jueves, 11 de diciembre de 2014

MORDAZ-A

Esta tarde han llamado a la puerta de casa, y tenía el convencimiento, o quizás el deseo oculto de que fuera el Pequeño Nicolás. Pensareis que no es posible porque este vecino del mundo no es suficientemente importante para que él apareciera intentando hacer cualquier tipo de negocio.
Mi pensamiento no iba por ese lado. Estaba totalmente convencido de que iba a llamar a la puerta pidiendo un aguinaldo por habernos “amenizado” estos dos últimos meses del año mientras veíamos cómo el gobierno se ponía cada vez más nervioso.
Y es que tenemos unos mandatarios que si llegan a poner un circo, los enanos seguro que al final acababan jugando en la N.B.A.
Tenemos un país de traca, en el que un niño (porque si a los hijos, con más de veinte años, de los famosos la prensa del corazón todavía les llama así, él también se lo merece) está poniendo negro sobre blanco el país chanchullero en el que vivimos, o al menos intentamos sobrevivir.
Si el día de Nochevieja hubiera que ponerle cara al año que se va, el 2014 sin duda llevaría la cara de Francisco Nicolás, con aroma de corrupción,  pero sin simulación en diferido, sino en directo, como hay que hacer las cosas, de una vez.
Y si tuviéramos que elegir un aparato, utensilio, electrodoméstico, o similar que sirviera para resumir gran parte de lo ocurrido, sin duda éste sería una televisión de plasma detrás de la que se ha escondido más de una vez el Señor Rajoy. ¿Cobarde? No tanto. ¿Perdido? Sin duda sabiendo el lugar al que quiere llegar, y llevarnos a nosotros al huerto.
En realidad, Rajoy ha jugado a poner cara, este año y los anteriores, de que tenía que hacer lo que no quería. Siempre la culpa ha sido del Zapatero de turno, o incluso del maestro armero, pero nunca suya o de los suyos. 
Y ha dejado España como un erial, y con la ley que se ha aprobado hoy, esa denominada “ley mordaza” (otra vez es nuestra culpa por portarnos mal, y no sonreír al gobierno), están endureciendo al máximo las riendas de un caballo que según ellos quería desbocarse, y en realidad lo único que nuestro caballo quería, era trotar  a su ritmo y por el camino que quería, y no al "impuesto" (y nunca mejor dicho).
Es triste, muy triste, pero como siga la cosa así, la única diferencia que va a haber entre la España de los sesenta y la de ahora, es que las imágenes son en color. Y el gobierno no se da cuenta de que el color todavía permite distinguir el rojo del azul, y hace tiempo que nos dimos cuenta de que no necesariamente el color rojo es el del diablo, y que la corrupción se puede disfrazar con el poder de la legalidad.
Al final solo nos va a quedar la música, como hoy, los que protestando por la aprobación de la Ley Ciudadana han cantado la “Canción del Pueblo” de Los Miserables. Dentro de poco, y si seguimos así, solo se podrá silbarla, eso sí, desafinando un poco, para intentar enmascararla. Porque de “letras” solo nos van a quedar las que nos ligan a la hipoteca; y las demás, esas letras, que hacen pensar, estarán prohibidas.
Hoy es mal día para decir eso de que “es el primer día del resto de nuestra vida”.

*FOTO Y VIDEO: DE LA RED

miércoles, 10 de diciembre de 2014

¡MENUDO PALO!

Hay cosas que son como son y no se puede aumentar. Por ejemplo, si por desgracia alguien se muere, se ha muerto y ya está. Uno no se puede morir más muerto, ni aunque tenga ojos de gato e intente morirse seis veces más. 
Sin embargo, este fin de semana, con el medio puente que ha habido, y que Donosti se ha llenado de turistas ansiosos, al parecer,  de ver llover, pero a la donostiarra, este vecino del mundo ha descubierto que el narcisismo, por ejemplo, sí se puede incrementar. Se puede ser más narcisista que lo que es habitual.
Ya sabemos que de un tiempo a esta parte la fiebre del "selfie", o de la "autofoto" no ha dejado títere con cabeza, y la fiebre del yo me guiso la foto, y yo me la como, está haciendo mucho daño. 
Antes la típica pareja de enamorados que disfrutaban juntos de unos cuantos días de amor, de vez en cuando te pedía con cara arrobada que, por favor, les inmortalizaras con su cámara. Ahora, sin embargo, es muy difícil encontrar una pareja que te pida sacarles una foto. Parece como si ya en el "pack mental" que la gente se hace antes de comenzar un viaje, ahora se incluye los esfuerzos para conseguir una buena autofoto.
Sin embargo, este fin de semana de turistas entre despiadadas gotas de lluvia, he descubierto que ya hay verdaderos profesionales del selfie que vienen pertrechados con una especie de barra metálica que se sujeta manualmente por un lado, y por el otro se coloca la cámara fotográfica, para ganar distancia en los futuros selfies, y ya no sea solo una cabeza enorme, debido a la cercanía, lo que se vea de una foto, y haya que hacer un acto de fe para entender dónde se estaba cuando se sacó la misma.
Es probable que nos traslademos durante un puente sin nuestro cepillo de dientes o nuestras zapatillas para el salón o la habitación, pero ¡ojo! nunca sin el palo para el selfie. Luego nos reiremos cuando en programas del corazón, en televisión, se hace distinción entre los famosos, del reportaje fotográfico pactado y el denominado “robado” o sin permiso.
Este vecino del mundo puede entender un selfie compartido por una pareja, incluso le parece romántico ver como arriman sus cabezas para sonreír al mundo su amor compartido. Pero, incluso, en ese mismo ámbito, ese palo para selfies parece más un artilugio sexual que algo necesario para tomar una fotografía. Si se quiere una foto en condiciones, se pide la ayuda  a alguien que pasa por allí en ese momento, y además es una manera, como cuando haces o te hacen el amor, de conocer gente.
Ya no solo vamos a ver a cuatro amigos juntos, que cada uno está con su móvil, tablet, u ordenador, sin hacerse ni pajolero caso, sino que uno de ellos, con ese palo que se está haciendo famoso, sacará una imagen desde lejos, para que no haya dudas de lo cretinos y solitarios que podemos llegar a ser con tanta “modernidad”.

*FOTO: DE LA RED

martes, 9 de diciembre de 2014

¿Y SI EL DESTINO TE HABLA?

