Esta mañana he sacado a Afgano, mi bichón friçé, sobre las ocho y media de la mañana a dar un paseo y para que hiciera sus necesidades. Como ya os conozco, os diré que sí, que llevaba la bolsita en cuestión.
Hacia fresquito, el suficiente para que te despierte, pero que no te apetezca quedarte en casa.
Al terminar de dar la vuelta al ruedo, y antes de entrar al portal, he decidido darme un homenaje, y comprarme dos bollos en el bar de al lado, con lo cual me he saltado las bondades de la dieta mediterranea, y la Nuri, mi querida Nuri, se estará enterando ahora, y los morros me los pondrá luego, y no precisamente con tomate.
Afgano con la buena educación que tiene, se ha quedado tumbado fuera del bar.
He esperado unos cinco minutos, sin ninguna queja, pues el camarero, sin ningún momento de respiro, estaba preparando los desayunos por estricto orden de llegada. Mientras, yo estaba saludando y haciendo proposiciones deshonestas, a los bollos que me pensaba zampar.
Al ser mi turno, el camarero se ha acercado y le he señalado los dos bollos que quería, tras comprobarlo de nuevo, me ha comentado: -Tenemos un problema.
-¿Por...? - le he preguntado.
- Están reservados para un vecino.-Deberías haberlos quitado de la vitrina.
-Tú me vas a decir lo que yo tengo que hacer...
Sin alzar la voz pero con evidente contrariedad le he contestado: -Me hubiera evitado los cinco minutos de espera.
-Sí, a tí te voy a servir antes que a los demás.
-Yo no he dicho eso, pero si no los llego a ver no hubiera esperado.
En este momento, alejándose de mí y con un aire altamente teatral dirigiéndose al respetable, como se diría en el argot taurino, a dicho con afectación: -Mira, no vengas aquí con los problemas de casa.
Con esta frase, la discusión ya pasaba a otro nivel, y al ver el cariz que tomaba, solo le he dicho: -No he tenido ningún problema hasta ahora...- Y me he ido, recordando las sabias palabras de mi madre: -Más barato...´- Eso seguro, para hoy y para siempre.
Ahora me pregunto con respecto al derecho de admisión, ...¿se habrá mandado él del bar? Porque claramente se ha pasado veinte pueblos.
Recuerdo ahora, que en muchas cafeterías de Bilbao, ignoro la situación en Donosti, que por el mismo derecho de admisión, se prohibe la entrada de niños, aunque vayan acompañados de sus padres, y esto no me parece nada bien. ¿Será para que se queden fuera disfrutando de los malos humos?, pues tenemos que recordar que precisamente ahora ya no se puede fumar en el interior....Tiene su punto de ironia.
*DIBUJO: DE LA RED
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