecino ha deducido del contexto, sino es el 14 de Febrero, día de San Valentín, es de pocos días antes, durante un discurso ante la organización de Derechos Humanos en Las Vegas.
Lo fácil sería decir que en este discurso la famosa actriz sale del armario, pero es que es algo más que todo eso, o incluso el armario como tal sería apreciado, por sus formas, por cualquier anticuario que se precie. En tan solo ocho minutos, y solo lo he querido ver una vez antes de escribir, para hablar de impresiones que a este vecino le han salido del corazón sin pasar por el cerebro, porque quizás en el cerebro resida también el razonamiento, y eso pueda desvirtuar toda una declaración, de intenciones y de vida, de una persona, que es famosa, pero que eso es accidental, y solo es un ser humano relacionándose con los demás, en una búsqueda del corazón de las otras personas.
Ni que decir tiene, que aunque ya todos nos demos de modernos y de vuelta de todo, una persona, en este caso Ellen Page, que en cierta forma vive de su imagen tiene más que perder que ganar, al hacerse una autopsia de su alma delante de todos, porque ahora con una cámara ya estás en todo el mundo.
Imágenes como la de esta actriz luchando con su palabra por un futuro mejor, hacen a este vecino emocionarse al comprobar que el mundo puede ser más bonito con personas como ella que merecen la pena, y además, por su edad, acaba de cumplir veintisiete años, son todavía el futuro.
Este tipo de discursos son siempre para oírlos dos veces, porque la primera vez la emoción te embarga, y da gusto comprobar que en los tiempos en que vivimos, se pueda utilizar “embargar” en otra de sus acepciones.
Por cierto, no sé vosotros, pero yo voy a oír ese discurso, o esa bondad hecha palabras otra vez. Hasta mañana si me he recuperado.

*VIDEO: DE LA RED

sábado, 8 de marzo de 2014

EL VIRUS DEL VECINO

Es la primera vez que este vecino del mundo se siente como una “celebrity”, y es una sensación extraña, algo así como que te ha tocado la lotería pero no te lo esperabas porque pensabas que no habías comprado ningún décimo.
Ayer viajaba en uno de los autobuses de línea en Donosti, cuando noté que un señor de entre cincuenta-sesenta años no dejaba de mirarme. Al cabo de unos minutos se me acercó, y bajando la voz, como si de un traficante cualquiera intentando vender su mercancía se tratara, me preguntó si yo era el Patxipe ese que escribe por internet. Prosiguiendo con el presunto trapicheo le respondí que sí. Mirándome directamente a los ojos, me preguntó: -Usted es un amargado ¿verdad?.
Debí de poner cara de dos mitades, mitad sorpresa, mitad sonrisa:¿Qué le ha llevado a esa conclusión?
-Porque se queja de todo y por todo. –Y tras pensar unos segundos, continúa - Además mira la vida desde un punto de vista muy raro. Parece que desprecia y se ríe de todo “quisqui”.
Tras ésto, como era obvio la pregunta del vecino era obligada: -¿Entonces por qué me lee, porque es gratis?
Con una sonrisa, y como dándome a entender de que sabía por dónde iba yo, me contestó: -Porque es gratis no, porque gratis hay muchas cosas en internet. Quizás precisamente por eso mismo que le decía, porque es un punto de vista, no le voy a decir “raro” otra vez, sino sí diferente, y me da qué pensar.
En ese momento adopté un aire muy serio y confidencial, y acercándome aún más en la pantomima del trapicheo le dije: -Entonces ya tiene usted inoculado el virus del vecino. Ya está perdido, y le diré aún más. Ésto ya no tiene cura, y seguramente irá a más.
Mientras me daba una palmadita en la espalda, y hacía ademán de irse, me confió:-La verdad es que no me importa, porque bien mirado el mundo tomado en serio es muy aburrido y descorazonador.
Pues eso. –Le contesté, mientras comenzaba a irse, y se despedía con la mano.- Seguiremos estando en contacto por la red.
Y quizás todo ésto se trate solo de eso, de entrar en contacto, haciendo partícipe al lector de todo lo que te ronda por la cabeza, y que él mismo compruebe que después de todo, también es un poco vecino, y al intentar comprender al que ésto escribe, también se haga un poco más tolerante desde su ventana a la vida, aunque la mirada venga disfrazada de crítica.

*FOTO: DE LA RED


jueves, 9 de mayo de 2013

EL ESTADO DEL JUEGO


Colocando en una balanza al ciudadano de a pie, y en otra al dinero, el que tiene que legislar siempre tiene en cuenta antes la segunda balanza, el dinero, que la primera.
Cuando un ayuntamiento, por ejemplo, dicta normas para los aparcamientos de los coches en horas de trabajo, lo que en el País Vasco al menos se conoce como la OTA, en realidad no tiene en cuenta que el tráfico vaya mejor, sino sacar el máximo de dinero posible. Y así en todo los ordenes.
Ésto viene a colación con lo pasado estos días con la peña de jubilados del Puerto de Sagunto, en Valencia, que han sido sancionados con una multa de tres mil euros por jugar al bingo en su sede, con cartones de veinte céntimos, con lo cual se demuestra la inexistencia de ánimo de lucro en el citado lugar, que además son personas de más de setenta años.
Como venía diciendo este vecino del mundo, vivimos en un mundo totalmente regulado, cuadriculado, pero esas normas no “vigilan” nuestra salud, bien sea física, mental, …. Intentan que no haya ninguna laguna que no esté contemplada por la ley, pero para sacar dinero sea como sea.
Por de pronto, le acabo de decir a La Nuri, mi sufrida, que a partir de este año, las partidas de cartas a los seises, en nuestra casa, tras las cenas de Navidad, se han acabado, no sea que aparezca algún representante de la autoridad disfrazado de Papá Noel o de Olentzero, y la hemos liado.
Primero velaron por nuestra salud, haciéndonos olvidar aquel famoso anuncio de que Soberano era cosa de hombres, y prohibieron el anuncio de bebidas alcohólicas, que no las bebidas alcohólicas en sí, luego estuvieron persiguiendo a los creadores de humo mediante el tabaco, y les exiliaron de los bares, pero no acaban con la venta de tabaco, porque no les interesa.
El caso de estos jubilados valencianos es claro síntoma de que vigilan el juego en todas sus variantes, pero para cobrar de él, no evitando, por ejemplo, casos de ludopatía, que según un estudio aparecido a finales del año pasado, ha aumentado mucho en España, especialmente en gente muy joven.
No hay que olvidar la facilidad con la que ahora todo tipo de personas pueden jugar por internet en todo tipo de juegos de casino, por ejemplo, y por las noches, en muchos canales de televisión. Incluso, aquellos padres que piensan que sus hijos van por buen camino, si por buen camino se puede entender que están plenamente dedicados al deporte, los mismos programas de la radio están plagados de anuncios de apuestas. Y no solo eso, durante los programas deportivos, los mismos locutores, en plan colegas, hablan entre ellos, con el micrófono abierto naturalmente, sobre cuales son las mejores apuestas en cada momento.
Siempre se ha dicho que solo somos un número para la autoridad im-pertinente, pero a ésto habría que añadir el pequeño detalle del signo del euro detrás de la cifra de cada uno.

*FOTO: DE LA RED