No sé si eso será muy normal, pero a medida que van pasando los años, este vecino del mundo, se va dejando influenciar más por los llamados “signos externos”. Y es que hoy, tras despertarme, he ido, como cada mañana, al balcón para ver cómo se presenta el día, y me he encontrado con un globo blanco medio desinflado en el suelo. Hay que tener en cuenta, que vivo en un cuarto piso. Y… no sé cómo planteármelo, y lo que es peor, si debo planteármelo.
¡Hombre! Así de primeras… Mi vida no es que esté a medio fuelle, sino que, y desde un punto de vista de “media sonrisa”, está con problemas respiratorios crónicos.
Si antes normalmente la  “cuesta” del mes se hacía dura los últimos días, ahora se hace dura desde el día 2, porque el primero me lo paso despistado.
Para una persona que desde muy joven se enfrentaba con películas de Ingmar Bergman, como si fuera un egiptólogo disfrutando como un niño con un nuevo jeroglífico y, ayudado con cualquier tipo de información que encontraba por el camino, desencriptar lo que el director sueco intentaba decirnos, aprendí que utilizaba mucho el juego de los colores para dar pistas…
Basándome en eso, el color blanco me puede dirigir hacia la inocencia, y quizás por ahí vaya bien, porque por mucho que la vida se empeña en ponerme en mi sitio, que nunca he sabido a ciencia cierta dónde está, yo siempre he intentado, quizás como la cabra que tira al monte, confiar en la bondad de la gente. Y a lo mejor es que he tenido mala suerte, y en mi caso dificultad para encontrar la bondad, o simplemente que no sepa reconocerla.
A lo mejor en el fondo me pasa como al Señor Rajoy, que ve la vida como nadie de la gente a su alrededor, y donde los demás solo ven tiestos, él ve brotes verdes.
Resumiendo, que estoy en “globo” desde que he abierto el balcón esta mañana, cosa que a muchas personas, esas que cada día son desahuciadas de sus casas por no poder pagar una deuda, no les volverá a pasar.
¡Ya está! He tomado una decisión: A partir de mañana no voy a abrir el balcón, para ver mi futuro. Y saldré a la calle no bien informado sino como mi estado de ánimo me guíe. Y si siento que en mi interior bulle un verano tropical, pues aunque esté nevando saldré a la calle con bermudas y chanclas. ¡No hay problema! Porque la mala gente siempre me mirará mal, pase lo que pase, y la buena gente, si la hay, pensará que en el fondo, al ir con ropa veraniega, soy un optimista.
Y si tengo que afrontar la vida, que la tengo, prefiero ser optimista, aunque alguien alguna vez dijera que el optimista es un pesimista mal informado.
Bien pensado..., solo me he encontrado un globo, y lo que ha dado para desvariar. Si llego a encontrarme un camello todavía estaría decidiéndome si  buscar a los Reyes Magos o por informarme de dónde se encuentra el cártel más cercano.
Al final lo del globo va a tener que ver con el estado de ánimo…

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

lunes, 8 de diciembre de 2014

NI PARPADEE (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA

Este fin de semana y como patrocinado, o casi forzado, por el mal tiempo  que prácticamente nos ha invadido, he tenido la suerte de ver “Magia a la luz de la luna”, último “vehículo”, por ahora, de Mr. Woody Allen.
Algunos dirán, seguro, que es una película menor del director americano, y con el devenir de los años, quizás así sea, pero este vecino del mundo ha degustado este auténtico plato, bien condimentado, de buen cine, y se ha quedado tan feliz.
Quizás, el Señor Allen, como buen y reputado chef de productos cinematográficos, de antemano sepa la receta de una buena historia, y ésta la tiene aunque vaya por el camino de la sencillez.
En la Francia de los años 20, un reputado mago inglés (Colin Firth), que adopta siempre para sus actuaciones la apariencia de un personaje chino, tiene una especie de cruzada  contra los falsos médiums, y esta vez decide desenmascarar a una joven (Emma Stone). Y la historia se enmarca en la citada relación, y los temas habituales en la filmografía del Señor Allen como son la vida, la muerte,  su relación con las mujeres, y con los demás. Aderezado todo ello en una presunta Costa Azul de bellísimos paisajes a todo color y bajo la fotografía de un inspirado Darius Khondji.
Siempre que voy a ver una película del Sr. Allen, y antes de entrar en la sala, tengo presenta que en teoría  son producciones con poco dinero, pero que luego en pantalla lucen mucho más que lo “gastado” y ésta es un claro ejemplo de ello.
Durante la proyección de esta película dos grandes obras, por momentos, se han cruzado en mi mente. La primera es “El gran Gatsby”, que apareció en mi mente durante el desarrollo de una escena nocturna en el transcurso de una gran fiesta de una más que evidente alta sociedad, y la otra es “My fair Lady”. Ésta viene a colación por la manera tan machista de concebir la vida por parte del protagonista, y que su comportamiento, en especial en las escenas finales, es más que evidente.
Creo que el Sr. Woody Allen ha estado especialmente hábil en el casting, en cuanto al dúo protagonista, y en el personaje de la tía del mago en cuestión.
Un Colin Firth como prototipo del inglés más irritante y pagado de sí mismo, en el que él y sólo él es su auténtica pareja, ya que está profundamente encantado de haberse conocido, y la bella Emma Stone, solo podrá llegar a formar parte, en realidad, de un trío. 
La Señorita Stone compone un delicado personaje de una sospechosa médium, a medio camino entre la candidez y la mujer que en realidad puede ser totalmente autónoma.
Como dicho anteriormente, este vecino del mundo incluiría también a escasos centímetros de la pareja protagonista, a Eileen Atkins como la tía Vanessa, y que en realidad es la única capaz de lidiar con el orgullo recalcitrante del personaje de Colin Firth, y que actúa como una especie de frontón transformando las preguntas de su sobrino en respuestas, sin ella aparentemente hacer nada.
Mención aparte merece la española Sonia Grande en cuanto al vestuario y que, por la época en cuestión, tiene especial relevancia en el desarrollo de la historia.
Para muchos, como ya se ha dicho, quizás estemos ante una obra menor de un gran genio, Woody Allen, pero personalmente me tuve que poner un babero para evitar manchar mi ropa, ante un producto como el presente, con el que uno no se topa todos los días.
El mejor truco de la película, ya que la historia tiene que ver mucho con el mundo de la magia, es que 97 minutos, su metraje, se pasan en solo dos. Por eso al comenzar la proyección conviene estar especialmente atentos, y no parpadear, para no perderse esta bonita historia. 
No te arrepentirás.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 5 de diciembre de 2014

