Aprovechando
el sol de ayer que daba de pleno sobre mi atalaya, me dediqué a
desempolvar mi archivo de frases en desuso, y encontré una que los
jóvenes de ahora, a lo mejor ni la entiendan: Lo
importante es participar.
Este
vecino del mundo recuerda desde pequeño que no le educaban para ser
el mejor, sino para intentar estar en el mogollón,
que diría un “cheli” de los setenta.
Pensándolo
bien, quizás esta manera de pensar estaba influenciada por el
aislamiento que sufríamos en Europa a consecuencia del inquilino de
El Pardo, y en nuestro subconsciente bastante era que nos dejaran
jugar en la guardería
europea, lo
de ser propietarios de la guardería, solo podía pasar por una mente
alemana.
Desde
hace un tiempo, y coincidiendo con los éxitos deportivos, en
especial con la famosa “La roja”, que siempre he considerado como
un eufemismo para no decir “la selección española”, todos
quieren ganar.
Ahora
recuerdo cuando comencé este blog, los compañeros me preguntaban
qué ganaba con hacerlo. La gente en general, ya no comprende el acto
de hacer algo por hacerlo, sin un por qué y hasta dónde puedes
llegar.
Antes
eras simpatizante del club de fútbol de tu pueblo y del de tu
provincia. Ahora la juventud es simpatizante o del Madrid o del
Barcelona, porque los demás son unos “mataos”, y piensan en esos
equipos porque
pueden ser
los mejores del mundo.
Quizás
por eso, los mismos títulos universitarios están devaluados por el
mismo fin que persiguen, la carrera de un médico termina, y espero
que se me entienda bien, o trabajando en un hospital o en su consulta
privada.
La
gente ya busca inconscientemente el trascender, el que le conozcan
todos, de aquí se puede entender la importancia en nuestras días de
los concursos televisivos, y no precisamente de los culturales, sino
de aquellos que te pueden hacer famoso, al menos durante cinco
minutos.
No
importa que destaques por feo o por tonto, pero el requisito
indispensable, es que tienes que ser el
más.
Hay
personas a las que ésto de no poder destacar les llena de frustraciones,
comportándose de manera muy extraña. Sin embargo, en lugar de
analizar este comportamiento, se ha solucionado el tema creando un
nombre para ellos: “friqui”, y al estar homologados,
eso ya no preocupa.
Si
en su momento existió “lo importante es participar”, ahora somos
todos hijos de “antes
muerta que sencilla”.
*FOTO: DE LA RED
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