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sábado, 2 de junio de 2018

24 HORAS AL LÍMITE


Lo ocurrido entre ayer y hoy en la política española ha sido como montarse en una montaña rusa sabiendo que en tu unidad ni estabais cerrados con la cadenita de la barra que sirve de cinturón, ni la puerta encajaba.

Ha sido como vivir peligrosamente pero con un final, por ahora, bastante feliz, sobre todo con los que temíamos que ya con abrir incluso la puerta del frigorífico nos íbamos a encontrar con Don Mariano Rajoy dentro diciendo eso de: Es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde”.

La verdad es que esa frase, bien pensado, tiene mucho de la política de Rajoy, parece una cosa, aunque ni entre nosotros mismos, el pueblo llano, nos pongamos de acuerdo qué parece, y seguro que es otra cosa. 
Especialmente en lo que respecta a ayudar a los de siempre, aprovechándose de los de siempre.

Ya sé que si me  estuviera leyendo Rafael Hernando, primero diría que es mero populismo, su palabra-insulto comodín, y luego seguiría con un tren de improperios mientras hace ademán de estar perdiendo el tiempo, porque los que le llevan la contraria parece que siempre le hacen perder el tiempo, por aquello de que además les tiene que enseñar lo que vale un peine. Y en política, de eso, de lo que vale un peine, se debe de venir aprendido.

Bien pensado, lo de hoy, la marcha de Rajoy, y consiguientemente, de un PP todavía más desorientado que la cabeza de la niña del exorcista, ha tenido mucho de orgasmo, para los que ya estábamos hartos de un partido, el popular, haciendo aguas por todas partes, pero que estaban dispuestos, eso parece, a que nosotros fuéramos los primeros en ahogarnos.

Y ahora, tras el orgasmo y unos cuantos pitillos después recordando el momento de la caída de una manera de mandar con guantes para intentar no dejar huellas, convendrá ponernos el mismo chip de siempre para que si van mal las cosas con Pedro Sánchez, al menos no nos duela, como siempre también.

Siempre se ha dicho eso de que “las obras de Palacio van despacio”, pero este vecino al menos, por ahora, se conforma con poco, con sentir que el barco donde vamos todos parece coger un rumbo determinado y firme, y se nos vaya informando de cada escala, para saber, más que nada, de lo que nos depara el camino. Y eso sí, menos políticas del miedo, de presentar a los demás como hombres, y mujeres, del saco.

¿Un miedo de todo lo visto en apenas 24 horas? Que los que se van, y además tan rápido, tienen la sensación y lo dicen abiertamente, que lo que dejan atrás es suyo, y que los que vienen ahora, a hacerse cargo de la trayectoria de nuestro viaje, no son verdaderos patriotas. 
Por cierto, cualquier día de estos, nos ponen un examen de patriotería. ¿Y el precio de la matrícula? Al nivel de los masters de Doña Cristina Cifuentes.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 16 de abril de 2018

RETRATO EN NEGRO



En la época en la que ha surgido la “posverdad” a la verdad le han puesto los cuernos disfrazados de trenzas y peinados al revés.

Los niños ya no juegan al columpio intentando llegar a la luna, directamente  tripulan naves espaciales más allá de Orión y del blade runner de turno en su video juego pirateado.

En los días en los que continuamente al hablar en público se diferencian los sexos, a todos les espera la misma indiferencia.

Ahora que se ha inventado el master de línea blanca, no se puede pedir sueños inmaculados a almas torpedeadas mil veces con publicidad negra. La felicidad se dice que está sobrevalorada  para impedir que busquemos el Edén soñado. Ya no hay un solo muro, sino muchos y de diseño, por supuesto a pagar por el más pobre.

Sin un despertar que comience por reconocernos a nosotros mismos frente a nuestro espejo con un pensamiento libre y propio, no podremos distinguir a los "replicantes" disfrazados de Moisés en el viaje a su “nuestra-tierra-prometida”, y que está al otro lado de ese telón de nubes negras populistas que les rodea y que nunca han querido convertirse.

Respirar verdad cada vez es más difícil en un mundo en el que las niñas ya no desean ser princesas, sino a tener millones de seguidores en su Instagram, mientras en sus fotos siempre se perfilan con morritos amorosos ofrecidos a la nada. Y los niños, siempre más perdidos que ellas, quieren los televisores más grandes para verse un día triunfando en el equipo de fútbol que les llevaría al estrellato.  

Hay días en los que te despiertas buscando la luz, y otros, tristemente la mayoría, en los que ya te levantas con tus zapatos de bailar la música que los de siempre han decidido que se lleva, con los pasos de baile marcados de antemano.

Hay días que son noche y su banda sonora es la soledad. 

*FOTO: DE LA RED

lunes, 26 de marzo de 2018

DE TODOS LOS COLORES...