EL FORRO DE NUESTROS BOLSILLOS

En estos días cercanos a la Navidad siempre se ha puesto el acento en promocionar los gestos de ayuda a todo tipo de causas, y siempre me ha parecido bien: ayudar a familias sin recursos para que estas fiestas sean menos tristes; a niños tanto de España como del extranjero para que no se sientan discriminados con los juguetes…
Lo que ocurre es que en estos momentos en el que “la cosa que está muy mal” sigue siendo motivo de conversación un día sí y el otro también, se está poniendo en marcha todo tipo de cooperación ciudadana.
Desde Donosti, que es desde donde este vecino del mundo escribe, la semana pasada fue de ayuda a los Bancos de alimentos (que por cierto, con las ya connotaciones negativas que tiene la palabra “banco” deberían de buscar otro nombre para denominarlos), y en todo tipo de tiendas había grupos de personas desplazadas al efecto que te daban unas bolsas de plástico, para que mientras hacías tu compra, colaboraras comprando para los citados bancos de alimentos, cierto tipo de productos no perecederos que ellos te aconsejaban al entrar, y al salir del establecimiento les entregaras “tu buena causa”.
Esta semana ya acabo de leer que Cruz Roja lanza una campaña de recogida de juguetes para niños y niñas en dificultad social, y que conste que me parece bien, pero… ¿no va siendo hora de que salgamos a la calle OTRA VEZ para mostrar nuestro malestar con el proceder, o no, que nunca se sabe, de este gobierno que no cumple con sus deberes?
El gobierno actual ha hecho lo más fácil, aunque ellos con cara de pena dicen que es lo más difícil, pero que la culpa es de Zapatero, y nos han recortado hasta las ganas de vivir. Y todas esas carencias, con tanta injusticia social, que nunca han sido negociables, sino por decretazo, tienen que ser suplidas desde otro lado, y me temo que desde el lado del forro de nuestros bolsillos.
España nunca puede ser sospechosa de no ayudar a nadie.
En nuestro ADN ya tenemos incluido el ayudar a todo tipo de causas.
Los nacidos en los cincuenta recordaremos esa hucha con forma de niño africano, o asiático, que nuestro “profe” tenía en su mesa para que ayudáramos al Domund. Ahora parece que el “domund” lo tenemos instalado en nuestra propia casa. Con lo cual, “nuestra alarma”  para que nos parezca que ayudamos mucho es difícil de que suene, porque estamos acostumbrados, incluso con nuestros propios órganos, siendo, en cuestión de donaciones, los primeros a nivel mundial.
A todo eso hay que añadir la famosa “ayuda” a los bancos para que reflotaran en lugar de “su” economía, la nuestra.
Muchas veces tomo como base la filosofía de mi madre, una más de los famosos niños de la guerra civil que se tuvo que curtir en tierras francesas para salvar su vida. Y mi madre siempre ha dicho eso de que “una ubre da lo que da, y llega a donde llega”, y la nuestra, junto con nuestra moral, ya está depauperada.
Y hoy en lugar de terminar con una especie de conclusión final, me voy a tomar una licencia, y voy a acabar con una pregunta, que en realidad no espera respuesta, pero que si la hay, será bien recibida.
¿No estaremos, también, ayudando por encima de nuestras posibilidades?

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jueves, 4 de diciembre de 2014

LA SOMBRA DE LO IMPOSIBLE

Los molinos del recuerdo mueven sus palas sin rumbo definido, siempre guiados por la fuerza de algo  tan intangible como es el viento de tiempos queridos. Aquellos tiempos en los que todo estaba por delante y era fácil partir cuando nada dejabas y todo te esperaba.
Los molinos del recuerdo suenan a quejidos pesados de verdades esculpidas en la sorpresa de lo nada pretendido, y más encontrado que querido. Los molinos del recuerdo ocultan a gigantes pequeños en verdades planas, donde más importante es la mirada al recuerdo, que el recuerdo en sí.
Molinos blancos de inocencia sobre tierra rojiza abierta a lo desconocido, y como banda sonora el silencio apenas cortado por el viento del eco.
Días azules sin sol, días alegres sin bullicio donde es más lo prometido que lo dado. Grandes llanuras en las que es imposible ocultar la verdad.
Decorados propicios a caballero sin princesa, a dama de bajo linaje pero altos principios, a escudero con refranes por escudo. Aventuras escritas  en el libro del tiempo, donde los actos se disfrazan de leyenda, donde lo pasado se confunde con el tal vez  que es vecino de lo imposible.
La figura del Quijote sustituye al perdedor perdiendo, donde no se quiere ganar sino vivir, donde lo que importa no es contar sino sentir. Días en los que nunca existió el presente sino la sombra de una acción antes que la acción en sí.
Años repletos de aventuras sin planes, sin tesoro pero con mapa, donde más importante era buscar que encontrar, y el objeto no era una piedra preciosa, sino una preciosa piedra. Porque el tesoro se convierte en tal cuando lo descubre una mirada soñadora, un viejo disfrazado de niño, un aventurero sin aventura, un quijote en su cuerda locura.
La vida en realidad era simplemente el reflejo de un espejo, donde se miraba Aldonza y él encontró a Dulcinea. La vida era un relato corto y él lo convirtió en su país.
Los molinos del recuerdo hoy están habitados por celosos gigantes enamorados que buscan a su dueña en tu mirada, en la sombra de lo imposible.

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miércoles, 3 de diciembre de 2014

