Llevo veinticuatro horas deglutiendo
una foto que me ha gustado e intrigado a partes iguales. Seguro que la habéis
visto en muchos medios de comunicación, con motivo de la gran nevada de Nueva
York. Es esa imagen en la que, para ser políticamente correctos, un afroamericano está parado en la mitad
de una calle mientras lleva un gran bolso de cuero en la mano izquierda.
Desde el primer momento me ha llenado de intriga el por qué está
parado en la mitad de una avenida por una vez que ese lugar solo está dominado
por el hombre y no por las máquinas…
¿Se está haciendo una gran
pregunta por la que, y limitaciones de hombre, no puede hacer dos cosas a la
vez, y por eso se ha parado?
¿Ha encontrado previamente
una de esas puertas del tiempo, y ha aparecido de pronto en una ciudad que no
conoce y está tomando consciencia del clima y los problemas que eso le van a
acarrear? En contra de esta teoría puede ir la misma vestimenta del individuo, que denota que, al menos en las
prendas, ya estaba preparado para lo que le podía esperar.
¿Se está viendo mucho más
pequeño de lo que en realidad indica su cuenta corriente, porque contra la
naturaleza no hay prima de riesgo que se arriesgue a retar a un clima cabreado?
Quizás sea una mezcla de
todo y de nada, pero sí parece que en primer plano se imponga la pequeñez del
ser humano ante la potencia de una naturaleza desbocada. Y sobre todo una gran
pregunta en el aire: ¿Quién me mandaría a mí estar aquí?
Por una vez, ese gran plató
cinematográfico que es la ciudad neoyorquina, parece que se ha preparado más para rodar una
secuela del Doctor Zhivago, que una historia cualquiera de su día a día. Y quizás, en realidad, eso es lo importante,
que en cualquier momento nos podemos ver forzados a cambiar nuestro tan importante día a día
, esas reuniones inaplazables, esos negocios vitales, porque a unos
simples vientos gélidos les ha dado por visitar terrenos que normalmente no
gozan de su interés.
Tampoco sería descabellado
el pensar que cualquier día de estos nos enteremos que alguna productora esté
interesada en rodar un spin off sobre este personaje, cuando menos tan
enigmático, que en cualquier caso bien pudiera estar en cualquiera de los dos
lados de la ley, de acuerdo con los intereses de una industria que hace de
cualquier evento un espectáculo. Y no va a ser este vecino del mundo quien
critique algo que luego puede ser el primero en verlo.
Hoy ha sido noticia, y
mañana quizás simplemente un recurso cinematográfico para un arte, el séptimo,
que es una especie de camaleón de la vida diaria.
*FOTO: DE LA RED
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