viernes, 22 de julio de 2011

UNA BANDA DE PESO


Hace apenas dos horas ha acabado el concierto inaugural del Festival de Jazz de este año.
Antes de nada he de decir que yo no entiendo de Jazz, pero sí me gusta todo tipo de música.
Ni que decir tiene que el ambiente ha sido impresionante, y además ha acompañado la suerte y, salvo un poco de sirimiri al final, el tiempo ha querido respetar las canas de todos
los artistas que componían la banda de B.B. King.
Viéndoles de primeras, está claro dos cosas: La primera que la música es una buena terapia pues para los años que tienen todos gozan de una buena salud. La segunda es que está claro que ninguno de ellos sigue la dieta mediterránea, y si la siguen, siguen también la dieta de California, la de Washington, y todas las que se pongan por delante. Está claro que ha sido una banda de peso.
Tras esta broma con mucho cariño, diré que en este caso no creo que se debería de hacer una crítica sobre el concierto desde un punto de vista de jazz puro y duro, sino más bien desde un punto de vista de espectáculo.
Todo lo que tenían que demostrar estos músicos hace años que lo han debido de demostrar, ya he dicho que soy neófito en esta materia, pero por comentarios que he oído durante el concierto, cada uno de ellos es una figura en sí mismo, y el concierto tenía una apariencia de homenaje a B.B.King a su ochenta y cinco años
Las primeras composiciones tocadas por la banda sin la figura estrella, han sido de un jazz puro, pero al salir la estrella entre las estrellas, ya que como he dicho no hay que desmerecer a los músicos que le acompañaban, ha cambiado el tono del concierto, y él, Mr.B.B.King ha hecho otra lectura del momento, y se ha decantado por el espectáculo, donde en realidad los demás músicos ponían la banda sonora de lo que él decía, cantaba. e incluso bailaba en su inseparable silla.
Con su guitarra ha dado pinceladas de un jazz más conocido por todos. Creo que ha demostrado su inteligencia y experiencia de años viajando de aquí para allá, y al ver la gran cantidad de gente que había y el carácter gratuito del evento, ha deducido que tenía que haber un alto porcentaje de gente desconocedora del jazz, y se ha ido por un lado comercial y naturalmente conocido, que mucha gente le ha agradecido, y otros...pues ya se sabe, no se puede cumplir con todos.
Ha habido momentos de largas parrafadas rítmicas que ayudaban a desprender un aspecto bonachón y un poquito juguetón del personaje.
Desde donde yo estaba, no muy cerca, porque prefiero tener una imagen más general, la vista era espectacular con el escenario a la izquierda, y después hacia la derecha prácticamente sin luces, y la figura del Sagrado Corazón, del cercano Urgull, iluminado, con lo cual daba una apariencia de estar en el aire vigilandonos, por aquello de que Dios está en todas partes.
En el momento en que Mr. King ha empezado a entonar When the saints go marching in con el propósito de terminar lo que se daba, creo que a la mayoría de los allí reunidos se nos ha convertido el tejido epitelial en un verdadero gallinero, y por un momento he estado convencido de que el Sagrado Corazón se iba a unir a la fiesta.
Al terminar el concierto, he decidido que merecía la pena el regreso andando hasta mis dominios de Amara. El paseo me ha servido, como a muchos que han coincidido conmigo, para paladear el último sabor que ya quedaba de lo vivido en la playa.
Y es que, como he dicho al principio, si a los componentes de la banda les ha sentado bien durante toda su trayectoria artística la música como terapia, creo que a nosotros nos ha servido de lifting en el alma, y nuestros sentimientos pueden ser más jóvenes y tiernos.

* FOTOS: PATXIPE RUIZ-POVEDA

No hay comentarios:

Publicar un comentario