La vida está cambiando que
no la reconoce su "sacrosanta" madre, y especialmente en muy poco tiempo. Y es
algo tan evidente que no se puede negar. Un Papa contando chistes, y además,
como se suele decir, tirando piedras contra su tejado. Si habláramos de una
oferta de un supermercado, diríamos que es “un dos por uno”, porque es un Papa
hablando de su negociado, podríamos decir, y de un argentino despotricando
contra la figura del argentino mismo.
Imagino que para ahora todo
el mundo ya habrá entendido a este vecino del mundo, pero por si acaso
recordaremos que hace muy pocos días y durante una entrevista de la televisión
mexicana Televisa, el Papa Francisco, que es tan humilde
que por no tener no tiene ni número ordinal tras su nombre, estaba hablando de que
los argentinos al enterarse de que el nuevo Papa era argentino como ellos, le quisieron utilizar,
incluso políticamente hablando, y él mismo definiendo dijo que “los
argentinos no somos humildes, somos engreídos”, y tras esa definición, pregunta a la entrevistadora:-¿Sabe cómo se suicida un argentino? Se sube encima de su ego, y de
ahí se tira.
Este vecino del mundo aún
recuerda las manifestaciones de cariño que el Papa Juan Pablo II recibió
especialmente tras su fallecimiento, pero lo del Papa Francisco es otra cosa.
Quizás, pueda ser un chiste no buscado pero este Papa, y eso que no
puede por definición, no se casa con nadie. No le duele ningún
tipo de prenda para reconvenir a los suyos en ciertos temas, algunos de ellos
muy escabrosos y que colean, tristemente, desde hace siglos. Y de la teoría,
que es más fácil, ha pasado a la práctica. Y si tiene que mostrar que tiene los
pies de barro, aunque en teoría sea la piedra capital de la Iglesia, una
auténtica contradicción, lo dice también.
Como los animales cuando son
atacados, y ya no pueden buscar refugio,
ofrecen la yugular a su enemigo, este Papa ha mostrado uno de los puntos débiles de su
personalidad, por arraigo, demostrando así una gran cantidad de autocrítica, y
de algo tan especial, rico y provechoso, como es el sentido del humor.
Desde el punto de vista de
este vecino del mundo, todo aquel que es capaz de criticarse y además con gotas
de humor, aunque sea agrio, es más inteligente si cabe.
¿Os imagináis, por un
momento, a nuestros políticos, y representantes de la Iglesia, hablando como el
Papa Francisco? Desgraciadamente, este vecino del mundo no.
*FOTO: DE LA RED
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