Quizás muchos de los
habituales, habréis podido imaginar que por las fechas de estreno,
la película que fuimos a ver, La Nuri, y este vecino del mundo no
era otra, que esa de la que está hablando todo el mundo: “Lo
imposible”.
Lo primero que se puede
decir de ella es que no es la típica película “española” al
uso, sino que tiene factura “americana”, aunque eso
nunca se sabe si puede ser bueno o malo, y en su apariencia, en lo
que se ve en pantalla, no se ha escatimado en medios.
Con respecto a la
película en sí, digamos que no se hace larga, y como ejercicio
cinematográfico, el Señor Bayona, Juan Antonio, sale
airoso del examen, aunque utilizando triquiñuelas. Ya
se sabe que toda película con ciertos ingredientes, es mejor para
que el espectador simpatice, y ésta tiene unos cuantos: niños,
efectos especiales, movimientos de masas, comportamientos heróicos...
Vaya por delante que este
vecino debe de ser una de las pocas personas a las que no le gustó “El
orfanato” pese a la gran interpretación de Belén Rueda.
En el cine, si partimos
de la base de que todo es posible, todo es creíble. Personalmente
siempre me he creído “La guerra de las galaxias”, pero el
juego de “El orfanato” no, porque en ningún momento creo que es
posible que, y sin intentar destripar el argumento para aquellos
pocos que todavía no la hayan visto, estando “la persona buscada,
viva y en casa, pase tanto tiempo sin dar ninguna señal”. Es para
mí una historia sencillamente coja y no pude seguir lo que la
película me proponía. Porque para película inquietante y con una
especie de orfanato dentro, el Señor Narciso Ibañez Serrador, dió
toda una clase magistral en los setenta, bajo el nombre de “La
Residencia”.
En realidad “Lo
imposible” es un híbrido entre “Informe semanal” y un
reallity, pero a lo bestia. En cuanto a película en sí, le falta
alma, magia, a pesar de que todo el equipo de actores se ha dejado la
piel, en algún caso digamos que literal. Quizás, en cuanto a ésto,
a magia, la escena de Geraldine Chaplin con uno de los niños, pueda
ser lo mejor de la película.
El
Señor Bayona intenta que se nos ponga los pelos de punta, mediante
heridas, sufrimiento, lloros, gritos, encuentros y desencuentros,
pero le falta el duende, que diría un cantaor
flamenco.
Si el propósito era
hacer llorar, el objetivo para muchos estará más que cumplido,
porque la sala en la que estábamos se convirtió en una pequeña
Venecia repleta de lágrimas, y esas personas nunca dirán que
lloraron por una mala película.
Si un día vas a la
ópera, se da por supuesto que esperas algo grande y bien ejecutado,
como esta película, pero le falta aquello que hace que la obra sea
redonda, y que nadie sabe lo que es, porque sino el Señor Bayona
está claro que la hubiera comprado.
*FOTO: DE LA RED
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