En
ese repaso, indudablemente mi yo interno ha actuado como una especie
de policía de policías analizando mis propios actos, y el veredicto
es que nuevamente he pecado más por no hacer que por pasarme de
revoluciones si hubiera sido el motor de un coche.
Este
vecino desde su atalaya siempre ha pensado que antes de que nos echen
de este mundo, porque en realidad nadie se quiere ir, y solo se va
por enfermedades, accidentes, o simplemente porque ya había caducado
como producto perecedero, hay que intentar sacar lo que uno lleva
dentro. Algunos lo llamarían, quizás, el realizarse como persona.
Nuestra
llegada a este mundo se asemeja a un coche que acaba de ser
fabricado, con algunas diferencias. Muchos coches ya salen de fábrica
bajo petición, en cambio a nosotros muchas veces no nos llaman, sino
que aparecemos por sorpresa.
Otra
diferencia es que un coche ya sale perfectamente terminado de serie.
En cambio nosotros salimos de serie, solo con el “hardware”, que
sería la parte física, sin embargo el “software”, los
componentes psíquicos, usos y costumbres, nos los van dando a plazos
en las diferentes etapas, digamos, de nuestra vida útil, o inútil,
vaya usted a saber.
Siempre
hay excepciones, y hoy, primero de año, voy a hablar de una persona,
que cuando menos no te deja indiferente. Siguiendo con la teoría de
la creación que tiene este vecino, el vehículo fuera de serie al
que me refiero, está sin acabar en su software, y él hace gala de
ello, porque es consciente que en gran parte en eso reside su
encanto.
Mario
Vaquerizo, nunca se sabe si viene o
va, si se ríe de sí mismo, de nosotros, o de todo.
Aunque
algunos lo duden, es muy listo, y parte de su táctica es ponerse la
venda antes que la herida. En su faceta más que discutible de
cantante, como él desde siempre ha reconocido que en su grupo tocan en playback, parece que ya no se le puede criticar. De todas
maneras, a la hora de cobrar por una actuación, seguro que su grupo,
Las nancys rubias, no tienen en cuenta que realmente no tocan, y
querrán cobrar como si lo hicieran.
Otro
punto que actúa a su favor, y que este vecino todavía no sabe si es
fingido o no, es la presunta bondad que le sale a chorros, y que
impide que todo ente externo pueda actuar en su contra al verle tan
frágil y bondadoso.
Como
él no engaña, hace de todo, nada con excelencia, pero tampoco
desastrosamente.
Ya
de cara a la visita de los Magos de Oriente, este vecino tiene un
gran problema, porque si pide un disfraz de Mario Vaquerizo, la
propia denominación, disfraz, actuaría como despropósito,
desacreditando el intento, por lo que no va a quedar más remedio que
pedir la reencarnación en él durante un próximo viaje al planeta
Tierra.
Mientras
tanto no va a quedar más remedio que intentar sacar todo lo que uno
lleva dentro, como un huevo Kinder con forma humana, y disfrutar o
sufrir con la sorpresa.
Por
cierto..., ¡Feliz Año Nuevo!
*FOTO: DE LA RED
*FOTO: DE LA RED