Hace mucho tiempo que me hice el firme propósito de que no me iba a quedar atrás en lo que a intentar estar al día como usuario de todo tipo de novedades que aparezcan en el mercado. Algo así como: - A Dios pongo por testigo de que nunca más me voy a perder manejando el software de mi tablet - mientras de fondo suena el tema principal de Lo que el viento se llevó.
Además si alguien me ve cabreado y se interesa por lo que me pasa, explicarlo es un poco difícil: -Mira es que quiero meter unos libros en este aparatito que tengo aquí.- La otra persona como es lógico me contestará - Pero... ¿por qué no llevas los dos o tres libros en papel? - Yo sonrojandome le tengo que contestar – Es que no son dos o tres libros … son quinientos.- La otra persona, para ahora bastante alucinada, por no decir alucinada completa, me contestará -Pero...¿necesitas verdaderamente los quinientos libros? A estas alturas de la conversación y con cara de “me han pillado” sólo puedo responder -No, en realidad es por si acaso, es que pronto me voy de vacaciones y por si quiero leer... pues eso.- La otra persona ya con cara de “No sé si esto va en serio, o tengo que ponerme a mirar por si hay alguna cámara oculta” decide marcharse y dejarme sólo, para ahorrarse el decirme lo que piensa de mí y de mi problema.
En la época del video, fácilmente ya han pasado más de veinte años, ya empezabamos a guardar las películas que en su momento no podíamos ver cuando las pasaban por la “tele”, y las guardabamos para verlas más adelante, e íbamos formando una cadena cada vez más grande de películas para-ver-más-adelante y ... ya tengo varias filmotecas nacionales en casa.
Ahora con las nuevas tecnologías, varias bibliotecas nacionales e internacionales se alojan en las repisas de nuestra sala, pero no me da tiempo a leerlas porque tengo que ir coleccionando lo último que va apareciendo.
...Son las siete de la mañana y me acabo de despertar con la frente empapada en sudor. ¡Menuda pesadilla!
Tras reflexionar sólo puedo decir que en realidad es como siempre: Todo artilugio nuevo no es ni bueno ni malo. Depende del uso que le demos, y el problema reside en nosotros que somos de todo menos perfectos, y que realmente lo que tenemos que hacer es hablar con nosotros mismos y decidir lo que verdaderamente queremos hacer con nuestras vidas. Y de vez en cuando, como el capitán de un barco, tenemos que ver en qué coordenadas nos encontramos y si verdaderamente estamos dentro del viaje que nos hemos trazado, o si merece la pena desviarnos un poquito de la meta final.
*DIBUJO: SHUTTER STOCK