Hoy
ha ocurrido uno de esos momentos en que cuando ya tienes preparado
el post del día y estás a punto de publicarlo, te encuentras con
una noticia que te cambia todo, y la de hoy no es que me la haya
encontrado, sino que prácticamente me ha pegado en la cara, y es la
renuncia del Papa Benedicto XVI que tendrá efecto el
próximo 28 de Febrero a las ocho de la noche.
Los
más graciosos dirán aquello de que “con la que está cayendo”
hay una vacante en el Vaticano, y como siempre se dice que para Papa
en teoría puede optar cualquiera, muchos por aquello del idioma
preferirán buscar trabajo en Italia que en Alemania, aunque sea uno
sin días libres, y abierto las veinticuatro horas.
Apenas ha pasado una hora desde que se ha sabido, y ya hay opiniones
para todos los gustos. Una gran mayoría se decanta porque el Papa ha sufrido
mucho con las noticias sobre abusos sexuales por parte de algunos curas, aunque está claro que menos que la persona que lo padeció
y su familia. Este vecino del mundo desde la más profunda inocencia
se pregunta si en realidad es porque ha ocurrido o porque han
transcendido las noticias, y es que al final, como se diría en mi
pueblo “todo ha quedado en agua de borrajas”.
Alguien
dirá que en el seno de la Iglesia hay diversas facciones, y que él
quizás habrá tenido que sucumbir ante ciertas presiones para no
hacer nada, pero se supone, como dicen ellos, que el Espíritu Santo
depositó en él toda su confianza, y en cierta manera le ha
decepcionado, porque el Papa es el que tiene la última palabra.
Desde
un punto de vista más desenfadado también se puede pensar que
Benedicto XVI no ha querido pasar a la Historia como el que afirmó
que no había ni mula ni buey en el portal de Belén, con la
cantidad de problemas más acuciantes que tenemos todos , y
consiguientemente la Iglesia misma, y de esta manera, con su
renuncia, que la anterior había ocurrido en el siglo XV, se asegura
que será más conocido por este detalle.
Sea
como sea ahora se avecina un cónclave para elegir otro Papa, y desde
un punto de vista crematístico, y ya solo por razones de logística
misma, la cantidad de millones que eso va a costar a la Iglesia, y me
temo que al final, de una u otra manera, a todos. Desde este punto de
vista se podría redactar un anuncio que diría algo así como “Se
busca Papa en buen estado”, y es que en realidad el estado del
Vaticano será uno de los más boyantes del mundo, y además se
supone que no mienten, porque es pecado.
Esperemos,
y visto lo visto, que alguna que otra autoridad, especialmente
católica y de derechas, blanco y en botella: Rajoy, se pueda animar
a imitarle, y es que éste también hace tiempo que decepcionó al
espiritu de todos los españoles, aunque como nunca se sabe
sus reacciones, o la falta de ellas, lo mismo presenta su candidatura
en el Vaticano, y eramos pocos y...
*FOTO: DE LA RED