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lunes, 16 de abril de 2018

RETRATO EN NEGRO



En la época en la que ha surgido la “posverdad” a la verdad le han puesto los cuernos disfrazados de trenzas y peinados al revés.

Los niños ya no juegan al columpio intentando llegar a la luna, directamente  tripulan naves espaciales más allá de Orión y del blade runner de turno en su video juego pirateado.

En los días en los que continuamente al hablar en público se diferencian los sexos, a todos les espera la misma indiferencia.

Ahora que se ha inventado el master de línea blanca, no se puede pedir sueños inmaculados a almas torpedeadas mil veces con publicidad negra. La felicidad se dice que está sobrevalorada  para impedir que busquemos el Edén soñado. Ya no hay un solo muro, sino muchos y de diseño, por supuesto a pagar por el más pobre.

Sin un despertar que comience por reconocernos a nosotros mismos frente a nuestro espejo con un pensamiento libre y propio, no podremos distinguir a los "replicantes" disfrazados de Moisés en el viaje a su “nuestra-tierra-prometida”, y que está al otro lado de ese telón de nubes negras populistas que les rodea y que nunca han querido convertirse.

Respirar verdad cada vez es más difícil en un mundo en el que las niñas ya no desean ser princesas, sino a tener millones de seguidores en su Instagram, mientras en sus fotos siempre se perfilan con morritos amorosos ofrecidos a la nada. Y los niños, siempre más perdidos que ellas, quieren los televisores más grandes para verse un día triunfando en el equipo de fútbol que les llevaría al estrellato.  

Hay días en los que te despiertas buscando la luz, y otros, tristemente la mayoría, en los que ya te levantas con tus zapatos de bailar la música que los de siempre han decidido que se lleva, con los pasos de baile marcados de antemano.

Hay días que son noche y su banda sonora es la soledad. 

*FOTO: DE LA RED

martes, 21 de noviembre de 2017

¿Y SI FUERAS INMORTAL?


Buscando un tema para el blog, una pregunta ha llenado mi mente: ¿Y si fueras inmortal?

La cuestión ha debido de actuar como un virus, e inmediatamente la autodefensa me ha hecho sentirme con una gran sensación de hartazgo.

Si este año, especialmente de barretina  y pan tumaca, ha sido como para evitar en el entorno tener todo tipo de objeto cortante, lo de la inmortalidad, o el “para siempre” no sería un don sino una condena.

Nunca he creído en la felicidad absoluta, porque ser absolutamente feliz, o absolutamente triste, tiene que cansar. Solamente tener el rictus sonriente, o triste, durante varios días, y sus respectivas noches tiene que ser como soportar una especie de máscara agotadora.

Todo lo que suene a “para siempre” tiene mucho de condena, aunque te digan que vas a ser feliz. Da una sensación de orden, y quiero ser feliz, este vecino del mundo  quiere ser feliz cuando quiera o cuando pueda, porque la felicidad, no lo olvidemos, tiene que ser la cara A de la B que es la tristeza, la una sin la otra pierden su sentido.

Además, en lo de ser “inmortal” puede haber dos modalidades:

La primera, que todos sean inmortales, y en esta opción para decirlo al menos de una manera graciosa, no me veo con l@s cuñad@s  congeniando toda la eternidad. Ni soportando, por decirlo también suavemente, a algunas figuras de nuestro panorama patrio en diferentes glaciaciones… Por cierto, a este respecto ya hay figuras de nuestro cortijo nacional, y no voy a decir más, que tienen un mucho de inmortales...

La segunda, que sólo seas tú el inmortal, y los descendientes de tus hijos que algún día se pregunten: ¿Y éste que hace aquí?

Todos tenemos nuestra época, nuestro ámbito, nuestra gente, trascender en carne y hueso no tendría sentido. Aparte de que si cuando ya has vivido varias décadas,  los déjà vu suelen ser frecuentes, la inmortalidad sería un continuo déjà vu, con el dolor que pueda dar el recordar, o el olvidar, para siempre.

Como resumen diría, parodiando el título de aquella obra de Adolfo Marsillach, que siempre es mejor decir “Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?” que tener que decir ese terrible “Por favor, que paren ésto que me mareo”.

*FOTO: DE LA RED


domingo, 20 de marzo de 2016

FELICIDAD, ¿MAPA DE UNA UTOPÍA?


De un tiempo a esta parte parece que se quiere etiquetar todo, y por eso  ahora muchos días están “esponsorizados” por tal o cual estamento para dedicarlo a un asunto determinado…


Ahora resulta que hoy, y declarado por Las Naciones Unidas desde el 2013, es el DÍA INTERNACIONAL DE LA FELICIDAD, así en mayúsculas. Un amigo me diría con mucha sorna, que entonces es el día de la utopía.


