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viernes, 14 de agosto de 2015

CANTINFLEANDO, QUE ES GERUNDIO



Esta mañana estaba oyendo la comparecencia del Ministro del Interior, Fernández Díaz sobre la reunión mantenida en el ministerio con Rodrigo Rato, una vez que ya tenía varios cargos en su contra, cuando sus declaraciones me han recordado un verbo muy poco utilizado últimamente: “cantinflear”.

El diccionario de la Real Academia Española asegura que en Cuba y México “cantinflear” significa “Hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada”. “Actuar de la misma manera”. Y eso es precisamente, no sé si ha sido el objetivo, pero sí el resultado de lo dicho en la comparecencia del ministro esta mañana. No se sabía si subía o bajaba, y lo triste es que puede ser  que fuera el efecto buscado.

Este vecino del mundo durante la exposición de la defensa por parte del ministro, ha echado de menos esa razón que los “populares” esgrimen un día sí y el otro también, que es que a ellos, hagan lo que hagan, les respaldan once millones de votos.

Siguiendo con el verbo cantinflear, conviene recordar también una de las películas de Don Mario Moreno Reyes, “Ahí está el detalle”, y uno de esos detalles puede ser la foto en la que se ve a Rodrigo Rato, como si nada hubiera pasado, tras un buen baño, en un barco mostrando prácticamente sus vergüenzas traseras, que naturalmente no le deben de preocupar, como al parecer tampoco le importa esa gente, la mayoría ancianos, perjudicados por las llamadas “preferentes”.

El problema de este gobierno es que el tiempo pone a cada uno en su lugar, y ellos ahora se pasan más tiempo dando explicaciones sobre momentos y casos inexplicables que atendiendo, en teoría, las necesidades de este país.

Si exista la figura del “ídolo de barro”, el ídolo, al menos para el Partido Popular fue, o así nos lo intentaron vender, un Rodrigo Rato, que nos lo mostraban como el primero de la clase, y en realidad de la clase solo le queda ese ramalazo clasista, que incluso en momentos bajos le hace elevarse de los demás, tanto como para llamar al Ministro del Interior y contarle sus cuitas, y lo peor no es su postura, sino que el Señor Ministro le recibiera a las primeras de cambio, según lo desvelado hoy, para quejarse de esos centenares de tweets amenazantes.

Este vecino del mundo ya sabe que es impresentable lo de los tweets amenazantes, pero si al Señor Rato, al menos aparentemente, no le importan las opiniones ni el comportamiento de los “preferentistas”, ni molestar al ministro para preocuparle al respecto, tampoco parece de recibo “molestar” a todo un ministro del interior por un problema particular, sabiendo además que este ministro va a quedar, a partir de ese momento, “tocado” a la vista de los demás partidos, o quizás era precisamente lo que pudiera pretender. Lo dicho, ahí está el detalle, dejar a todo un ministro, y quizás a todo un gobierno, “cantinfleando”. Y conviene recordar, que mientras Cantinflas hablaba diciendo una cosa y su contraria, sus pantalones tendían a bajarse.

Como hemos dicho más arriba, el tiempo siempre pone a cada uno en su sitio, y es posible que en un gobierno en el que no se conjuga el verbo de la tercera declinación, “dimitir”, puede llegar el momento en el que se les caiga los pantalones de la autosuficiencia y el orgullo que les impide preocuparse por los verdaderos problemas de la gente.

Por cierto, este vecino del mundo ya se imagina en el despacho del ministro del interior un dispensador de números, como en las pescaderías, para coger la vez. Habrá cola, la misma que seguirá trayendo este asunto.

