A medida que van pasando los años, y que ya conocemos la tramoya de este teatro que es la vida, nos damos cuenta de que nuestra existencia va pasando más rápido que el coche de Fernando Alonso. Me niego a citar a la escudería que le va ganando, porque como confiesa su publicidad, ellos no corren...vuelan.
Estos días que en realidad son de transición entre el verano y el otoño, creo que voy copiando las sensaciones de los árboles, y voy soltando multitud de hojas en forma de sentimientos.
Un simple hecho, como por ejemplo bajar la basura por la noche, acompañado de Afgano, mi bichón friçé, me sirve de terapia. Diez minutos aprovechados para que entre otras cosas mi compañero de fatigas ponga al día sus necesidades.
De pequeño a Afgano, para que aprendiera a no manchar en casa, le enseñamos a hacer todo sobre hojas de periódico, y luego más adelante le llevábamos al parque, con periódicos también, para que fuera poco a poco acostumbrándose a hacerlo fuera.
Todo fue fenomenal, salvo un pequeño inconveniente, ahora necesita siempre algo sobre lo que depositar sus necesidades. Normalmente utiliza, por ejemplo, pequeños pedazos de plástico (bolsas de patatas fritas), pero a medida que se acerca el otoño, encuentra hojas por todas partes, y como las utiliza para tal fin, al resto no las quiere pisar, pues es un perro...pero muy limpio.
Esta noche pasada, ante tantas hojas caídas, Afgano no andaba, saltaba para evitar tanto papel higiénico canino.
Estaba yo en éstas, cuando al darme cuenta del cambio evidente de estación, moralmente me arrugué. Pensamientos como otro año que pasa,... y ya van una porrada, después de días brillantes vienen otros que no lo son tanto.
Como no me ha quedado más remedio a través de los años, que ser mi mejor confesor, me reuní conmigo mismo, y me canté las cuarenta, pues no puede ser que todos los años uno se deprima en la misma época.
Puedes tener tus problemas, grandes o no, pero si te fijas en la gente que te rodea hay casos por los que puedes decir el célebre virgencita que me quede como estoy, porque siempre se puede estar peor.
Estábamos ya de regreso al portal cuando llegué a la conclusión de que a veces hay que valerse de los ejemplos, sobre todo si son buenos, y fijándome en lo que había estado haciendo Afgano durante todo el camino, decidí que los malos momentos hay que saltarlos, siempre que se pueda claro.
Lo mismo que las hojas, nuestros sentimientos decaen, pero siempre habrá una primavera con hojas nuevas y podamos caminar sin dar saltos.
*FOTO: DE LA RED
*FOTO: DE LA RED
Hola Patxipe, amigo de otra feria:
ResponderEliminarVaya perro de lujo y finolis que Afgano. O sea que tiene que hacer sus deposiciones encima de algo......y ahora con la caída de la hoja utiliza las idem.... Además de refinado se ve que es inteligente.........como su maestro.
Un abrazo (Joxepaximur)
JOXEPAXIMUR
ResponderEliminarJOXEPAXIMUR
Primero de todo perdona,porque no me iba bien el blog, y no me han aparecido un montón de contactos, entre ellos el tuyo, hasta el 28.09.11.
Perdona por el retraso.
Muchas gracias por lo de la inteligencia, pero ver a un perro haciendo eso, lo mínimo que piensas es que es un perro...raro, raro.