viernes, 19 de agosto de 2011

UN MAL DÍA


Cuánta literatura se ha escrito sobre el dolor del alma, en cambio qué poco sobre el dolor físico.
Eso llevo meditando las últimas veinticuatro horas. Me duelen los dientes, incluso los que me faltan, lo cual en sí mismo ya es un problema.
Esta mañana con este fin he ido a la farmacia. La joven que me ha atendido era un auténtico portento de la venta. Si le llego a decir que tengo goteras en el piso, seguro que me vende una casa nueva. Le auguro un futuro espléndido en todo lo que se proponga.
Ahora ya los medicamentos comprados no solo me tienen que quitar el dolor de boca, sino el de extirpación de dinero del que he sido víctima, con anestesia, eso sí, mediante sonrisa de la dependienta en cuestión. Me ha ofrecido hasta una dentista, amiga suya, que no podía atenderme hasta el lunes. Eso me ha salvado ya que me voy ese mismo día...
Ni que decir tiene que cuando no te encuentras en tu mejor momento, cualquier cosa te puede irritar. Estaba en éstas, cuando para calmarme un poco se me ha ocurrido volver asalir a la calle y dejar de oír las noticias de la radio, es decir, he dejado al Papa camino de San Lorenzo del Escorial.
Ir de tiendas espero que me calme, ver prendas deportivas. Es el primer paso para hacer deporte. Cada vez estoy más cerca del buen camino.
Tenía en mis manos dos camisetas deportivas, cuando la voz de un hombre gordo, con voz gorda, ha preguntado cuánto costaba el nuevo chandal del Real Madrid.
Intentando extender mi dolor al resto del personal, para que nadie se encuentre bien, ya que yo estoy jodido, con cara de guasa me he dado la vuelta, y le he dicho que desde el pasado miércoles, refiriéndome claro está al partido de vuelta con el Barça, el chandal del Madrid vale un poco menos.
No le he entendido muy bien pero, en plan Almodovar, diría que ha comentado todo sobre mi madre.
La culpa de este comportamiento seguro que también es de Murinho. ¡No hay duda!
Me he ido poco a poco camino de casa, yo creo que un poco más aliviado pues no hay mejor medicamento que el pesar ajeno.
He estado sopesando el devolver lo comprado en la farmacia, pero ha quedado totalmente descartado, no sea que la joven me venda algo más.

*FOTO: DE LA RED

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