Hace unos instantes este vecino del mundo se ha pegado un
buen susto al comprobar en Twitter que una de las “tendencias” (trending topic) del
momento era “Chiquito de la Calzada”, y como luego he comprobado por los
comentarios de la gente, la mayoría en un primer momento se ha
temido lo peor… Pero luego, deshecho el entuerto, me he alegrado mucho, no solo
de que Chiquito sigue vivo, sino de que le han dado algo más que un premio:
Hijo predilecto de Málaga. Y ya se sabe que en
España siempre es mucho más fácil que te den una puñalada a que te den un
premio en vida, añadiendo además la confirmación de ser un profeta en su tierra
.
Por primera vez también, he podido constatar ante mi
sonrisa creciente, que una red social como es Twitter se ha
puesto espontáneamente de acuerdo para alegrarse no sólo del premio, sino de
que Chiquito de la Calzada esté entre nosotros.
Y me ha dado qué pensar. Porque estamos acostumbrados a “gastar”
nuestro tiempo en poner a parir a alguien, pero nunca a ensalzarlo si
verdaderamente lo queremos. Vamos, lo que normalmente ocurre también entre parejas que llevan juntos mucho tiempo; que de pronto el otro, el que se queda
sólo, se arrepiente de no haberle dicho en vida, porque siempre se presupone, lo mucho que le quería, lo feliz que le ha hecho el estar junto a él, o ella….
Y también me ha dado por recordar la primera vez que
conocí por televisión a Chiquito, a Don Gregorio Esteban Sánchez,
como la mayoría de la gente en “Genio y Figura” presentado por Pepe Carrol (otro famoso, mago y presentador, que al fallecer, porque murió muy joven, no
recibió, al entender de este vecino, el reconocimiento debido, sobre todo a la
hora de improvisar replicas a los concursantes).
Por cierto es muy curioso, y significativo, el caso de
que me acuerdo del momento en que conocí
a Chiquito y no el de otros famosos más. Recuerdo que ya habían pasado dos o
tres programas, y al ver por primera vez a Chiquito, no entendí nada. Tenía la
sensación de que en esos dos o tres programas me había perdido algo fundamental, que hacía que la gente ya al verle, todavía sin decir nada, se riese. Y en
realidad, y tras la distancia que da el tiempo, estaba en lo correcto, no había
encontrado todavía el código para entrar en “Chiquito de la Calzada”, y eso es
lo que se denomina “cuestión de piel”, dejarse llevar por esa persona tan
pequeña en tamaño, y tan grande en artista.
A este vecino del mundo siempre le ha gustado, y no se
las da ni de listo ni de enterado, el llamado "humor inteligente", como puede
representar Don Miguel Gila, del que, ya lo he dicho en este blog muchas veces,
soy ferviente admirador, y de Tip y Coll. Por eso al conocer a Chiquito de la
Calzada, me descolocó totalmente. No sabía si odiarle o quererle, sin patalear
su actuación o subirle a los altares. Porque Don Gregorio es como una emisora
FM de radio, hay que saber conectar con él, encontrarle en el correcto dial del
humor al que pertenece. Y luego, ya no hay interferencias, porque nadie emite
en esa onda.
Chiquito, no es un humorista como tal, ni el mejor contando chistes, porque toma un
chiste como se tomaba una columna en la época churrigueresca, lo dobla, redobla
y lo hace suyo hasta que no lo reconoce ni la madre que parió al chiste. Pero Chiquito
es un mundo con patas, si entras en él, no querrás salir. En realidad, y bien
pensado, es el primer hombre multimedia de la historia: gesticula, habla,
canta, y todo a la vez. Y desde el primer momento, aún cuando todavía no
comprendes lo que te ocurre al verle, de una cosa estás seguro: que es una
buenísima persona. Y que no engaña nunca, te da todo lo que tiene, cuando
cantaba, su cante, y desde ya hace muchos años, sus historias.
Aunque se pusiera celosa La Nuri, mi sufrida, que no lo
hará porque es muy inteligente, y sabe de mi debilidad hacia ti, hoy quiero
aprovechar el susto que me he llevado, que nos hemos llevado muchos, para
hablarte, aunque no sea muy de machos, a calzón quitado, especialmente con el
frío que hace estos días, y decirte lo mucho que te quiero. Gregorio,
Don Chiquito de la Calzada, personas como tú hacen el mundo mejor, y ponen por
una vez, y sin que sirva de precedentes a Twitter de acuerdo.
Don Gregorio, desde su humildad, y sin pretenderlo,
inventó un humor con banda sonora y diccionario propio, y creo sinceramente,
que nuestras instituciones deberían de reconocerlo como usted se merece. Quizás
después del susto de Twitter, alguien se ponga, o le pongan, las pilas, para
cuidarle como se merece, aunque usted en su humildad natural, no lo crea así.
¡Gracias por todo!
*FOTO: DE LA RED