Para ahora ya todos nos hemos enterado del caso de
la locutora de radio australiana, y su compañero de emisora, que haciéndose pasar
por la reina de Inglaterra, pidió en una llamada telefónica al hospital
correspondiente, que le pasaran información sobre su nieta, ingresada por
molestias en el embarazo, y los acontecimientos posteriores con el presunto
suicidio de la enfermera que recibió la llamada en primer lugar.
Como en todo, hay gente que está en contra de lo
que hizo la locutora australiana, y al final la emisora que es donde trabaja, y
gente a favor, especialmente, por lo que he oído, en alguna emisora de radio de
ámbito nacional.
Se está catalogando el hecho de la llamada, como
una mera broma, y sin embargo como la llamada “coló” y se supo información
privilegiada sobre el estado de la paciente, eso luego ya era bombazo
informativo, y descrédito para la seguridad que rodea a la familia real
británica.
En primer lugar, para catalogar este hecho como
broma y poderlo emitir hay que pedir el consentimiento del sujeto paciente, y
éste no fue el caso. Ahora se dice que la emisora llamó varias veces al hospital
para intentar obtener este permiso y no pudieron contactar.
También se está diciendo ahora, que el desenlace
con respecto al comportamiento de la enfermera fallecida no es normal, que tenía que sufrir
de algo y debería de haber estado de baja y con medicación.
Este vecino del mundo quiere poner un ejemplo que
aunque no tiene nada que ver, puede aclarar el tema:
Una persona joven todavía, está con unos amigos, y para pasar el tiempo
en una tarde aburrida de verano, deciden jugar a futbol durante un rato en una
plazoleta en la que en ese momento no hay nadie, ni un cartel que prohíba practicar
deportes. Al cabo de un rato, uno de los jugadores pega un balonazo, y como
consecuencia del hecho, el balón se incrusta en una ventana de un edificio
cercano, y se rompe el cristal de la ventana, y es más, la mala suerte continua,
pues esa ventana daba a la cocina de una familia que en ese momento estaba
cocinando, y al pegar a la sartén comienza un incendio. ¿Los que estaban
jugando a futbol ahora no se van hacer responsables de lo ocurrido?
Seguro que si cada uno de nosotros pensamos que
esa casa, la del ejemplo, es nuestra, tendremos claro que el imprudente deberá
de pagar los gastos ocasionados.
Lo que hicieron la locutora de radio y su
compañero de emisora fue una imprudencia disfrazada, primero de broma, y luego
de bombazo informativo, porque hay que
recordar que la citada locutora no se presentó durante la llamada como ella
misma, sino que suplantó no solo a otra persona, sino a la mismísima reina de
Inglaterra
De todas las maneras, para ahora la emisora australiana
ya ha destituido a los implicados y
quitado el programa, pero seguro que ésto es solo el comienzo. Y no nos engañemos, ésto no va en contra del
derecho a la información, porque ésto es otra cosa, que en mi pueblo se
definiría como pasarse de listo.
*FOTO: DE LA RED