De todas maneras, me pregunto ¿Hay que ser feliz, el que lo consiga, solo en su fuero interno, o que se note que eres feliz? Porque llegados a este punto me acuerdo del torero, y padre de la ahora saga “Bosé”, Luis Miguel Dominguín, que cuando se acostó con la mujer, se supone, más bella del mundo, en  aquel entonces, Ava Gardner, él no fue feliz hasta que lo contó, que no tardó, por cierto, nada en hacerlo. Por lo que deducimos que en el caso del torero, en ese momento al menos, para ser felíz él debía, cuando menos, dar envidia a los demás.


Sinceramente, tal como está el mundo actualmente, el que diga que es feliz creo que puede tener muchas dosis de egoísmo, no mirando más allá de su ombligo, y no quiero enlazar con el párrafo anterior, aunque quizás tenga mucho de ello también.


Con la cantidad de personas, y que muchas veces olvidamos que lo son, rebajándolas  a simples cifras, que tienen que huir de sus lugares de origen por los conflictos que están sufriendo, no se puede decir que el terreno esté abonado para ser feliz.


Si ponemos a la felicidad por bandera, hoy, y tristemente, diría que debería de estar a media asta como condena a perpetuidad.

Creo que no se puede, y quizás incluso por respeto a los demás,  pedir ser feliz, como diría un pijo, “full time”, a jornada completa, porque además eso parecería un trabajo (de profesión: feliz), o incluso una condena.


Hay momentos de felicidad, sin duda los hay, una mirada, un buen paseo, especialmente con la persona a la que quieres, una velada...


Hoy por ejemplo, en el accidente de Fernando Alonso, si fuera una receta para hacer un cóctel, ha tenido doble y mitad de extra-suerte etiqueta negra, y un cuarto de alivio, pero felicidad, es otra cosa. Incluso, y en una opinión muy personal de este vecino del mundo, requisito indispensable de la felicidad es que ocurra en pequeños periodos de tiempo, más bien, en momentos. 


Si hubiera alguien que fuera feliz las veinticuatro horas del día, todos los días del año, correría el riesgo de acostumbrarse, y ya no sería plenamente feliz, ya que si la felicidad fuera un medicamento, en mi opinión, se debería de usar en pequeñas dosis, quizás para no acostumbrarse, y dejar de disfrutarla.


Ya para terminar diré que, personalmente,  cada vez que oigo hablar de “felicidad”,  y cómo conseguirla, me imagino vestido como un explorador, con salacot incluido, y con un pico y una pala, para currarse su búsqueda.


Quizás, lo más triste de estos momentos que estamos viviendo, en una España cogida con alfileres, por todo lo que se han llevado unos cuantos y lo que nos han quitado a la mayoría, que no siempre es lo mismo, llamarse “feliz” puede ser cuando menos una falta de tacto.


Este vecino del mundo es más partidario, en contra de la opinión de muchos, de que la felicidad no está en la acumulación de cosas, o incluso de dinero, sino que  es un estado de ánimo. Por eso, una vez oí una frase que me gustó mucho, y que aquí viene, como diría un cursi, pintiparada:


Hoy no sabía qué ponerme… y me puse contento.”


*FOTO: DE LA RED

miércoles, 1 de abril de 2015

SEGÚN UN ESTUDIO...




Siempre me han atraído todas esas noticias que comienzan por “según un estudio de la Universidad de…” porque en realidad, y salvando las distancias, claro, viene a ser como “saben aquel de dos de Lepe que van…”, estás seguro de que al final te vas a reír.

Por todas esas noticias de estudios y universidades, es fácil llegar a tres conclusiones:
En primer lugar que no en todos los países hay recortes, porque para subvencionar esos estudios cuando menos “tan originales”, significa que todo lo demás ya ha sido subvencionado en ese país, y aun así todavía  queda dinero.
En segundo lugar que hay gente, en este caso científicos y gente altamente preparada, que tienen mucho tiempo libre y a su vez están más bien aburridos.
Y en tercer lugar, pero no menos importante, que la capacidad que tiene el hombre, y la mujer naturalmente, para hacerse preguntas es infinita.

Así por ejemplo, y ojeando casos no necesariamente recientes, según un estudio de la famosa Universidad de Yale, los 34 años es la edad perfecta para ser feliz. Estas mentes pensantes, al menos no está reflejado en el estudio, no comienzan por fijar qué es la felicidad, sino que ya directamente y por definición admiten que la felicidad existe y que si tienes 34 abriles, primaveras, o lo que sea, es más fácil que te encuentres con ella, aunque no la estés buscando. Y si uno puede pensar que la felicidad solo son momentos, al menos puede llegar también a la conclusión de que ese momento puede durar prácticamente trescientos sesenta y cinco días.

