Este
vecino del mundo tenía una abuela, ¡bueno!, en realidad tuve dos
como todo hijo de vecino, pero solo conocí a una de ellas, La
Francisca. Tenía remedio para todo y para todos. Cada vez que me
veía triste me preguntaba: -¿Qué pasa, mi sol, que no has hecho de
vientre?
No
importaba lo que le dijeras que tenías que pasar por el engorroso
trance de la lavativa. Gracias a Dios que todavía era muy pequeño,
y cuando eso ocurría no “pensaba” en su familia que también era
la mía.
No
sé si será por miedo a pasar por más procesos de esos, pero
siempre he gozado de un humor a prueba de bomba. En cambio, miro a mi
alrededor y en general, la gente podría entrar a formar parte de los
cítricos, totalmente amargos y amargados. Normalmente, y en un
homenaje a mi abuela, se aprecian gestos de que el personal se
encuentra estreñido.
Te
montas en el ascensor por la mañana, y si dices “buenosdías” te
arriesgas a que te contesten “¿puesandaquetú?. Además hay gente
que de la mala leche a hecho su profesión. ¿Qué sería de una
reinadelpueblo repartiendo sonrisas a diestro, con perdón, que no
quería recordar su pasado, y a siniestro? La verdad es que personas
como ella, en invierno por ejemplo, hacen un bien social porque
ahorran mucho combustible, ya que calienta al personal en dos minutos.
En
la política por ejemplo, seguro que a nivel del gobierno, el gasto
en papel higiénico tiene que ser mínimo, porque cada vez que veo, por
mencionar a la primera que se me ocurre, a Lacospedal,
irremisiblemente me acuerdo, y en este orden, de La Francisca y de la
Central Lechera Asturiana, porque cuánta mala leche hay circulando
por nuestro hábitat. Y el problema es también a nivel
internacional, porque las imágenes de la Merkel, estos días de
vacaciones con su marido no inducían a pensar que previamente habían tenido un buen revolcón ni mucho menos. Daba más a pensar que la
alemana le había dicho a su marido eso de “tenemosquehablar” y
que en la mitad de su discurso, pues no podía haber sido de otra
manera, habían sido interrumpidos por la inoportuna llamada de una amiga de su
“costillo”, y que había terminado por cargar más el ambiente.
En
momentos así por ejemplo, la actitud del Señor Miguel Ángel
Rebilla, cántabro de pro, y con una sonrisa, aunque a veces amarga,
últimamente desde el púlpito televisivo intenta exorcizar la mala
leche que nos inunda, contando anécdotas que le han ocurrido, que
nos han ocurrido, y de la manera que las relata, siempre acabamos con
una sonrisa de contagio. Es que la vida es un drama que hay que
reírlo, y así nos gastaremos mucho menos en médicos, y ayudaremos
a que el gobierno descarte privatizar la sanidad, porque al no
necesitar ir al galeno de turno, los populares no verán negocio en
ello, ni su futuro una vez dejada la política.
*FOTO: DE LA RED
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