Estaba preparando otro tema para hoy, pero tras lo ocurrido en Noruega, por ahora noventa y un muertos, creo que es de recibo hacernos participe de su tristeza.
Ahora que cada vez estamos más relacionados los unos con los otros por lo de la aldea global, cuando algo pasa en otro país, y en cierta manera lo puedes tomar como advertencia al tuyo, piensas que en realidad siempre estás bajo la dependencia de otras, digamos que personas, que en cualquier momento pueden decidir sobre nuestra existencia.
Ahora se intentarán buscar razones para lo ocurrido, no digo disculpas, porque nunca las habrá, sino razones pero tampoco las hay, porque no se puede llegar por la razón a esta masacre.
Hay momentos en que nos tenemos que avergonzar por llamarnos seres humanos, y éste es uno de ellos, porque el que ha realizado ésto que no tiene nombre, no puede estar en sus cabales, si es que lo ha estado alguna vez. Lo único que me hace sentir es vergüenza por, en teoría, pertenecer a la misma especie que el que lo ha perpetrado, pero está claro que compartiendo el mismo género de especie, algunas han llegado a ser racionales y otras se han quedado en el camino.
Ni que decir tiene que cada vez que ocurren masacres así, nosotros ya por siempre nos acordaremos del 11 de Marzo del 2004, que tristemente ha pasado a nuestra historia, y a la de la humanidad en general.
Para los noruegos ayer se hizo una herida que nunca cicatrizará y para nosotros compañeros de género humano y de viaje, en este paso por la vida, tampoco.
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