La
verdad es que somos un pueblo con un gran sentido del humor, y así
se demuestra por ejemplo en un correo electrónico que acabo de
recibir de una querida amiga que he conocido precisamente a raíz de
otro blog, para que luego digan que las nuevas tecnologías son
perjudiciales. En este mensaje se incluye la foto que a la postre
va a servir como ilustración al artículo de hoy, a la vez que se me
sugiere este plato para las próximas navidades, informándome además de que los griegos ya lo están preparando aderezado con una salsa de
yogur.
Siempre
se ha dicho que en épocas de escasez, se agudiza el ingenio, pues
con la mala idea que en general tenemos todos, a partir de ahora va a
ser un continuo reír con la mala leche del personal.
No
hay que olvidar por ejemplo que cuando la censura era muy dura,
existía una revista humorística, que muchos la habéis conocido, y
otros solo de oídas, “La codorniz”, que se distinguía por
sugerir más que por decir lo que la censura prohibía. Eran maestros
del doble sentido, y de mencionar mediante la omisión.
También
se puede recordar la época en la que triunfaba el cabaret y las
letras picaronas. Como aquella que incluso llegó a cantar una joven
Sara Montiel, disfrazada de inocente camarera, que se preguntaba
porque todos los hombres le pedían “echa te, echa te, todos me
dicen echa te...”
Por
cierto, intentando hacer nuestro el plato de “zana-langosta” (en
realidad “sana-langosta”) que se me sugiere para las próximas
navidades, me imagino a un Martín Berasategui, mientras se frota las
manos, seguramente con aviesas intenciones, y nos recomienda la
langosta en cuestión sobre lecho de castañas del tiempo. Lo
malo de este plato pasado por las manos del citado mago de la
cocina, es que sí iba a ser el único de las próximas
fiestas, sobre todo por lo que nos iba a cobrar, eso sí con la mejor
de sus sonrisas, mientras nos recuerda una vez más que él es del
pueblo y cocina para el pueblo.
Si
pensamos además en toda esta industria de manipulación de alimentos
para hacerlos por ejemplo “light”, cuanto más “ligero” es el
producto, cuanto menos tiene del producto en sí, más caro es. Para
que luego se diga que solo se agudiza el ingenio en épocas de
escasez.
Aunque
bien pensado, para imaginación la del gobierno, que nos está
puteando por nuestro bien, y porque hemos vivido por encima de
nuestras posibilidades, aunque yo personalmente me he pasado semanas
enteras intentando recordar cuándo hice eso, y estoy seguro de que
tiene que ser aquella vez que la Nuri y yo fuimos a Punta Cana, y
luego nos pasamos todo el año pagando, eso sí, en cómodos plazos a
un banco al que luego encima le tienen que ayudar. Y nosotros
seguimos pagando por ello, y los estudiantes del futuro, que con la
educación que van a recibir, no van a saber ni escribir entre
lineas, y a lo mejor es eso lo que se pretende.
*FOTO: DE LA RED
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