domingo, 14 de octubre de 2012

NOCHE DE CINE (UNO)

 Ayer noche La Nuri, mi sufrida, y este vecino del mundo, queríamos pasar una bonita noche en el cine, y lo que en teoría se iba a convertir en este blog en una especie de crítica sobre la película, en realidad se va a convertir hoy en crítica a la compañía que lleva el cine, y la película la vamos a dejar para mañana.
Cuando la gente dedicada al séptimo arte comenta que la industria del cine está pasando una dura crisis es fácil de creerles, porque todos estamos sufriendo una, que me temo que es la misma. Pero habría que definir en primer lugar qué es el mundo del cine, porque ayer, si antes no era evidente, vi claramente que la gente dedicada al cine tiene, en cierta manera, el enemigo en casa, porque parte de su problema es el mundo de las salas de cine.
Desde hace un tiempo, concretamente los Cines Max Ocio, en Baracaldo (Vizcaya), han cambiado de compañía que los rige, ahora es CINESA, y desde fuera, como simple aficionado al cine, se puede palpar que esta compañía en realidad utiliza al cine como una especie de parque temático, en el que el cine en sí, es parte de su negocio, pero no el fin último.
Esta noche pasada íbamos con ganas de pasar un rato agradable, no desvelaré la película hasta el artículo de mañana, para guardar un poco de suspense, y para separarlo de la crítica a la empresa en cuestión. Al llegar a la taquilla tras una larga cola, señal de que la gente sí va al cine, solicité dos billetes para la fila que siempre pido, concretamente la octava, y casualidad, desde hace un tiempo, desde la fila siete a la nueve, ambas inclusive, las han convertido en butacas VIP, con lo cual hay que pagar un euro y un poco más, por tener el honor de sentarse en ellas. Ahora son más anchas que las normales y con mejor apariencia.
Lo primero que le dije al joven de la taquilla, que a la postre resultó ser el encargado de la sala, es que luego se quejarán los del mundo del cine de que hay crisis, y que no va tanta gente, cuando en realidad no se les cuida.
Él ponía cara de que era la primera queja que recibía, y me decía que me podía sentar en el resto de la sala, a lo que le contesté que ellos sabían perfectamente que esos normalmente son los asientos más solicitados, por la misma configuración de la sala, ya que antes del siete te puede dar sensación de estar muy cerca de la pantalla, y a partir de la fila diez, de que los actores van a tener que gritar para hacerse oír.
El encargado me dijo que si me sacaba una tarjeta que tienen ellos, no tenía que pagar esa diferencia por el asiento VIP.
Le dije que está claro que lo que quieren es “atar” en cierta manera al cliente y eso no se debe hacer. A un buen matrimonio no les tiene que unir los papeles sino los hechos. Se debe de ir al cine cuándo y cómo se quiere.
En todo caso, continué diciéndole que su política con los asientos se podría sostener si las butacas de la sala que están peor ubicadas, fueran más baratas, pero solo hay excepciones para el precio VIP, no para aquellos que digamos quisieran ver una película por la seguridad social.
Mi punto de vista me lo confirmó el hecho de que al comprar los dos billetes me “regalaron” dos bonos descuentos de un euro cada uno, para los menús que ellos mismos venden.
Ayer los dos billetes nos costaron 16 euros en total, y hace menos de dos años tres billetes nos costaban 18 euros, para que luego digan que se están perdiendo espectadores en el cine. No se están perdiendo, los están ahuyentando.
Por cierto, y ya para terminar, como nos pusimos en la fila anterior a los asientos VIP comprobamos que de esos asientos durante la película no salían brazos para darte masajes, con o sin final feliz, y la película, que al fin y a la postre es lo importante, era con los mismos actores y con el mismo final.
Todo comenzará a cambiar cuando nosotros, los espectadores, espabilemos de nuestro nirvana.

*FOTO: DE LA RED

2 comentarios:

  1. COMENTARIO RECIBIDO DE MAITE POR E-MAIL
    Intento publicar en tu blog y no me deja nunca.
    Hoy he querido poner esto y al copiar correctamente las letras de seguridad, no me da acceso.

    "Tienes toda la razón, Patxipe. Hace unas semanas, en un viaje a Madrid tuve una experienza similar. Fui con mi hija y mi nieto a ver la estupenda película "Tadeo Jones". Los precios eran demenciales., eso que tanto mi nieto como yo pagamos tarifas reducidas, una, por jubilada y el otro por niño. Luego compranos dos pequeños refrescos en el bar del cine, tontamente y lamento no poder precisar los detalles, solo recuerdo lo que me costó la salida : ¡Rondaba los treinta euros!. Por eso no me sorprendió nada que la inmensa sala estuviese prácticamente vacía, a pesar de ser sábado.¿No sería más lógico que abarataran los precios? Creo que la gente iría mucho más al cine. Ahora, en esta situación, muchos hemos aprendido a bajarnos películas de Internet, a la fuerza ahorcan."

    Saludos, Maite

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    1. Las empresas en general, bajo ningún concepto aceptan bajar los precios en general, y solo plantean descuentos temporales. No quieren darse cuenta todavía, que hay tiempos que ya no volverán.

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