Cómo ya os comenté mis intenciones, me encuentro en el Mediterráneo, bueno, más bien en la orilla perteneciente a Torrevieja.
Prácticamente son mis primeras horas. He venido en solitario para recargar pilas. Esta vez la Nuri, mi Nuri, no me ha podido acompañar por motivos laborales pero ya iremos juntos a algún otro sitio.
La dicha, sin embargo, no es completa, pues he dejado unas cuantas criaturas, concretamente diecisiete, valiendose por sí mismas, y hablando de mí en cierta manera.
Ayer se ha inaugurado una exposición de diecisiete óleos, en Marugame Café-Bar, en la plaza del mismo nombre del barrio de Berio, en Donosti
Es mi primera exposición, y en realidad una especie de recopilatorio de varias épocas de mi vida, donde la naturaleza es el tema en el que gira mi obra. Paisajes solitarios, libres en su mayoría del ser humano.
Ahora se entenderá lo de que mi dicha no es completa, pues al final no puedo estar presente, y ver como “mis niños” son recibidos por el público en general, para lo que en parte fueron creados, sin olvidar de que siempre serán válvula de escape de mis sentimientos más íntimos.
Por otra parte, mi mano derecha, Eduardo, estoy seguro de que ha hecho un buen trabajo en el montaje y colocación de la exposición.
En realidad se va a cumplir algo por lo que siempre he abogado: el encuentro entre la obra y el público, sin palabras acarameladas por parte del autor, y muchas veces, humo, mucho humo.
A la postre es la obra la que tiene que provocar sentimientos e incluso situaciones. El momento y el lugar son idóneos, incluso el nombre del recinto es exótico, e invita a susurrar:..Marugame, mon amour.
*FOTO: EDUARDO SAN SEBASTIAN
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