En su momento, una respuesta, que con el tiempo resultó acertada, un “no quiero”, me condujo a que nunca he fumado, salvo excepción del tan consabido B.B.C. (bodas, bautizos y comuniones), que siempre fueron más un paripé que una declaración de intenciones. Por eso nunca tengo cerca unas cerillas, y, aparentemente no corro riesgos, porque el ambiente, iba a decir "en esta España nuestra", pero lo dejaré en esta España de los Bancos, está más que inflamable.

Un consejo: Nunca cortes un silencio, como en el chiste, con un “Pues …. bien”. Porque es más que probable que te contesten con un “Pues mal, y bájate del carro que es mío”.  Y es que el personal ya no se fía ni de sí mismo, y con razón, porque conoce hasta sus más ocultas intenciones…

Y si no que se lo pregunten a Cristina Cifuentes. Por un master de nada, se las están haciendo ver no sé si de todos los colores, pero como mínimo aparecer, como ya lo hizo su jefe en su momento, “plasmada”; o  por evitar mirar a la cara a los medios, y en el fondo a todos nosotros, o por aquello de no querer contestar más preguntas, o todo junto.

Y es que con Doña Cifuentes está ocurriendo que en lugar de aclarar con sus respuestas, parece hacerlo más con sus silencios.

Remedando aquel célebre “madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle", a Cristina Cifuentes le haría la gracieta de “master no hay más que uno y a ti te encontré …", pero uno no está como para alimentar a abogados cuando a duras penas se puede alimentar así mismo.

De todas maneras, cada vez somos más políticamente correctos, aunque presuntamente pueda haber más políticos incorrectos. ¡Curioso! Y es que de esta España, ahora de los Bancos, ya se decía cuando eramos en blanco y negro, “Spain is different”.

Dicho lo dicho, me surge una duda: ¿Ahora somos en colores, o simplemente nos los han sacado?

Va a ser lo segundo…

*FOTO: DE LA RED

martes, 6 de junio de 2017

LICENCIA PARA ESPIAR (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)

 

Siempre se ha dicho que si una vez dejas un libro a un amigo, te quedas sin libro y sin amigo.

Hace unos días, Cesar, un amigo, me recomendó una película recién estrenada, “El caso Sloane”.

Hoy he ido a verla.

Elizabeth Sloane, interpretada por Jessica Chastain, es una fría e implacable, ambiciosa y hasta agotadora ejecutiva, contratada para lograr una ley de control de armas en Washington DC. Intentará usar, sin ninguna piedad, todos los recursos a su alcance, plantando cara a un más que poderoso lobby armamentístico, en una durísima campaña, poniendo en riesgo su propia carrera, y especialmente a sus seres, se supone, que queridos. . 


John Madden (El nuevo exótico Hotel Marigold, La deuda) controla este thriller , como si fuera un caballo a punto de desbocarse, y lo consigue, sobre el poder, en este caso sobre el control de armas, según un guión, del debutante, y con una muy buena nota, Jonathan Perera

Jessica Chastain (La noche más oscura, Mamá) encabeza un reparto en el que sobresalen Mark Strong, John Lithgow, Sam Waterston (con una carrera espléndida, aunque su fama siempre haya sido inversamente proporcional a la calidad que atesora). Y en el terreno de ayudantes de la Señorita Sloane destacan dos auténticas joyas: Gugu Mbatha-Raw y Alison Pill.

Película que da qué pensar sobre lo manipulables que podemos ser, especialmente ante políticos corruptos (¿Nos suena de algo?). Por eso que aunque no conste en ningún lugar eso de "basado en hechos reales", tenemos la sensación, durante toda la película, que alguien nos ha dado: licencia para espiar, y nos lo creemos todo a pies juntillas.

Volviendo al dicho del comienzo, hoy no he perdido nada, sino que he descubierto, gracias a la recomendación de Cesar,  a una película, no imprescindible, pero más que recomendable, y un amigo con un muy buen ojo. Y si este vecino fuera narcisista, hasta diría que ya había demostrado lo del buen ojo, cuando me eligió como su amigo.

Sigue habiendo cine que continua sorprendiendo con diversos e inesperados giros, y que dice cosas, aunque la película de hoy no paraba de decirlas, y, puede ser uno de los pocos "peros", ya que a más de un@ ha podido hasta agobiar. Por cierto, y en este punto, espero que el productor no haya pagado a los actores por palabra dicha, porque se ha podido arruinar, ya que en varios casos, no han parado de hablar, y además, y nunca mejor dicho, con mucho arte, 

Una película, que es una especie de master en lobbies, y su gran influencia en la actualidad.

Ya para terminar: no perderse, aunque comiencen los títulos de crédito, las últimas escenas, y esa última mirada de la Señorita Sloan, que puede abrir otra  historia.

*FOTO: DE LA RED