CAMELLOS DE DIFERENTE PELAJE

Siempre que oímos la palabra “camello” nos imaginamos a ese ser despreciable que intenta lucrarse de tus vicios, y que incluso primero puede regalarte mercancía hasta que te enganchas, y luego te tiene atrapado. Sin embargo, va a ser verdad ese viejo refrán de que unos tienen la fama y otros cardan la lana.
Con apenas pocos días de diferencia me he encontrado con dos empresas, que se dice que son de las de toda la vida, al menos de las de toda tu vida, que han utilizado el viejo truco de darte un producto sin haberlo pedido. Y, luego, en letra pequeña, y de pasada, te dicen eso de que “si en seis meses no has dicho nada, sigues fijo con el producto, y entonces ya, pagando” o algo similar.
Hace unos dos meses, Euskaltel, la empresa de telefonía con txapela, proveedores de teléfono/internet/televisión, me llamaron para ofrecer una super-oferta que no podía rechazar de unos exquisitos canales de televisión con todo tipo de cine. Sin el más leve titubeo, y antes de lo que se tarda en decir “señoritayonolehedichoquemellameparaofertarmenada”, ya le había demostrado que su oferta se podía rechazar, y así lo había hecho sin parpadear, y que no quería nada de nada, y que estaba muy disgustado con ellos porque solo prestan atención a los nuevos clientes, y cuando ya has picado, y cambias de proveedor, y te tienen como “el camello de la familia” se olvidan de ti, y ya todo lo que te ofrecen, si lo hacen, no es para aligerar gastos sino para sumar. Una versión moderna del eterno prometer y prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido.
Pues bien, hace apenas dos semanas, observé, porque ni me avisaron,  que podía ver esos canales ofertados, e inocente de mí, quise creer que a lo mejor mi pequeño discurso les podía haber removido las entrañas. Pero no fue así, sino que ayer me llamó una señorita, no de nombre compuesto, sino netamente euskaldun, o que perfectamente podía haber sido mencionado en “Ocho apellidos vascos”, para decirme si había visto los nuevos canales, y si me gustaban, porque gentilmente me los ofrecía al mismo precio mencionado dos meses antes.
Intentando no hacer alusión a sus progenitores, ni de los propietarios de la empresa, volví a reiterar lo que opinaba del asunto y de la actitud de su empresa. Ella antes de colgar, como sus compañeras en anteriores ocasiones, me dijo que había apuntado todos mis comentarios y que los trasladaría a sus superiores.
La “señorita” tras colgar el auricular seguiría con su trabajo, mientras, este vecino del mundo se tuvo que tomar medicación para bajar la tensión porque la otra opción era avisar al Libro Guinness de los Records, para intentar homologar mi marca que sin duda sería una de las mejores, o peores según se mire, de toda la historia de la humanidad.
Y en esos mismos días he recibido un solicito correo electrónico de Laboral Kutxa, la banca con Rh negativo, incluyéndome, sin preguntar ni pedir permiso, en un teléfono que gentilmente me informará de inmediato de todos los movimientos de mis cuentas, que dicho entre nosotros, no es que se encuentren reumáticas crónicas, sino parapléjicas perdidas. Y por supuesto, con la coletilla de que tras un periodo de seis meses de prueba, luego tendría que pagar.
Inmediatamente recibieron otro correo electrónico desde mi lado, y como escribiendo no se puede gritar, todo el texto estaba en mayúsculas, y parece que se dieron por aludidos, porque en diez minutos ya me habían borrado de la lista.
Debo de ser un iluso, ya lo sé y no me importa, pero tengo la esperanza de que en cualquier momento reciba una carta de ese banco en el que gentilmente me han incluido en otra de sus listas, para darme todos los meses la bonita cifra de mil euros sin ninguna contraprestación por mi parte, y eso sí, que si en seis meses no he comentado nada, seguiré incluido en la misma lista, y que desde entonces en lugar de darme mil euros, por buen cliente me darán mil quinientos.
¡Claro!, cada vez en la relación con tu banco tienes que hacer más cosas desde tu lado, porque ellos se han vuelto unos señoritos, que tienen demasiado tiempo para perder, y te incluyen en todo tipo de promociones de las que siempre solo salen ganando ellos.
Lo dicho, hay camellos de muchos tipos (especialmente en Navidades, me imagino que por aquello de montar el belén y me lo han montado), pero eso sí las jorobas las llevas tú. ¡No te joroba!

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martes, 2 de diciembre de 2014

DESAYUNANDO EN LA LUNA

¿Quién de nosotros no se ha dejado llevar alguna vez por una locura? Y más si es fácil de realizar y barata.
Llevo unos días con una idea que me ronda la cabeza. Nunca he deseado ser mujer, es decir, no por nada en especial, sino que nunca me he planteado cambiar de sexo porque me encuentro bien como estoy, y como dijo aquel ministro, ”los experimentos mejor con gaseosa”. Pero sí estoy deseando hacer lo que hizo el personaje de Audrey Hepburn en “Desayuno con diamantes” (Breakfast at Tiffany's). 
Cualquier día de estos me voy a desayunar (como en Donosti no está ubicada la joyería Tiffany's, aunque no creo que sea porque aquí no hay tiendas caras, sino carísimas) ante el escaparate del Banco de Santander, en la Avenida de la Libertad, uno de los sitios, pocos, donde ahora se puede esconder la utopía, y me pongo a soñar ante mi reflejo en el cristal, mientras me como unos cuantos churros, de esos congelados del "super", y chocolate que previamente habré llevado en un termo.
De todas maneras, es curioso, mi utopía se encuentra en la Avenida de la “Libertad”, otra utopía o más bien leyenda urbana.
¡Y es que estamos en las mismas! Al igual que en el cine americano se gastan un “porrón” de millones para rodar una película, aquí nos tenemos que conformar, incluso con los sueños, a vivirlos como podemos y con presupuesto reducido.
El más quisquilloso de mis lectores ya estará despotricando mientras dice que en esa escena inventada y descafeinada, lo que más se va a echar en falta es Moon River, la célebre canción de Henry Mancini, y quizás eso sea lo más fácil de conseguir: la canción previamente grabada en mi teléfono móvil y unos pequeños cascos en las orejas.
Nunca he sido materialista, pero al final te das cuenta que hasta los sueños más íntimos necesitan un apoyo, aunque sea muy ligero, de eso que despectivamente llamamos “pasta, guita, parné”, todo lo que sea por no decir “dinero”, porque parece que el dinero mancha, incluso la boca.
Ya no buscamos el edén en los paraísos perdidos, sino en los paraísos fiscales.
Siempre se ha dicho eso de que “todos tenemos un precio”, pero con los días que nos ha tocado vivir, ahora quien más quien menos tiene su precio rebajado, y se conforma, pues eso, con los churros congelados, como nuestros sueños, que la realidad hace mucho tiempo que se encargó de enfriar.  Y los dejó, no como en la película en el "Río de la Luna", sino directamente en la luna de un banco. ¡Triste!

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lunes, 1 de diciembre de 2014

¿NOS TOMAN EL PELO, O LA COLETA?

Desde que irrumpió Podemos en el paisaje político español, todos los partidos hablan de él más o menos como si fuera el lobo feroz. Estoy totalmente seguro de que si miramos en el diccionario español el significado de “Pecado” aparecerá la foto de Pablo  Iglesias. Sin embargo, todos han puesto sus barbas a remojar, y a los del PSOE les ha entrado otra vez inmensas ganas progresistas renovadoras, pero esta vez sin traje de pana, y deseos de abrir puertas y ventanas para que se ventilen sus salones. Los del PP, por su parte, han adoptado un aire paternal diciendo algo así como “mi niño (nosotros), no sabe lo que quiere, pero Podemos es el infierno y es el lugar donde los niños, que se portan mal, van”.
Ahora el PP no es de derechas, es del centro, PODEMOS no es de izquierdas sino es transversal, el PSOE se va de fiesta a cualquier sarao que le inviten con el guapo y limpio de Pedro Sánchez, y cuando hablan de IU en Telemadrid  enseñan una foto de Tania Sánchez besándose con Pablo Iglesias, a su vez, su novio, y líder de Podemos. 
Y este vecino sin un duro, perdón, sin un euro, y con ganas de confesarse a todos los psicólogos de este país. No sé si soy yo o todos nos estamos volviendo locos.
En este país está ocurriendo como cuando cuentas un chiste de alguien que está intentando soplar una vela, que todos ponemos los labios como si fuéramos a soplar también.
Parece que a todos los partidos políticos les ha crecido ahora una coleta modelo Pablo Iglesias, aunque sea invisible, y a algunos por dentro, a modo de “consolador”, y eso jode más, y nunca mejor dicho.
De todas maneras, todavía falta mucho para las elecciones de un nuevo presi, porque decir “presidente” es demasiado serio para el patio nacional. Y a lo mejor todavía, con tanto cambio esquizofrénico de personalidad de todos los partidos, termina pasando lo que le ocurrió a Charles Chaplin, que en un concurso de “Charlot”, se presentó sin anunciarlo, y quedó en segundo lugar.
De todas maneras, y ya para terminar, es curioso que, estos días, al presentarse el programa electoral de Podemos, todos los demás partidos se echen las manos a la cabeza diciendo que eso no se puede cumplir. Eso debe de querer decir que los demás programas políticos sí se podían cumplir, entonces, inocentemente, este vecino del mundo pregunta por qué los respectivos partidos no cumplieron el suyo cuando les tocó su turno. Como los que están ahora en la poltrona que dicen que están legitimados por los millones de votos que recibieron a hacer las reformas que quieran, y no se parece, ni por asomo, con nada de lo que decían en su “creíble” programa electoral.
Lo dicho, ya no sé si soy de izquierdas, de derechas o transversal, aunque esto último, sintiéndolo mucho, me suena a sexo, y ya los demás partidos hace tiempo que nos dieron “pal pelo” en esas lides. Por lo que bien pensado, si hay que encamarse con alguien, mejor con compañía diferente, por aquello de estrechar nuevos lazos y conocer gente, y no gentuza.

