Esta mañana sobre las nueve, el día, como los toreros, ya apuntaba maneras, por lo que tras el desayuno me he puesto el chandal y me he encaminado desde Amara rumbo primero hacia el Mercado de la Bretxa y luego tras terminar el Paseo Nuevo, por el puerto hacia Amara otra vez.
Había llegado a la Bretxa, y detrás hay un quiosco con una cafetería y una tienda de periódicos, que hace las veces de jardinería también. Al pasar por la entrada he visto que estaban ocho hombres mirando tres periódicos aprovechando que estaban expuestos en unas estanterias metálicas. Me ha hecho tanta gracia la avidez con la que en cierta manera robaban la lectura, que he comentado en voz alta: -Para que luego digan que la gente no lee los periódicos.
Se han dado la vuelta con expresión de ser pillados en renuncio. Uno de ellos que en realidad se debía de hacer eco del pensamiento del resto del ochote me ha respondido, fijándose en mi calvicie: -Y tú ¿cuándo vas a ir a la peluquería?
Con tranquilidad le he respondido: -Precisamente el lunes he quedado con tu progenitora para ir juntos.
Las décimas de segundo que ha tardado en asociar “progenitora” con “madre” los he utilizado para coger los metros imprescindibles de ventaja para que no me siguiera.
Tras unos doscientos metros de “marcha atlética”, he bajado el pistón, y precisamente me he acordado de mi entrenador personal y de su progenitora, y es que Antonio mi personal trainer, lo digo en inglés para que os hagáis una idea de lo que me cuesta al mes, eso sí, tiene métodos rompedores como ése de fijarse objetivos móviles en plena calle para que gratuitamente me hagan de liebre.
Yo no lo tengo muy claro pero él me dice que es un método muy bueno tanto para practicar el fondo como para dominar mi sistema nervioso.
Ya me dijeron que Antonio tenía unos métodos peculiares para ponerte en forma, lo que yo no me imaginaba es su proposición de ayer.
Quiere que ahora practique natación también para complementar la forma física. El problema es que pretende que me monte en el catamarán “Ciudad de San Sebastián”, eso sí, sin pagar, y cuando ya estemos cerca de la isla, les comente con mucho cachondeo que me he colado sin pagar.
Tras pensarlo, le pregunté: -¿Y si antes de tirarme al agua me pegan?
Con gran tranquilidad me respondió: -Así aprenderás que durante la competición cualquier cosa puede ocurrir, y tú siempre tienes que estar atento y dispuesto a improvisar.
Mientras me iba a casa pensando cuándo sería el día en que lo tendría que hacer, solo pude decir: - La verdad es que es raro el “jodío”, pero bueno también, muy bueno.
*FOTO: DE LA RED