Hace dos días, y viendo una
serie de televisión, estaban dos niños con un tablero de la oca, y uno de los
niños le preguntaba al otro que por dónde se enchufaba aquello, y el otro sin
dudarlo le indicaba un determinado punto del tablero.
Todos recordarán aquella
primera vez en que un niño se nos acercaba con cierta precaución, y hablándonos de usted, nos preguntaba qué hora era. Esa sensación sentida por nosotros, con tanto enojo como sorpresa, y lanzada al silencio
del aire de ¿Por qué me hablas así si todavía soy muy joven? Tonto de niño.
Con el paso de los años, y
por experiencia propia, uno se va sintiendo cada vez más mayor, normalmente por nada físico, sino cuando en los
medios de comunicación, por ejemplo en la radio, y hablando de algo de un
pasado inmediato, en teoría, para nosotros, a uno de los interlocutores de
turno se le ha de explicar algo que ignoraba, porque evidentemente eso no era de
su época y no tenía por qué saberlo.
El problema de cumplir años, es que cada vez hay
más gente a la que hay que explicar muchas cosas que nosotros conocemos, como si
el tema en cuestión fuera de ayer mismo, y han pasado, quizás, más de cuarenta años.
Todavía recuerdo el famoso “comediscos”
que nunca conseguí que me regalaran. Eran finales de los sesenta y comienzos de
los setenta. Mucha gente nacida con posterioridad no tiene ni “pajolera” idea
de qué era. En realidad, y visto desde ahora, fue un invento con fecha muy
corta de caducidad. Su mismo material de fabricación, pasta o plástico puro y
duro, fue un intento de llevar el disco de paseo, en una especie de bandolera.
Muchos ignorarán también, que
durante unos años, una película dirigida por Narciso Ibañez Serrador, por siempre conocido por todos como el
creador del mítico “Un, dos tres”, fue una de las películas más taquilleras de
España: La Residencia, rodada en 1969.
Una historia del género de terror, con un “algo más” de calidad, del que
siempre el célebre “Chicho” ha sido gran aficionado. Y cuyo decorado, la
fachada de aquella “residencia” de cartón piedra, en su momento fue el más caro del cine español,
tres millones de las pesetas de entonces.
Decir también que el guion
fue de un tal Luis Peñafiel. ¿Poco conocido? Depende, escribió todas las
historias que el bueno de “Chicho” llevó adelante en televisión, y el guion de
sus dos únicas películas. Ambas, muy, muy, interesantes, y abriendo el cine español más allá de nuestras fronteras. Y es que en realidad
el tal Peñafiel, es el mismísimo Chicho. Mis amigos me suelen tildar
de muy “enterao” cinematográficamente hablando.
Y quizás habrá que ir pensando, en que en realidad lo único que ocurre es que tengo todavía buena memoria, para los años que este vecino ya va cumpliendo.
Por eso, y viendo la vida de
otra manera, lo importante no es el tiempo que nos queda, que nunca sabremos
cuánto es, sino la cantidad de cosas, datos, sucesos, que nosotros sabemos no
por haberlos estudiado, sino por estar vivos y atentos. Porque quizás la vida, es
un gran truco de magia ejecutado por un gran prestidigitador que es el tiempo,
y tenemos que estar siempre atentos para averiguar el truco.
*FOTO: FOTOGRAMA DE "LA RESIDENCIA".
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