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sábado, 29 de noviembre de 2014

EL TIEMPO ENTRE COSTURAS (NO ES LA NOVELA)


Nunca me había ocurrido esto.
Siempre que me levanto por la mañana, voy a escrutar al balcón el nuevo día. Y hoy he tenido la extraña sensación de que era el mismo día que ayer.
Como siempre intento ser positivo, y cuando menos me permito hacer un chiste sobre el tema. Y he pensado que en esta sociedad tan consumista, al menos había recibido por obra de los Dioses un lifting de veinticuatro horas. Como esas muestras gratuitas de perfumes que te dan para que compruebes fragancias.
Lo que ocurre es que por mucho que me intentaran convencer, me niego rotundamente a operarme para quitarme arrugas.
Siempre he considerado que éstas, las arrugas, son una especie de medallas que te pone el tiempo por haber sobrevivido a la batalla diaria, y no es de valientes el intentar evitarlas.
El tiempo fluye, y no se puede parar o intentar atar con unas simples costuras sobre la piel. 
Además, nunca he comprendido tanto en actores como en actrices de relumbrón, que se supone que tienen que ser muy buenos simulando otras personalidades, se hagan semejantes desastres en sus caras, que les impidan seguir representando a personajes “normales”.
¿Dónde quedó mi querida Meg Ryan, por pasar por un quirofano para aparentar más joven? Siempre ha representado, al menos para mi,  a la vecina de al lado, esa que nunca ha dado de qué hablar, y que aunque nunca has cruzado una palabra con ella, siempre has deseado tener algo con ella, e incluso estás convencido de que lo sabe. Y a esa vecina, le hubieras perdonado las arrugas, e incluso, puestos así, hasta las ventosidades.
Y que no me digan eso de que la culpa no es de ella, o de ellos, para no personalizar, sino del sistema, que solo da papeles de importancia a las jóvenes. Porque en ese caso que me expliquen lo de Meryl Streep, o el caso de Lola Herrera en España.
Es normal, en el caso de los actores o actrices, a medida que van transcurriendo los años, que quizás pasen de interpretar papeles protagonistas, a secundarios. Pero siempre hay que ver el lado positivo, y así tienen más tiempo para su vida personal. Porque las arrugas por ejemplo, no pueden borrar a los nietos, y así, con papeles más pequeños, y menos ensayos, tendrán más tiempo para ellos, o para descubrir a nuevas personas.
Lo más importante es que no tienen que salir arrugas en el alma, porque lo crucial es siempre tener una ilusión por la que moverse, y eso además seguro que te permite “lucir” incluso una piel más tersa.
Y si no acordaros de esas personas que se enamoran ya talluditos, lo guapos que se ponen.
El carnet de identidad no debe de descansar en una simple  tarjeta, sino en el alma.
Si lo sé, hoy no me levanto y salgo al balcón. Me hubiera ahorrado todo lo anterior, ya que siempre las disquisiciones pueden ser evitadas. Como hizo ese celebre empresario español cuando dijo eso de “La arruga es bella”, y punto. No hay nada más que añadir.

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viernes, 28 de noviembre de 2014

¡HORROR. ES BLACK FRIDAY!

Normalmente, y todo blogger que se precie termina su texto con una especie de conclusión final. Hoy para ahorraros tiempo, y por la mala leche que tengo, os lo voy a poner fácil, y la conclusión la voy a exponer al principio claramente:
Estoy del “Black Friday”, o del “Viernes Negro”, hasta los mismísimos.
Creo que este vecino del mundo ha sido claro y contundente.
Nosotros descubrimos América, y hace ya tantos años que ni nos acordamos, y sin embargo ahora ellos, los sobrinos de Obama, que tampoco quieren acordarse por otros motivos, nos dictan las directrices a seguir: el día de San Valentín, Halloween, y desde hace unos añitos, el “Black Friday”.
Y ésto no es ninguna ganga, porque llega un momento en que parece que los empresarios, esos que quieren que ganemos  cada vez menos trabajando más, nos confunden con una O.N.G. llamada algo así como “Clientes a destajo sin fronteras” y quieren que en dos o tres días (porque aquí cada negocio se lo ha tomado, eso sí, en plan muy español, “a la torera”, y lo que en Estados Unidos es un día, aquí hay empresas que lo han transformado incluso en una semana) les “arreglemos” el negocio del año.
En esta estrategia comercial netamente americana hay algo que falla en su misma base, y es que el españolito de a pie, porque ya no tiene ni para gasolina, cobra, el que tiene la suerte de “cobrar” (que no es lo mismo que “trabajar”) a comienzos de mes siguiente, y ya en muchos casos del día diez para adelante, y en estas fechas está más tieso que la tercera pierna de Nacho Vidal.
De qué te sirve que promocionen ahora, por ejemplo, televisores con un descuento del sesenta por ciento, si tú hace tiempo que pusiste todo tipo de velas a todos los santos imaginables para que no se te estropee nada de lo que tienes en casa. Y te has hecho un tatuaje mental que te recuerda: “Virgencita que me quede como estoy”.
En realidad todo este tipo de ofertas son simples tiritas para la enfermedad crónica que sufrimos: somos pobres sobrevenidos, y si quieren que sigamos comprando, tendrán que bajar los precios (esos que han subido durante estos años, y que comenzaron con el “redondeo” al cambiar de pesetas a euros) pero no para días contados, sino para siempre. Y que no me digan que eso repercutiría en el sueldo de los empleados, porque este sueldo ha ido bajando y los precios subiendo, que como dice la canción, “que es una barbaridad”.
Lo dicho: Estoy del Fuck Friday, con perdón, hasta el finiquito y mucho más.

