Confieso que este vecino, ayer por la noche, no estaba viendo ni una película vietnamita, ni ningún documental de la dos, sino unas declaraciones, en la cadena alegre, de una famosilla, que decía que no necesariamente con todos los que se había acostado, y que se supone que eran bastantes, eran guapos, porque algunos le atraían por su cultura, y otros porque le hacían reír.
Lo bueno es que normalmente no sabemos, ni se publica, cómo nos concibieron, porque sino más de uno no podría salir a la calle. Seguro que habrá quien fue concebido como reacción a un chiste bien contado, pero bien pensado tiene que ser bastante triste. Y de todos modos, ¿tendrá ésto algo que ver con el carácter que luego desarrolle?
Dudo que humoristas como Woody Allen, por ejemplo, nacieran de esta manera. En España tenemos el caso de Don Miguel Gila, que todos sabemos que cuando nació, su madre no estaba allí, al menos eso contaba él, y para este vecino eso es tan fácil de creer como las declaraciones de la famosilla en cuestión.
Estamos en una época en que lo importante no es lo que ocurre sino como se cuenta.
Antes escribían libros, hombres, y mujeres naturalmente, a los que se les suponía sesudos, y que debían de estar agotados de tanto pensar. Ahora, si eres famoso, y con una vida social muy agitada, o incluso turbia, tienes muchas probabilidades de que te publiquen tus pensamientos, si los tienes, y si no el “negro” de turno escribe de parte tuyo, lo que te de tiempo a contarle entre juerga y juerga, o desfalco y desfalco.
Uno de los últimos en subirse al carro de la pluma, de la de escribir, no de la otra, que ese también está lleno, especialmente con mucho periodista del corazón, ha sido Julián Muñoz, también conocido por su nombre de guerra, Cachuli. He estado a punto de comprar su libro, hasta que me he enterado de que no relata cómo desfalcaba al ayuntamiento de Marbella, sino sus amores, especialmente con Maribel, más conocida por su apellido, Pantoja. Y es que a este vecino cada vez que le cuentan historias de amor, la mayoría de las veces al final se convierten, como en ésta que nos ocupa, en histerias de amor.
Solo quería comprar el libro con intención de coger ideas para futuribles pelotazos y poder hacerme millonario, pero, bien pensado, a este señor le han pillado, y bien pillado además, y sus métodos se han demostrado que eran falibles, y no interesan para recoger ideas. Ahora, como va a tener más que tiempo suficiente a la sombra para pensar, habrá llegado a la conclusión, de que ya que medita, y recopila experiencias anteriores, bien se las podrían pagar si les da forma de libro.
Esperemos que no le dé por crear el blog de la cárcel, suena a canción de Elvis, y encima le tenga de competencia, y acostumbrado a robar, me robe lectores.¡Y por hay no paso!
*FOTO: DE LA RED
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