*FOTO: DE LA RED




lunes, 2 de febrero de 2015

ACTUALIZANDO A GILA


La vida actual en nuestra España me recuerda a una película de Ingmar Bergman. Gracias a Dios, a los hados, al destino, o a lo que sea, con mucha más gracia, por supuesto.
Lo de Ingmar Berman se refiere a los recuerdos de cuando este vecino del mundo fue a ver “Gritos y susurros”, hace más de cuarenta años, creo que fue mi primera incursión en el firmamento del director sueco. Y antes de ir a ver la película, leí todas las críticas, habidas y por haber, y me pertreché con una brújula para no perderme. 
Pues eso, que ahora cualquier cosa que pasa en España, te puedes, si quieres, asesorar con mil cantos de sirena, y al final es posible que tu barco de opinión se hunda, porque cada cual pinta la vida con el color que quiere. Y, generalmente, con grises, y “marrones”, especialmente los que nos atañen más de cerca.
De todas las maneras, el que no se toma sus pequeñas venganzas es porque no quiere. Esta mañana, sin ir más lejos, estaba dentro, como se dice ahora, de una entidad bancaria, y a la persona que me ha atendido no le he visto muy centrada. Por eso le he dicho, ante sus continuos chascarrillos y risas, a un punto de ser desaforadas, que lo bueno que tienen ellos en su trabajo, es que trabajan con red. En el mismo instante se ha notado perfectamente que ha entendido que, aquello, su postura, le iba a traer factura, y nunca mejor dicho, porque se ha puesto en modo “autodefensa”, y me ha preguntado el por qué de lo de la red.
-¡Hombre! Está muy claro, pase lo que pase en el negocio en que usted trabaja, siempre “pagamos” nosotros…
Me ha dado la impresión de que esa misma conversación ya la había tenido con anterioridad, y que él se habría defendido con eso de que “es un mandado, que el negocio no es suyo, y que cumple órdenes”. Y alguno de sus interlocutores ya le habría dicho, que lo mismo había ocurrido con lo de las preferentes, y que luego nadie sabía nada, y que órdenes eran órdenes; y mientras, sus jefes en lugar de plegar velas, las desplegaban en lugares paradisiácos, y todo pagado gracias a sus tarjetas “black”.
Por eso, ese empleado se ha callado, porque su defensa era una huida hacia adelante, y a mí me ha dado cargo de conciencia, amén de los otros cargos que había ido a pagar.  Porque ni ellos cambiarán, ni nosotros tampoco, y como a lo largo de la historia se nos ha echado todo tipo de culpa, ya nacemos, no con un pan debajo del brazo, sino con un saco de culpa heredada. A favor del empleado, el que ya tiene clarísimo a quién no va a conceder ninguna hipoteca.
Por todo eso, entre el universo de Bergman, y el de Miguel Gila, sin dudar me quedo con este último, es más nuestro. Su juego entre bromas y veras, forma parte de nuestra idiosincrasia, y su famosa frase: “Y si no sabe aguantar una broma que se marche del pueblo”. No es muy democrática, pero sí visceral, y con un punto de inocencia dicha por el auténtico Gila.
Poniendo al día el universo de Miguel Gila, la única variante que se podría dar ahora, para buscar a un culpable mediante indirectas, en su famosa frase “alguien ha matado a alguien” es “alguien ha robado a alguien”. Lo demás sigue igual, nadie se da por aludido.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 14 de marzo de 2014