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jueves, 27 de noviembre de 2014

COMPRANDO ILUSIÓN, O NO

Nada, lo tengo que reconocer. No quería decíroslo para no preocuparos, pensando que lo mismo que ha venido se irá, pero…, continúo igual. Estoy más deprimido que el Señor Pajares en su momento viendo la unión, o la falta de ella, de su familia. Estoy tan “puf” que hasta la dimisión de Ana Mato me da igual.
A lo mejor si se fuera el Señor Rajoy,  se arreglaba algo en mí, pero como últimamente no soy precisamente el rey de las fiestas, seguro que pensaría que “sí, se ha ido Rajoy pero hasta que haya un nuevo periodo electoral le va a suplir otro de su misma cuerda, y así no se arreglan las cosas…
Estoy más deprimido que el antiguo maestro de Paquirrín viendo los no progresos de su alumno, que el contable de su madre,  que el profesor de canto de la no artista antes conocida como Tamara y más tarde Yurena. Resumiendo, y en palabras del filósofo Chiquito de la Calzada me siento: “Mu malamente”.
Y quizás esa depresión se deba a que hemos llegado a un momento en el que el futuro no es que sea incierto, sino que es desgraciadamente cierto. Estamos a menos de un metro de un acantilado, y aunque lo hemos visto, y nos hemos parado, nos están empujando desde atrás, y no podemos darnos la vuelta para ver lo que ocurre porque perdemos el equilibrio y el siguiente paso ya es el más allá, o el “nunca”.
Si después de muchos años no hemos aprendido a volar, en estos centímetros que nos quedan de tierra firme, no nos va a dar tiempo ahora, y si el mismo “Superman” se quedó parapléjico (me sigue saliendo mi vena depresiva, ya lo siento) me da que ésto ya no se arregla.
Hace apenas un rato he estado viendo la comparecencia del Señor Rajoy en el Congreso para hablar de la corrupción, y quizás eso ha sido la gota que faltaba en mi estado. Hay gente a la que le prohíben ver partidos de fútbol porque su corazón está débil, a mí me van a tener que prohibir muchas cosas, porque tengo la sensación de que se ríen de mi a mi cara, y eso me afecta mucho.
La intervención del Señor Rajoy proponiendo medidas en contra de la corrupción ha sido como ver a Pocholo Martínez-Bordiú hablando de lo malo que es consumir todo tipo de sustancias y bebidas alcohólicas. Y solo me quedaba como solución a soltar todos mis sentimientos, el romper mi televisor, pero no ha podido ser…, porque no tengo dinero para comprarme otro.
Y la intervención de Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, ha sido la otra cara de la moneda, lo que todos queremos oír, pero, de pronto,  me he acordado de la típica escena de “poli bueno y poli malo” y que al final te descuidas, largas, hablas, y al que le meten en la trena es a ti.
Y hace mucho que entre unos y otros estamos todos en una cárcel, que otros han llamado crisis, y lo peor de todo es que alguien ha debido de tirar las llaves al fondo del mar matarile, rile, rile.
Lo dicho estoy muy mal, y no sé si tomarme una pastilla de cada medicamento, o todos en general.
Estoy sopesando la idea de comprarme una mascota, a la que llamar “Ilusión”, para poder hablar de ella todos los días, porque la otra hace tiempo que la perdí. Pero desde mi depresión, yo mismo me digo que no voy a hacerlo porque seguro que un tráiler articulado de esos me lo aplasta y lo convierte en alfombra. ¡Vamos! Lo que hace tiempo hizo la vida misma.

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martes, 25 de noviembre de 2014

EL ANDAMIO DEL AMOR

No todo el mundo se despierta oyendo, a través de la ventana, toda una declaración de amor que, además, no es para él, es decir, para mí. Con el agravante de que vivo a unos cuantos metros de altura, y es difícil que alguien pueda mantener todos los días una conversación al lado mismo de la ventana de mi dormitorio.
Llevo varios días con  un andamio colocado junto  a la fachada de la casa, y los ruidos son incesantes. Aunque lo de esta mañana, la citada declaración de amor es algo diferente. 
Intentando disimular, inmediatamente he salido al balcón de la habitación de al lado, dando a entender gestualmente que necesitaba algo del armario. “La pareja” la formaban dos obreros con casco y arnés, al parecer un español, con acento andaluz, y el otro, sudamericano. No voy a comentar nada de lo que se han dicho porque en realidad tengo la sensación de que he robado una situación que no era para mí, pero entre cemento y plomada, y aprovechando que se encontraban aparentemente solos, se han dicho todos sus sentimientos, que al parecer eran muchos y acumulados.
Desde Hollywood siempre nos han acostumbrado a las películas en las que chico busca chica, o al revés, pero sin embargo, y muchos lo han ido entendiendo poco a poco, el amor tiene todo tipo de formatos.
Este vecino del mundo cada vez está más convencido de que las cosas no pasan por pasar, que el destino no da, digamos, puntada sin hilo, y quizás ese destino me haya despertado hoy para recordarme, que siempre es conveniente expresar sin ningún género de dudas los sentimientos.
Esos “te quiero” que te cuestan más que las angulas la víspera de San Sebastián. Hay que declarar lo que llevas dentro todos los días, entre otras cosas, y quizás desde un punto egoísta, porque nunca sabes cuándo va a ser el último. Y no conviene dejarse nada en el tintero, porque eso del Juicio Final, al final va a ser un camelo, entre otras cosas, porque seguro que si fuera así, los que tienen pasta y poder en este lado de la realidad, guardarían también para el otro, y al citado juicio seguro que iban rodeados de sus abogados, y el reparto de penas no iba de ser justo entre los poderosos y los de siempre.
¡Es curioso! Acabo de demostrar, y sin proponérmelo, que no hace falta ni teología ni filosofía para hablar del presunto más allá, con un poco de lógica es suficiente.
Al final, eso del cielo va a ser el timo de la estampita urdido entre el clero y los políticos, para que el resto de los mortales nos portemos bien y no causamos ningún tipo de desmán.
Siempre se ha dicho eso tan manido de que el fútbol es el opio del pueblo, pero al final va a ser la religión la que nos hace “portarnos bien” para ganarnos una parcelita entre nubes de algodón.
¡Bueno! Termino este texto, y después voy a recordar a La Nuri, mi sufrida, todo lo que le quiero, y que el edén debe de estar aquí y cada día, porque el resto son leyendas y territorios inexplorados.
Por cierto…, a vosotros también os quiero, y mucho.

