Nunca se sabe el proceso que utiliza nuestro cerebro.
Con el fin de encontrar un tema para hoy, me he puesto a pensar en el cambio que ha sufrido la oferta turística del ayuntamiento de Torrevieja, en cuya ciudad me encuentro estos días. De ofertar montones de conciertos, hace unos pocos años, a prácticamente ninguno estos días.
Hay actos culturales, y una programación con un musical, bandas de música..., pero conciertos de grupos o cantantes en solitario estos días...ninguno. Se ha cerrado el grifo municipal.
Este tema, no sé por qué, me ha llevado a la canción del verano, y al primer camping que hicimos cuatro amigos en Urbia, un poco más arriba de Aranzazu. Era la primera vez que hacía algo parecido, y es que, en cierta manera, el hombre que había en mí llamaba a la puerta..
Han pasado tantos años que se podía decir aquello de...Corría el año de gracia de 1974, y sonaba una canción “Nunca llueve al sur de California”. En nuestro casette la teníamos en inglés junto con un grupo de canciones más, que esa semana las exprimimos al máximo.
Fueron unos días que en la distancia rezuman nostalgia y cariño. Jugábamos a ser mayores; y con un saco para dormir, unos pocos víveres y leche en polvo fuimos felices.
Visto desde hoy, me hubiera dado miedo la soledad del lugar, y el dejar la tienda de campaña mucho tiempo sola mientras dábamos largos paseos para conocer la zona, aunque en su momento no paseábamos, sino explorábamos, eso es lo que hacen los aventureros como era nuestro caso.
Ahora hubiéramos cambiado la comida por un portátil con conexión wifi, uno cada uno naturalmente, y prácticamente hablado lo indispensable para cambiarnos algún programa.
Es curioso, las nuevas tecnologías sirven para unirnos en la distancia, y sin embargo, en muchos casos, crean desiertos de incomunicación en las propias familias; aunque no nos engañemos, al final la culpa es solo nuestra.
*FOTO: URBIA, DE LA RED
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