Puestos ya, podemos incluso añadir otro estudio de la famosa, también, Universidad estadounidense de Berkeley, El ser humano perfecto, a nivel genético, tendría que ser puertorriqueño, gracias a su mezcla de herencia española, africana y taína, según el estudio realizado por un biólogo, Lior Pachter, de la citada universidad. A todos nosotros nos viene de primeras dos claros ejemplos que corroborarían esta afirmación como son Jennifer López y Ricky Martin. El problema es, que el que quiera ver “fantasmas” o excepción en la regla también lo puede encontrar rápidamente en el caso del cantante, también de origen portorriqueño, Marc Anthony, que sobre lo de buen cantante no puede haber ninguna duda, e incluso que sea atractivo. Otra cosa ya sería proponerlo como prototipo de belleza.


Lo dicho, muchas veces tener mucho tiempo libre y lo que se viene a denominar “posibles” no es garantía para encontrar “la verdad”, suponiendo que ésta exista, pero no se puede negar que nos puede regalar momentos, cuando menos, divertidos. 

Este vecino del mundo ha de confesar que la mayoría de las veces cuando hablan de esos científicos tan sesudos, de tal o cual Universidad, se imagina la cara de Eugenio, el humorista ya desaparecido, y puede que se crea o no el estudio, pero lo que sí está claro es que el momento siempre es agradable, que en nuestros días no es poco.


*FOTO: DE LA RED

miércoles, 12 de febrero de 2014

FOTOS BUMERÁN

Quizás, la felicidad solo sea ese plato de lentejas…
Eso pensaba hace un rato mientras preparaba la comida para hoy. Antes de que más de uno intente cortarse las venas ante el futuro que le pinto, no me refiero a las lentejas en sí, sino que como normalmente se dice, hay que vivir el momento, y si dentro de un rato tocará “atizarse” un plato, o dos, de lentejas de esas que quitan el hipo, esta noche tocará hacer la “épica”, porque “eso” es lo que hacen los equipos grandes,  y no solo la Real Sociedad debe ganarle al Barça, sino dejarle fuera de la Copa.
Y sino, tampoco pasa nada, porque basándome en aquella gran película: Siempre nos quedarán las lentejas…e incluso París, que por lo que dijo alguien solo vale una misa.
Lo importante, y eso te vas dando cuenta cuando ya no cumples primaveras, sino otoños, es vivir el momento. Como lo vivió ayer el Señor Ruiz-Gallardón al ganar la votación sobre su ley del aborto. Esa foto, y no sabe por qué, a este vecino le recuerda a la famosa “foto de las Azores” pero a la española, sin elementos extranjeros, a los que luego endilgarles toda  la culpa.  Aunque se echaba de menos a Rouco Varela, su larga sombra se notaba en el hemiciclo.
Ese tipo de fotos, son fotos-bumerán porque van y vienen, tardan mucho en volver, quizás años, pero al hacerlo hay que andar con mucho cuidado porque normalmente golpean en toda la boca. Y al final, todo se sigue resumiendo en ese plato de lentejas, o en su caso, en el de Ruiz-Gallardón y su coro, naturalmente, de caviar.
Este vecino siempre se ha preguntado si las señoras políticas del PP son de otro mundo, y no tienen los mismos problemas que el resto de las mujeres. A lo mejor, como están tan ocupadas, no tienen a sus propios hijos, porque delegan, y no son conscientes de la problemática de otras mujeres. Y este vecino se pregunta, si “no tener conciencia de” es lo mismo que “ser inconsciente”. Y ha llegado a la conclusión de que no. Porque una piedra, de esas que por ejemplo “viaja” con las lentejas, no tiene conciencia, pero lo de ser inconsciente le queda grande. Y muchos de nuestros políticos deben de tener el corazón y el alma como la piedra.

