Como amante del cine que soy, hace mucho tiempo que descubrí que no hay ninguna historia nueva bajo el sol. En realidad toda historia, cinematográfica o no, se resume en ...chico busca chica. Ahora, hay otras variantes, como chico busca chico, o chica busca chica, pero el esquema vital, por definirlo de alguna manera, es el mismo.
Valga esta introducción para comentar que estaban varios pseudocontertulios en una pseudotertulia, de una pseudocadena de televisión, hablando sobre una pareja homosexual que se habían separado, siendo uno de ellos colaborador muy conocido de esa pseudocadena. La otra persona, porque en realidad se trata de eso, de personas, sean o no anónimas, había dedicado diez y seis años de su vida a la otra que era la famosa, siendo ésta la que no quería que la persona anónima trabajara, y se había volcado entonces a ejercer de ayudante suyo.
Cuando se termina la historia entre ellos, que como todas las que terminan lo hacen en malas condiciones, había contertulios que decían que el anónimo no merecía nada por vago.
Siempre que me encuentro con historias nuevas para mí, lo que hago es acercarme a un patrón que conozco, que en este caso es el de un matrimonio de los de toda la vida. Si en este caso no hubiera habido duda sobre un reparto igualitario, ¿por qué en el otro no?. Es más, hubo declaraciones de alto contenido lindando con lo que se entiende ahora como violencia de género, y en especial entre el sector jóven de la tertulia.
Le acusaban al anónimo, pues el otro además era "amigo", con lo cual ya la opinión puede estar contaminada, de vago, chupón, malapersona...
Mi opinión es que cada pareja es un mundo, con sus reglas establecidas entre ellos, si se habían repartido sus rutinas de esta manera, ¿por qué que ahora vienen mal dadas, nos rasgamos las vestiduras?
Cada vez entiendo más a mi madre, que a medida que se iba haciendo mayor se iba volviendo más moderna. Católica practicante de toda la vida, -visto lo visto- como decía ella, -casarse para qué-. Tengo que aclarar que a mi madre le fué muy bien en su matrimonio, que no lo decía por experiencia propia, sino por lo que veía en general.
A medida que vamos caminando por el laberinto de la vida, y vamos descubriendo el camino a seguir, nos damos cuenta, que la felicidad la forman pequeñas cosas que compartir con aquellos que quieres, con aquellos con los que el laberinto te ha unido, con o sin papeles, y si un buen día hay una bifurcación y cada uno cree que la resolución del citado laberinto es por caminos diferentes, lo único que te tiene que quedar son las buenas experiencias.
Además, no hay nada nuevo bajo el sol, sólo va cambiando la decoración del laberinto, y esto sólo es cuestión de atrezzo.
*DIBUJO: DE LA RED
Quizás se te olvida que el matrimonio, en su fondo y origen, es un contrato y como tal hay que cumplir normas y está sujeto a la Ley.
ResponderEliminarEs lo que queda cuando se acaba el amor. ¿Ya no te acuerdas del precio a pagar para que se rompan los papeles? Pues eso.
Pobre "anónimo" muchacho que se ha quedado sin su 50% de gananciales o su pensión compensatoria...
En fin.
Abrazos desde la lluvia.
Alqui.