PLATOS ROTOS


Esta mañana le he llamado al notario para que me acompañara al gimnasio y levantara acta para la ocasión. A las ocho y media en punto entraba en las instalaciones, con lágrimas en los ojos por la importancia del momento, de mi momento. Era uno de los propósitos, ir al gimnasio, de fin de año. Solo he tardado tres meses para armarme de valor. Si por lo menos hubiera sido chino, por aquello del nuevo año, parecería que hubiera tardado menos. 
¡En fin! La verdad es que nos conformamos con poco, porque parece ahora que el orden vence a la pereza. Y sin embargo deberíamos verlo desde el prisma de que he tardado mucho tiempo en volver al redil del gimnasio. Sin embargo, de esta manera, relatando el triunfo de volver, parece que duele menos.
Es más o menos lo que parece que suele hacer la justicia en España, que en realidad hace lo que puede, porque más de un juez ya ha sufrido las consecuencias  de intentar juzgar a, por decirlo asépticamente, un hombre con influencias. Y mientras el hombre, podría seguir manteniendo su, cuando menos sospechoso, ritmo de vida, libre de polvo y paja, y de sombra de culpa de preferentes, el juez se enfrenta incluso a ser retirado de su trabajo, quizás, en realidad, por exceso de celo a vista de algunas personas muy influyentes.
Por eso quizás a veces se encienden las luces de la justicia para algún famoso o famosillo, y en opinión de este vecino parece que podría pagar los gastos de los platos rotos en otros momentos.
Este vecino se refiere claramente al hijo de José Ortega Cano, José Fernando Ortega Mohedano. Antes de nada, conviene aclarar que lo que ha hecho este chico y sus compinches, si se prueba, que según parece se probará, está muy mal, y sea lo que sea, que paguen las consecuencias que sus actos acarreen. Eso es una cosa, y otra es que hay circunstancias en el que ser famoso es muy dañino. Y ésta es una de ellas.
Este vecino está totalmente convencido de que si este chico fuera uno más, para ahora ya estaba en la calle. Y sino fijémonos lo que es la vida diaria. Todos conocemos a gente, al menos de oídas que entra por un lado, si es que entra en comisaria, y sale por el otro. Sin embargo a José Fernando, y a sus compañeros, les puede caer unos cuantos años. Por supuesto, la sentencia tiene que ser justa, pero no solo en este caso, sino siempre y en todos y en cada uno de los casos, porque da la impresión de que normalmente no se pasa tanto tiempo a la sombra esperando un juicio, sino que estás a disposición judicial en tu propio domicilio.
La verdad es que, y será como consecuencia de los años, este vecino estos días se está acordando del Lute, ahora más conocido por Eleuterio Sanchez, que en plena época franquista, fue encarcelado por robar tres gallinas.
Este vecino no quiere, ni se le ocurre, comparar la figura del Lute, que ya tiene hasta concomitancias románticas, por aquella lucha del pobre contra el poder, con la figura de José Fernando, pero tampoco debería de pagar él más de lo que, presuntamente todavía, ha hecho, porque es un joven que viene de buena familia, porque tampoco debe de ser así, teniendo en cuenta además que prácticamente todas las familias son buenas. Todo el mundo se merece una segunda oportunidad, y más en este caso que como se suele decir, puede que no sea oro todo lo que reluce, especialmente cuando quizás el oro se lo han podido llevar otros…

*FOTOS: DE LA RED

martes, 4 de marzo de 2014

MIRAR NO CUESTA NADA


Que el donostiarra es específicamente mirón quedó ayer demostrado con creces ante el espectáculo de luz, muy poca por cierto, y sonido, que el temporal, y la alerta roja, nos brindaron en una especie de prolongación del ambiente carnavalero de los días anteriores.
Estamos, porque este vecino se incluye aunque en realidad es un agregado, moldeados de tal manera que todo lo convertimos en Concurso Internacional de Fuegos Artificiales, y raro es el donostiarra que al amanecer o al atardecer, no se congregara a lo largo de una de sus playas para contemplar el poder de la naturaleza en todo su esplendor. Hay que decir que este vecino, cada vez que las olas o bien rompían en la costa o en cualquiera de los puentes de la ciudad, echó de menos el ¡ohhhhhhh! con que se jalea cualquier “japonesa” cuando explosiona durante la Semana Grande.
Como a este vecino siempre le gusta, como buen cinéfilo, poner la cámara en diferentes ángulos para crear otras perspectivas, buen día también para los denominados amigos de lo ajeno, pues muchos domicilios estarían vacíos de sus moradores, y no le extrañaría que haya aumentado, desgraciadamente, los damnificados por los ladrones, y en este caso, aunque quizás lo pudiera parecer, este vecino no está hablando de las denominadas “preferentes”, que también es otro tipo de robo, aunque los presuntos culpables de esto último llevan corbata y su foto en lugar de estar en un archivo policial, seguro que está en alguna orla, o “adornando” varias directivas empresariales.
Por cierto, ayer este vecino y ayudado por información conseguida por internet,consiguió llevar acabo uno de los nuevos doce trabajos de Hércules, si éste se reencarnara en héroe de carne y hueso. 
En los tiempos del consumismo por el consumismo, y el tirar todo por conseguir algo más moderno, este vecino consiguió encontrar en Donosti, a uno de los últimos reparadores de paraguas, especie prácticamente en extinción. Se encuentra en Padre Larroca, 9, Gros, un bajo pequeñito, y aunque esto último parece una redundancia, es así.
Tras expresar mi alegría por encontrarle, en unas breves palabras me expresó el gran mal que las tiendas de chinos, y sus precios, han causado para su sector. Aunque este vecino le dio su opinión de que con los tiempos duros de crisis, a más de uno le vendría bien conocer su dirección, especialmente teniendo en cuenta que cada vez hay más gente que, aunque se vista de Guzzi, no le hace ascos, y cada vez más, a lo “baratuzzi".

*FOTOS: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA