De vuelta de tierras alicantinas y tras comprobar que todo está en su sitio, en lo primero que reparo es la sensación de que todo el mundo, y no me refiero a las tiendas, sigue de vacaciones. Gente en los bares en horario en que deberían estar trabajando...el que puede, que esa es otra.
Siempre cometo el mismo error, el pensar que mi vuelta significa el final del periodo vacacional. Ni soy el centro del mundo, ni hablan de mi en la tele, ni importo un carajo, salvo a unas cuantas personas, que afortunadamente también son importantes para mí.
Como ya os comenté tengo una exposición de mis cuadros, mis niños, y por razones de agenda, como se dice hoy en día, no pude acudir a la inauguración. Hoy he estado un buen rato en Marugame Bar-Cafetería, en Donosti, que es el lugar en cuestión, y es una sensación muy peculiar la de ver tu propia obra, por decirlo de alguna manera.
Me han comentado que está gustando, y eso ahora, en este momento es importante para mí. En su momento, al crearlos, su verdadero fin no era el exponerlos, sino el cubrir una necesidad interior que me hacía pintar, sin ningún fin más allá de plasmar algo que en un momento determinado me pareció interesante.
Al pintar al óleo, que es la técnica que practico, cuando la practico...,siempre me ha dado la sensación de que la imagen en cuestión ya está en el lienzo, y que la clave está en ir quitando el blanco del comienzo de una manera determinada para que vaya apareciendo el paisaje buscado. Un mundo de sensaciones en sí mismo.
En realidad eso es parte de la vida, desde el mismo momento en que podemos oler, tocar, sentir... el estar vivo en definitiva.
Hablando de sensaciones, no quiero olvidar en este momento, ni puedo, a mi pueblo, Elgoibar, estos días están en fiestas, y hoy para nosotros, es el mejor día, San Bartolomé Txiki.
Recordando las fiestas, lo que más me impactaba, y estoy hablando de hace muchos años, era el escalatorre, que todos los 24 de Agosto, día del patrono, subía al mediodía por la fachada de la parroquia, con los ojos tapados, “palpando” la piedra hasta la veleta, y luego bajaba por una cuerda que se había colocado para tal fin. Todo el mundo en la plaza, y un silencio que hablaba por sí mismo.
Estoy seguro que ahora alguna asociación de algo lo prohibiría, y que la gente joven no lo va a entender, pero para nosotros era la quintaesencia de la fiesta.
Lo dicho en estas lineas, un mundo de sensaciones que va forjando una vida, tu propia vida.
*FOTO: DE LA RED