19 de Marzo, San José, Día del padre.
En realidad, es el día de la fe. Si, porque siempre tienes que confiar en que ese hijo sea tuyo. Es decir, que la última palabra siempre tiene la madre. Y es que en estos días, se puede ser madre sin la figura del padre, pero al revés, ya se están dando casos, pero todo es mucho más complicado y costoso.
La figura del padre, y ya desde los libros sagrados, ha sido bastante desdibujada. De María y de Jesús se sabe mucho, pero de José, ...era carpintero...
A lo mejor viene de aquí lo de “hacer un hijo de madera”, porque en realidad tiene que ser cuestión de fe, y mucha, como decía al comienzo, que tu mujer te hable de un embarazo y de una paloma... Creo que en aquella época no existían todavía los espejos, de lo contrario, lo primero que hubiera hecho José, era ir ante un espejo y mirarse la frente, por si notaba algo raro.
Ya en otras épocas, se presuponía que el hombre, el padre, era el que tenía que abastecer la casa. En palabras de hoy en día, diríamos que el hombre es el que compraba el bacalao, pero ya desde antaño, la persona que lo ha cortado siempre ha sido ella, la madre. Y es que por cuestión de yacimiento, y este vecino del mundo no les está hablando ahora en argot minero, la figura de la madre siempre tiene más poder en la sombra que el del padre.
El día de hoy mismo, puede ser un ejemplo de la importancia de la figura paterna. Solo en siete autonomías es fiesta. Si ésto llega a ocurrir con el día de la madre, hubieran salido, sin ninguna duda, voces feministas, que no femeninas, para recordarnos de la importancia de su figura, y de la falta de igualdad.
En realidad, en toda cúpula de poder, que no cópula de joder, tiene que haber un consenso, y este vecino siempre ha tenido claro, que en su casa él siempre tiene la última palabra: “Sí, cariño”.
Por cierto, y ya para finalizar, como conozco de qué pie puede cojear el lector, les aclararé de que en mi casa hay muchos espejos, aunque apenas se utilizan, porque en realidad todo se vé al revés.
*FOTO: DE LA RED