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lunes, 24 de noviembre de 2014

FRANCISCO NICOLÁS, ¿DON QUIJOTE O TORERO?

¿Qué queréis que os diga? Este vecino del mundo se ha pasado el fin de semana preguntándose qué ha hecho con su vida, y ha llegado a la conclusión de que en sus casi seis décadas, ha estado de turista, mirando sin ver, o al menos sin enterarse, de la misa la media, y la culpa de todas estas disquisiciones casi-filosóficas es por la intervención este sábado en un programa televisivo de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, Ex Pequeño Nicolás.
Y es que tras su intervención, considero que más del noventa por ciento de los espectadores (obtuvo una audiencia próxima al 25 por ciento), ha cambiado la visión de esta persona, porque para este vecino, esa entrevista le ha transmutado de personaje a persona.  
Con apenas veinte años, si es verdad lo que cuenta, podría escribir más aventuras que el personaje de Ian Fleming, pero sinceramente, su relato se sustentaba, tenía sentido, por mucho que los periodistas intentaron liarle, o se liaron ellos solos, que es la duda que tengo.
Lo triste del caso, y da para pensar y disertar extensamente, es que si en las cocinas del estado tiene que intervenir un “chef” de veinte años para hacer el guiso, mal andamos.
Francisco Nicolás, en este momento, camina no se sabe muy bien si por la senda de un espía tremendamente peculiar, o por una nueva versión de Don Quijote, esta vez con las novelas de espionaje político por trasfondo. Si padece algún trastorno, está hondamente metido en ello, y si es verdad lo que cuenta, esta España es más de pandereta que nunca, porque hombres de pelo en pecho y millones en la cuenta, necesitan de un púber que les ayude.
Varios estamentos ya han dicho que no le conocen de nada, pero es que si es verdad lo que cuenta, no pueden decir otra cosa. Sin embargo, tras la extensa entrevista, y poniendo a varias instituciones en la picota, además sin cobrar un duro, que dicho sea de paso, se podía haber forrado, porque la expectación era máxima, han quedado dos cosas claras:
La primera es que a la ceremonia de proclamación de Felipe VI fue invitado él directamente, y no iba de acompañante, que lo acreditó con un documento de la Casa Real, y la segunda que lo que se planteaba desde el principio como una persona  que se colaba en lugares donde ocurrían  cosas importantes para sacarse la foto, no es verdad. No se colaba, era invitado y en muchos de los casos tomaba parte activa.
Su declaración este sábado ante las cámaras tiene sentido como un intento de salvarse él mismo por las cosas que le puedan ocurrir a partir de ahora, y además le ha servido para tomar la alternativa como torero, ya que practicó todo tipo de suertes y quiebros en la lidia a la que le querían someter, no se sabe muy bien si como toro o torero, y volvió loco al personal del programa, del que estuvo en un tris de convertirse en moderador.
Con todo ésto, y extrapolándolo, España se ha convertido más que nunca en un teatro, el País S.A. al que Forges siempre se ha referido, donde las cosas que ocurren se presentan en formato show, con “un más difícil todavía” como lema. Por eso, y bien pensado, están abundando dos especies en nuestra fauna actual: los tertulianos y los monologuistas.
Los dos  se caracterizan por contar cosas sobre lo que nos rodea, aunque me quedo, por supuesto, con los segundos, chillan menos y además ayudan a ver el panorama actual bajo el prisma del humor, y eso, en nuestros días, no es poco.

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sábado, 22 de noviembre de 2014

¡NI GOTA!

Una semana de descanso para el gobierno. Entre duquesas y cantantes que limpian más blanco que el mejor de los detergentes, seguro que los del gobierno han mirado al calendario, y se han dicho eso de “otra semana que hemos sobrevivido en la poltrona, y ya van…
Este vecino está convencido de que si cualquier guionista de esos americanos pasara una temporada en España, seguro que el contenido de las películas de Hollywood iban a cambiar, se iban a hacer más corrosivas y satíricas, porque como decía un amigo mío, y ya perdonaréis por la literalidad del asunto: “Ésto es como para mear y no echar ni gota”.
Ayer por ejemplo, la escena totalmente anacrónica con los tiempos en que vivimos de una Infanta de España (que ya lo de "infanta" es un anacronismo en sí mismo, en este punto de la vida), Doña Elena, más perdida que Belén Esteban en un congreso científico, en el funeral de la Duquesa de Alba, tal como estaba situada, presidiendo la ceremonia en un sillón forrado de pan de oro en la Catedral de Sevilla. ¡Es que ni gota!
Tal como somos en España, al verla así de separada de todos, inmediatamente pensé en que en cualquier momento se le acumulan los tomatazos, porque en esta piel de toro somos así, totalmente desprendidos a la hora de hacer regalos de ese tipo. Lo mismo que su hermano, Felipe VI, a la hora de regalarle ese momentazo a su hermana y a la Casa de Alba en representación real. 
¡Ni gota! Una buena escena que sin duda no hubiera sido desperdiciada en cualquier historia con Berlanga y Rafael  Azcona dentro.
Debo de ser muy sentimental, o simplemente quizás ya noto el peso de los años, pero, qué queréis que os diga, a mí el que mejor me cae de toda la familia de los Alba, ahora que ya no está Doña Cayetana, es su viudo, Alfonso Diez, que ha tenido que soportar la sombra de la duda siempre, y lo ha llevado con enorme dignidad.
El momento más emotivo del funeral, al menos para este vecino del mundo, fue el abrazo entre el ahora viudo y la nieta de Doña Cayetana, también Cayetana, e hija de Eugenia y de Francisco Rivera.
Ahora, sin embargo, una vez desaparecida la señora duquesa, la sombra de la duda, por decirlo de alguna manera, podría recaer en los hijos “huérfanos” y el futuro comportamiento que puedan tener, si lo tienen,  con el viudo. 
De todas maneras, estos comportamientos siempre juegan con red, porque se porten bien o no, que todo se presta a interpretaciones, seguro que la mayoría de la prensa se posiciona a favor de ellos; algo así como que el dinero siempre tiene razón, y por lo tanto, sus propietarios.
Lo mismo que en su momento ocurrió tras el fallecimiento del ex-boxeador Pedro Carrasco, que en muy poco tiempo, su joven viuda, tuvo que dejar la casa familiar, en favor  de la hija de su marido y de su primera mujer, Rocío Jurado, sin que nadie, ni la gente de la prensa, despotricara en lo que prácticamente se puede considerar, ahora que desgraciadamente los desalojos están de moda, una especie de desalojo por testamento. 
No siempre lo legal y lo justo van siempre de la mano. Lo dicho...¡Ni gota!

