Se acaba de hacer público que en el próximo Festival de Cine de San Sebastián, en su 62 edición, Fernando Bovaira,
productor cinematográfico español, presidirá el jurado oficial. Lo singular de
las designaciones es que el cineasta ucraniano Oleg Sentsov, que se
encuentra en la cárcel en Moscú, ha sido nombrado jurado honorífico. No, él no
aparecerá en ningún momento en el citado festival, obviamente no puede, pero
así se consigue hacer una llamada de atención a la situación del cineasta y a los
denominados presos políticos. Como vulgarmente se suele decir aprovechando que
el Pisuerga pasa por Valladolid, o en nuestro caso el Urumea por la Bella
Easo, se utiliza el festival para algo
más.
Bien pensado, en realidad, ese es el espíritu
que suele impregnar casi todas las decisiones
en Donosti. Que la naturaleza nos dota de una isla, Santa Clara, pues no va a
estar solo por estar y para las fotos, que ya no se necesita ni comprar rollos
para luego revelarlos, pues se pone un faro.
Que a su lado tenemos un
monte, Igueldo, se le van colocando unas cuantas villas, y no unas villas
cualquiera, muy caras por cierto, porque eso da un cierto estatus, o el dinero
da el estatus…¡Vaya usted a saber! Pero no acaba con eso, pues como mínimo se inaugura,
bueno hace más de un siglo que se hizo, un parque de atracciones, y una maravilla
más: el funicular.
Y desde entonces no hemos
parado. El campo de futbol costó, muchas discusiones y mucho dinero, pero todo
se arregló haciendo un campo polivalente, que valiera para todo tipo de
deporte, y alguno diría que para ninguno. Y además, locales para reuniones de
la federación deportiva correspondiente, oficinas, tienda, y casa de cultura.
¿Alguien da más?
Y puestos a espíritu
polivalente, no podemos olvidar la Plaza de toros de Illumbe, que se usa también
como pista de baloncesto y lugar de ubicación de espectáculos temporales.
Lo más importante, de todas
maneras, es que con tanta polivalencia no se debe de olvidar el espíritu
primigenio que llevó a forjar cada uno de los proyectos, y que con el Festival
de Cine no ocurra como con la Plaza de toros, que se hace de todo menos para lo
que fue proyectada.
¡Ah!, Claro, es verdad, lo
de la plaza de toros donostiarra no es un olvido. Es verdad. Es una
prohibición; del verbo “prohibir”, que
según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (que limpia, brilla y da
esplendor) significa: Vedar o impedir el
uso o ejecución de algo. Y para este vecino, “vedar” e “impedir” cuando menos
le sugiere que hay alguien que piensa y decide por él. Y en el más leve de los
casos huele a otra época, en el que otros pensaban por él, y aquellos lodos…
*FOTO: DE LA RED
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