Esta
mañana le he llamado al notario para que me acompañara al
gimnasio y levantara acta para la
ocasión. A las ocho y media en punto entraba en las instalaciones, con lágrimas
en los ojos por la importancia del momento, de mi momento. Era uno de los
propósitos, ir al gimnasio, de fin de año. Solo he tardado tres meses para
armarme de valor. Si por lo menos hubiera sido chino, por aquello del nuevo
año, parecería que hubiera tardado menos.
¡En fin! La verdad es que nos
conformamos con poco, porque parece ahora que el orden vence a la pereza. Y sin
embargo deberíamos verlo desde el prisma de que he tardado mucho tiempo en
volver al redil del gimnasio. Sin embargo, de esta manera, relatando el triunfo
de volver, parece que duele menos.
Es más o menos lo que parece que suele hacer la justicia
en España, que en realidad hace lo que puede, porque más de un juez ya ha
sufrido las consecuencias de intentar
juzgar a, por decirlo asépticamente, un hombre con influencias. Y mientras el
hombre, podría seguir manteniendo su, cuando menos sospechoso, ritmo de vida, libre de polvo y paja, y de sombra de culpa de preferentes, el juez se
enfrenta incluso a ser retirado de su trabajo, quizás, en realidad, por exceso de celo a
vista de algunas personas muy influyentes.
Por eso quizás a veces se encienden las luces de la
justicia para algún famoso o famosillo, y en opinión de este vecino parece que
podría pagar los gastos de los platos rotos en otros
momentos.
Este vecino se refiere claramente al hijo de José Ortega Cano,
José
Fernando Ortega Mohedano. Antes de nada, conviene aclarar que lo que ha
hecho este chico y sus compinches, si se prueba, que según
parece se probará, está muy mal, y sea lo que sea, que paguen las
consecuencias que sus actos acarreen. Eso es una cosa, y otra es que hay
circunstancias en el que ser famoso es muy dañino. Y ésta es una de ellas.
Este vecino está totalmente convencido de que si este
chico fuera uno más, para ahora ya estaba en la calle. Y sino fijémonos lo que
es la vida diaria. Todos conocemos a gente, al menos de oídas que entra por un
lado, si es que entra en comisaria, y sale por el otro. Sin embargo a José
Fernando, y a sus compañeros, les puede caer unos cuantos años. Por supuesto, la
sentencia tiene que ser justa, pero no solo en este caso, sino siempre
y en todos y en cada uno de los casos, porque da la impresión de que
normalmente no se pasa tanto tiempo a la sombra esperando un juicio, sino que
estás a disposición judicial en tu propio domicilio.
La verdad es que, y será como consecuencia de los años,
este vecino estos días se está acordando del Lute, ahora más conocido
por Eleuterio Sanchez, que en plena época
franquista, fue encarcelado por robar tres gallinas.
Este vecino no quiere, ni se le ocurre, comparar la figura del Lute, que ya
tiene hasta concomitancias románticas, por aquella lucha del pobre contra el
poder, con la figura de José Fernando, pero tampoco debería de pagar él más de
lo que, presuntamente todavía, ha hecho, porque es un joven que viene de buena
familia, porque tampoco debe de ser así, teniendo en cuenta además que
prácticamente todas las familias son buenas. Todo el mundo se merece una
segunda oportunidad, y más en este caso que como se suele decir, puede que no
sea oro todo lo que reluce, especialmente cuando quizás el oro se lo han podido
llevar otros…
*FOTOS: DE LA RED
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