Lo bueno que tiene un Domingo de Carnaval como el de ayer
en Donosti, y siempre al margen del programa general, es perderte por la Parte
Vieja e intentar encontrar, más que a grupos, a particulares que yendo
disfrazados, viven su personaje, y por lo tanto, como en un túnel del tiempo,
te sacan del momento para vivir otro.
Y…ocurrió. En un
momento dado descubrí a un señor de unos cuarenta años disfrazado de niño de hace años, con
pantalones cortos hasta la rodilla, cartera escolar cargada a la espalda y visera hacia el lado
izquierdo de su cabeza. En la mano derecha,
simulando una rotura de muñeca, un vendaje rudimentario sobre ella, y para que
descansara el brazo, otra venda que daba la vuelta sobre su cuello. Y, ahora
viene el toque genial, en la mano izquierda llevaba una vara metálica con la
que guiaba un aro en el suelo, uno de esos hechos con el bastidor metálico de
una antigua rueda.
Un verdadero viaje al pasado. Lo primero que este vecino consideró
fue la diferencia de tipos de juegos entre los que fueron niños, por ejemplo, en
los años cincuenta, y los de hoy en día. Dándole un matiz pijo al tema, diríamos
que los juegos de antes eran más “outdoor”, de puertas para fuera, que los de
ahora, que son más “indoor”, o prácticamente en la misma habitación.
Antes su jugaba más con la imaginación, y cualquier cosa
valía. Dos palos cruzados podían convertirte en un valiente espadachín, de esos
de las películas de entonces, un Stewart Granger cualquiera en “Scaramouche”.
Este vecino se acordó de aquella película francesa de muy
bajo presupuesto, y gran éxito que fue “La
guerra de los botones”, la primera, la de 1962, y los niños remedando el mundo de
los mayores en sus juegos, con los buenos, los malos, y los soplones, y el
valor que podía tener algo tan cotidiano como un botón, hasta convertirse en un
preciado botín.
Este vecino no es de los que dice aquello tan manido de
que “cualquier
tiempo pasado fue mejor” pero sí que el tiempo ayuda quizás a valorar
más el pasado por muy humilde que entonces fuera, el valor de las
pequeñas cosas.
El miedo de este vecino es que el futuro le haga
ver a las malas personas de hoy como no tan malos, porque el que es malo lo es
de una manera intemporal, o dicho de otra manera, ayer, hoy y mañana.
*FOTO: DE LA RED
Hola Patxipe:
ResponderEliminarTu post de hoy me ha recordado un famoso cuadro de Pieter BRUEGEL llamado C hildren´s Games (Juegos de niños) y.........es curioso, ahí se ven juegos que han llegado hasta nuestros días, vamos antes de los juegos electrónicos, cuando los niños jugaban en la calle. En un primer plano de la obran se ven dos niños jugando con sendos aros dirigidos !igual que los que empleábamos! y otros juegos !que han llegado hasta nuestros días! .
Me he salido de tu guión, pero quería decírtelo. Un abrazo.
Joxepaximur.
Es una pena que juegos que siendo tan antiguos han sobrevivido a tantas épocas, nuestro tipo de vida haya acabado con ellos, prácticamente sin parpadear. Un abrazo.
Eliminar