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jueves, 20 de noviembre de 2014

HABLANDO NOBLEMENTE

Vaya por delante que a este vecino del mundo nunca le ha caracterizado la mala educación, y menos en su blog, pero tampoco le han dolido prendas a la hora de decir lo que pensaba, y en ambos aspectos así va a seguir hoy también.
Hoy ha fallecido Doña Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, Duquesa de Alba, día triste, y ya estamos oyendo, leyendo, viendo, todo tipo de alabanzas sobre su manera de ser y de vivir. Todo el mundo  se refiere a su manera campechana de vivir la vida, y a su rebeldía.
Todo eso es cierto en mayor o menor medida, lo que ocurre es que se debe de recalcar, que siendo “agraciado por la vida” especialmente en el aspecto pecuniario, siempre es más fácil ser rebelde, e incluso poder ponerse la vida por montera.
Ya he oído  hoy, en varias ocasiones, y empleando grandes titulares, eso de “la Duquesa del pueblo”, y en eso discrepo, porque lo de Duquesa, o Marquesa, me da lo mismo, va por un lado, y el pueblo siempre va por otro. Quizás, algunas veces, converjan ambos, pero como si fueran elementos químicos que no se deben de mezclar; alguno de ellos, es probable además, que no lo deseara.
Fue más que evidente eso de que la nobleza, o por aclararlo más todavía, que la gente con influencia va por un lado, y el pueblo por el otro, durante el intento de Don Francisco Ribera Ordoñez, ex yerno de la Señora Duquesa, de que su hija se fuera a vivir con él. 
Ese juicio no lo podía ganar nunca, y eso que la menor lo quería, y así lo declaró durante la vista. Este vecino no pretende decir que la Casa de Alba pudo utilizar su influencia, ni se le pasa por la cabeza. Lo que ocurre es que no hace falta ejercer ningún tipo de presión, siendo quien es la presión aparece en la otra parte por generación espontánea.
Nunca podré olvidar esas imágenes de triunfadoras, tras saberse la sentencia, de la Duquesa de Alba y su hija. Como hubiera dicho, Juan Carlos I, estaban llenas de orgullo, sobre todo orgullo, y satisfacción. Y nunca se debe de olvidar que cuando alguien gana una sentencia, hay alguien que pierde, y aquí, aunque ni la prensa fuera clara en ese momento, perdieron un padre y una hija, que no pudo cumplir su sueño.
En el caso de la ya desaparecida Duquesa de Alba, y de veras que siento el fatal acontecimiento, se puede aplicar esa frase de “era como de la familia”, pero siempre que se dice eso, ¡qué casualidad!, no lo es.
En la empresa en que este vecino del mundo trabajó veintiséis años, en cenas y en momentos de celebración siempre se nos decía eso de “los trabajadores son como de la familia”. Sí, pero en momentos “presuntamente” difíciles, hubo un E.R.E. y nos fuimos treinta trabajadores de la presunta familia a la calle, y ninguno de la auténtica familia, que los había.
Tengo, además, una vecina, de parecida edad que la Señora Duquesa, y se viste de manera similar. Ella, Doña María, la del tercero, dicen que va hecha un adefesio, sin embargo de la Duquesa siempre han recalcado y no lo dudo, que era "rompedora", y enfatizaban en el hecho de que "hacía lo que le venía en gana".
También hablan, y hablarán, de su gran generosidad, y eso no se puede negar, y es de agradecer, porque que tenga una persona mucho dinero no garantiza que ayude a los demás. Sin embargo, también hay gente que no puede ni ayudar a ese pobre con el que se cruza todos los días debajo de su casa, y al pasar le dice medio avergonzado que no puede ayudar, e incluso algún día “ha tenido que confesar” que no puede ayudarle porque él también está en paro.
Hubiera sido más fácil, para este vecino del mundo, incluso omitir este fallecimiento, y no hacerse eco de él, pero no hubiera sido justo. Porque Doña Cayetana, se ha hecho querer, especialmente durante esas persecuciones de la prensa que no le dejaban ni a sol ni a sombra. Y, para este vecino, especialmente, el hecho de liarse la manta en la cabeza, y el casarse con la persona que le apetecía.
Pero, también hay que ser sinceros y decir, siempre con palabras correctas, que los hechos no los cambia ni la muerte, ni que hoy sea un día triste, pese a que nunca tuve la suerte de conocerla.
¡Descanse en paz!

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miércoles, 19 de noviembre de 2014

TRAMPA A UN VOYEUR

Ya sé que desde hace tiempo seguro que me habéis catalogado como “bastante raro”. Es probable que me lo merezca, pero solo puedo decir eso de que “cada uno es como es”, gran verdad, que se utiliza sobre todo entre los concursantes de cualquier "reality" que se precie, y que además sirve como todo tipo de coartada. ¿Metes la pata en una boda, en un bautizo, en un funeral? Pues se dice eso de “No haberme invitado, que ya sabéis cómo soy.”
Dicho lo dicho os quiero preguntar si a vosotros os da cierto morbo, como a mí, abrir una puerta, o un cajón.
En sí, abrir algo no parece que tenga que despertar muchas expectativas, pero siempre tengo la esperanza de encontrarme con una sorpresa. Y es que siento que hay tantas cosas que se esconden de nosotros, que quizás el abrir una puerta en un determinado momento, pille al orden natural de la vida, si lo hay, un tanto desconcertado.
Siempre he considerado que abrir una puerta es una manera de levantar un teléfono sin que suene, y oír quizás una conversación que no es ni para ti, ni para nadie que vive contigo. Quizás, incluso, pueden dar datos que nos hacen pensar  que esa conversación tuvo lugar hace mucho tiempo. Porque, quién te ha mandado a ti levantar un auricular sin que suene, o abrir una puerta cuando ni te has planteado pasar al otro lado.
Es el sentido más "voyeur" de hacer algo. Una especie de ruleta rusa, de encontrar ni lo que te esperabas, ni lo que debías.
Y la cosa pudiera ir a peor, porque tras cruzar la puerta de una escena que no te corresponde, ni a ti, ni quizás a la época en la que te encontrabas, lo peor es que no puedes regresar a tu origen. Abres la puerta mil veces de mil entornos ahora diferentes y ningún corresponde con el que estabas. Un voyeur atrapado en su propia trampa.
Me he planteado en numerosas ocasiones el quitar todas las puertas de casa, pero sería algo así como que para que alguien que tiene problemas con el alcohol deje de beber, tengan que dejar de beber todos los vecinos de su pueblo. No sería justo.

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P.S.: ¡Por fin, ha ocurrido! Acabo de levantar la tapa del váter y da a una estación de metro. Hay mucho ruido. Se oye hablar en francés, y el desfilar de mucha gente a la vez, puede ser una tropa. Solo alcanzo a ver un calendario, de 1942. Si no os he escrito un post en dos días puedo estar en verdaderos problemas…