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 11 de septiembre de 2013

MAPA DE LA FELICIDAD

Este vecino del mundo acaba de leer las resoluciones  de un estudio efectuado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas, bajo el auspicio de su secretario general, Ban Ki Moon. Expertos en economía, psicología, estadística y análisis han colaborado en la investigación.
Según el citado informe, la imagen que teníamos hasta ahora del posible Edén, con ecosistema tropical, y casi desnudos, se va al garete, ya que la lista con los países donde la población es más feliz está encabezada por Dinamarca, Noruega, Suiza, Países Bajos y Suecia. Las variables que se han tenido en cuenta son: el PIB per cápita real, la esperanza de vida sana, tener alguien con quién contar, la libertad percibida a la hora de tomar decisiones en la vida, la de corrupción y la generosidad.  Se ha incluido, en el citado estudio, a 150 países, dentro de los cuales España ocupa la posición 38, cerrando la lista Togo - en el último puesto-, Benín, República Centroafricana, Burundi y Ruanda.
Escrutando la lista de países  “más felices”,  está claro que lo de Suiza es comprensible, por la cantidad de millones que se guardan en sus entrañas, y tener el “calcetín” bien lleno, aunque no sea tuyo, siempre es una buena razón para al menos esbozar una sonrisa. Sin embargo, al resto de países prácticamente les une una característica similar a todos ellos,  y es el frío y las pocas horas de luz natural durante la mayoría del año, lo cual se supone que les hace unir sus lazos familiares, y compartir muchas horas juntos. Es curioso también el comprobar que unos cuantos países de esos, sobresalen ahora también por su novela negra, con lo cual se deduce que lo pueden hacer  para dar rienda suelta a sus instintos más primarios, sin hacer daño a nadie, y además rentabilizándolo al máximo.
El mismo informe resalta cómo la felicidad en la población tiene consecuencias positivas en el desarrollo de los países. "La gente feliz vive más tiempo, es más productiva, gana más y son mejores ciudadanos", sostiene el citado documento, por lo que "el bienestar debería desarrollarse tanto por su propio bien como por sus efectos colaterales".
Sería conveniente que esos lumbreras que se fijan en lo que hacen otros países, para “putearnos” un día sí y el otro también con “filosofías ajenas”, tomen nota para aplicar esta doctrina en el cortijo hispano, porque hay que distinguir  entre la felicidad social que por ahora en España es algo más lejano que la utopía, con la felicidad del bolsillo del empresariado y políticos hispanos, que no les debe ir mal porque nadie quiere dimitir de su puesto.
Antes de terminar, conviene resaltar  el hecho de que es muy significativo que Alemania, de la que se sigue toda su doctrina a pies juntillas, no está en esos primeros puestos de felicidad. No es de extrañar, si el gesto de su máxima mandataria, Angela Merkel, es el indicativo del estado de sus reprensentados: cabreados todo el día. Y es que, a lo mejor, solo a lo mejor, nos estamos equivocando en el ejemplo a imitar, si tenemos en cuenta el presunto mapa de la felicidad, y si es eso lo que en realidad estamos buscando.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 20 de julio de 2013

BUSCADORES DEL EDÉN


Siempre se ha dicho que si estás esperando a la musa, para practicar alguna de las artes, es preferible que te pille trabajando. En mi caso se ha demostrado en múltiples ocasiones que sé dónde están mis musas, y por eso cada vez que se me resiste alguna idea, o más bien ando escaso de ellas, me doy una vuelta por el supermercado que está cerca de casa, y siempre vuelvo con algo.

Tenía miedo de confesar eso, porque tal como están las cosas cualquier día se inventan algún impuesto por desgaste de musa o algo parecido, y tenemos que dejar hasta las pestañas.

Visto en las estanterías, ahora se lleva la mezcla de todo. Quiero decir, la chispa de la vida, cada día es menos chispa, porque le han quitado de todo a la bebida americana, y ahora la disfrazan, solo durante un tiempo, según la publicidad, de “cherry”. Este vecino se imagina que así cobran más que anunciándolo como simple “cereza”.

En realidad, ya nada es nada, desde que embotellaron el agua con diferentes sabores: naranja, limón...

Lo mismo ocurre con los sentimientos. La misma alegría se puede llenar de lágrimas, o al revés.

Hoy mismo aparecen en los periódicos digitales unas declaraciones del último ganador del concurso “Pasaplabra” en la cadena alegre, Juan Pedro Gómez, y tras batir todos los registros del máximo de dinero conseguido en un concurso en España, 1.674.000 euros, dice que “no le da para retirarse”.

Hay que añadir un pequeño detalle a todo esto, además, y es que el citado concursante llevaba cuatro años en el paro, tiempo que ha aprovechado para aprenderse el diccionario y presentarse a varios concursos de televisión.

Este vecino quiere creer que estas desafortunadas declaraciones son el producto consecuente al repaso que le ha dado Hacienda, y que se habrá llevado casi el cincuenta por ciento de lo ganado.

Es como si a todos los buscadores del Edén, el que más cerca, por dinero,  ha conseguido llegar, diga que el Edén no existe, que es una leyenda urbana.

Desde estas líneas al ya ex-concursante le aconsejaría, desde la distancia que dan los años ya cumplidos, que no hay que pensar en el futuro, porque éste nunca llega, solo se acerca disfrazado de ayer y de hoy. Y en el caso de que el futuro existiera, lo mejor sería recibirlo en buenas condiciones desde el presente, y para eso, para el presente, digamos que el destino en esta ocasión, al menos, le ha equipado bien.

Que el dinero no da la felicidad, es probable, pero que no lo diga el primer día de haber llegado a ese club de escogidos por el destino, porque es como si nos dijera que ni los Reyes Magos ni el Ratoncito Pérez existen, porque siempre nos lo hemos imaginado, pero con ellos la realidad es mejor.


*FOTO: DE LA RED