En algunas autonomías se va a poner en marcha para la Seguridad Social el denominado sistema de copago, por el cual cuando te den el alta en el hospital, vas a recibir una factura, que no la tienes que pagar, mostrando los gastos causados por la operación a la que has sido sometido, pues como las autoridades quieren recordarnos la seguridad social es gratuita pero tiene sus costes.
En primer lugar, vaya por delante, que a mí personalmente no me gusta para nada esa medida, porque quiero creer que cuando uno va a un hospital es porque bastantes problemas tiene, como para encima darle a entender que por su culpa el estado, que es de todos, aunque como siempre de algunos más que de otros, ha incurrido en más gastos de los que ya tenía.
En segundo lugar, en el caso de que la medida, el copago, sea acertada ¿por qué quedarse solo en eso?
Yo exigiría copago para todo.
La línea del gobierno, de éste y de los anteriores, no va en línea recta, sino en quebrada. Siempre son todo dudas, hoy hago esto, mañana rectifico.
Cada vez que un Gobierno, por ejemplo, lanza una campaña para informarnos de algo, mandaría factura a los responsables de ello, y a la opinión pública, con un seguimiento de lo conseguido a posteriori con respecto al objetivo final de la campaña. No olvidando poner siempre quién es el beneficiario del dinero gastado, es decir, la empresa encargada, y nombre de cada socio. Es posible que nos lleváramos más de una sorpresa, y hasta pudiera ser clarificador.
Cada vez que se hace una recepción en algún sitio a alguna autoridad, pasaría la factura correspondiente, aunque como hemos quedado, sin que tengan que pagarla, especificando todo lo organizado, lo que costaba, incluso nombre de cada uno de los invitados, a los que se les enviaría por supuesto, una gentil copia de todo lo gastado para su agasajo, empresa organizadora, y respectivos nombres de los socios y propietarios. Haría especial incapié en comprobar que todo lo facturado realmente se consumió. Más que nada por recordar que en España se acuñó el término de picaresca.
A medida que voy pensando en la idea que he lanzado, mi ángel malo se regocija y se pone más rojo todavía, mientras el ángel bueno, ha llegado a un blanco pálido.
Quizás de ésta manera se podrían evitar, por ejemplo, construir aeropuertos donde
al cabo de un tiempo de su finalización, todavía no hay aviones, y ésto es real, no pertenece al mundo de Gila, donde de paso diré no había tanta mala uva, sino solo el gusto por jugar a ser malos por un ratito, y a dar la vuelta a la realidad.
Se hacen edificios con el dinero de todos, cuyo fin incluso al terminar la obra no está nada claro.
Al final de cada mandato se podría preguntar a cada persona implicada por la cantidad de facturas que tiene, y que naturalmente no las va a pagar, pero de las que sí es responsable.
Quizás se podrían evitar también con el copago, viajes triunfales de autoridades, incluso extranjeras, incluidas las de la Iglesia, y que al final mientras el estado, nosotros, pierde dinero, hay compañías, por ejemplo, que han retransmitido los eventos, y han hecho el agosto, en agosto, o en cualquier otro mes. De todo eso también nombres y facturas de los responsables del gasto, y de los socios y propietarios de los que han salido beneficiados.
Bien pensado, me gusta el copago...pero para todo. A más de uno le iba a salir, como se dice en mi pueblo, el tiro por la factura, digo...por la culata.
*FOTO: DE LA RED