A
este vecino del mundo siempre le han gustado los chistes cortos, y hay
uno, que aunque es muy viejo, le sigue haciendo gracia. Lo que ocurre
es que para contarlo por escrito, es un poco complicado porque hay
que darle la entonación que le daría un pregonero de pueblo, de
esos que ya no creo que queden muchos. Sustituiré la cancioncilla
por alguna que otra vocal demás, a modo de entonación. Es el
siguiente, aunque me imagino que más de uno lo conocerá: -Mamá,
¿por qué papá mató al pregoneeeerooooooo?
Y
es que cada día que pasa, este vecino viendo la actitud del todavía
gobierno de España se acuerda del mismo chiste, aunque la situación
en concreto no tenga ni pajolera gracia.
Este
gobierno sufre del síndrome
del pregonero,
que creo que no existe, pero desde hoy, y todavía con la entonación
del pregonero, queeeeda
inauguraaaaadoo.
Cada
vez que alguien habla alto contando las verdades
del barquero,
el gobierno ya está consultando las leyes por si puede empapelarlo
por algo, y además con multa, por aquello de que hay que sacar
dinero de cualquier sitio.
Entre
lo que les dice la Merquel, y lo acatan con un “sí,
bwana”,
sin pestañear, con lo que se demuestra que aquel dicho antiguo de
que “Africa
empieza en los Pirineos” después
de todo era verdad, y el tiempo que se pasan investigando para
empapelar a la plebe, no tienen tiempo para pergeñar un campo de
actuación anti-crisis, suponiendo que no sea la última, y se pueda
salir de ella.
Ahora
resulta que todo aquel que protesta con la plataforma antideshaucios
es filoetarra. Como diría un amigo del pueblo: -Es
como para mear y no echar ni gota.- Y
ésto lo añado yo, a lo mejor aprovechan la citada orina, y la
analizan para empapelarte por consumo de algo, aunque sea de mala
leche que es lo que más ocurre últimamente.
Dicen
que el paro está bajando. Claro, cada vez quedan menos por perder su
trabajo.
Tiene
pinta de que va a ocurrir lo mismo con las protestas, cuando
empapelen por lo que sea a todo el que se mueva en la foto, dirán
que el país está como una balsa de aceite.
Y
es que, ya se sabe, “muerto el perro se acabó la rabia”, y por
ahora rabia hay mucha, y cada vez, tristemente, habrá más.
*FOTO: DE LA RED
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