Cuando lleguemos a las postrimerías de Diciembre y todos
los informativos, tanto de televisión como de radio, hagan sus resúmenes de lo
acontecido en todo el año, la verdad es que se verá claramente que hay un antes
y un después de la eclosión de PODEMOS, con motivo de las elecciones
europeas. Y es que, queda claro, que la elección del nuevo secretario general del
PSOE es una consecuencia de los nervios
al ver que les adelantan por la izquierda en la carrera al poder.
Este vecino siempre ha pensado que las prisas nunca son
buenas consejeras, y por eso viendo lo que pasa en el PSOE con las primarias,
cualquiera se da cuenta, cualquiera que no sea del partido socialista
naturalmente, que quieren modernizar su imagen (lo de cambiar todo ya es harina
de otro costal), y es que la sombra de la coleta de Pablo Iglesias es alargada,
para no cambiar nada, y las viejas figuras, o los barones como les llaman
ellos, sigan teniendo sus prebendas, y su despacho con vistas al banco de turno
donde suspiran por acabar sus días.
Lo triste es que tienen asumido, la mayoría de los
dirigentes del PSOE, por muy modernos que se empeñen en aparentar (ese es el
problema, aparentar, sin ser) que en
seguida se les ve sus querencias, y el primer movimiento de Pedro Sánchez ha
sido de juzgado de guardia, al visitar a Susana Díaz una especie de visita como
pago por la ayuda prestada en la cantidad de votos recibidos desde Andalucía
para conseguir el puesto de Secretario General.
Dicen que pensar es bueno, aunque este vecino está
convencido que lo único que se puede conseguir pensando demasiado es quedarse
calvo. Porque ¿quién se presenta a unas elecciones como las primarias
del PSOE, el más inteligente, el que más ganas tiene de ayudar a su partido?
Vista la visita de Pedro Sánchez a la Señora Díaz, está claro que los poderosos
se quedan a la sombra y los que se baten
el cobre son los recién llegados, y que en realidad son meras fichas de ajedrez
en el tablero de la política española, pero los que realmente juegan la partida
no es que estén a la sombra, sino que van de negro sobre fondo negro, para que
no se les vea.
En el fondo es el viejo juego del “trile” pero aderezado
de la estética política en el que nos hacen creer que ahora el poder de un
partido está en una persona joven, campechana (¿a qué me recordará esa
palabra?), sincera, y sin un aparente pasado deudor de muchos favores. Pero no
olvidemos que en el viejo juego del “trilero”, en realidad nunca sabes la
bolita en qué cubilete va a aparecer, lo único seguro es que aparecerá donde
alguien quiere que aparezca. Y en estos momentos ese alguien quiere que la
atención se la lleve Pedro Sánchez.
Este vecino solo puede advertir, que en realidad la atención la deberíamos de poner en nuestras
carteras, porque al final seguro que nos falta algo. Y si no, al tiempo.
*FOTO: DE LA RED