Está
claro eso de “renovarse o morir”, y todo aquel que tiene ahora un negocio le da
a la “materia gris”, como hubiera dicho Hércules Poirot, para promocionar su
negocio.
Aquel
que puede oferta productos en su negocio, pero a este vecino del mundo le da la
impresión, de que todo se mueve para quedarse igual.
A
nivel de bares se ha inventado hace un tiempo el día del pincho+pote, y en ese
momento te puedes poner “ciego” tanto de
vino como de pinchos, pero el resto de la semana, si te puedes permitir el
salir, tienes que andar con una calculadora para no salirte del presupuesto.
Ahora
ya no hay en las tiendas aquellas ofertas de “dos al precio de uno”. Las
ofertas en los supermercados parecen ahora concursos de televisión, y tienes
que calcular si te conviene o te intentan dar gato por liebre. Frases como “llévese
tres y el tercero le sale al cincuenta por ciento”, te invitan como mencionado
anteriormente, a que lleves la calculadora contigo.
En
realidad todas las tiendas se quejan, el comercio pequeño, de las grandes
superficies, y éstos, del gobierno, porque no les deja horario libre.
Sin
embargo, nadie se sienta a reflexionar de que lo justo sería bajarse los
precios un tanto por ciento, de acuerdo con el nivel de vida actual.
Todos
han vivido fenomenal, con burbuja inmobiliaria
o sin ella, pero ésta ya explotó y todavía estamos sordos de la deflagración, y
lo mismo que al currito de a pie en muy pocos meses le han quitado
prácticamente todos los derechos adquiridos en su trabajo, los propietarios de
los negocios en general, se deben de dar cuenta que la época de las “mil y una
noches” ya pasó, y que aquellos perros que estaban atados con longaniza, del
hambre que pasaban se comieron la longaniza, y mordieron a su amo.
También
hay trucos que ya no cuelan como el cobrar por las bolsas en muchas grandes
superficies, por aquello de cuidar la
biosfera, y sin embargo luego, esas mismas empresas, como EROSKI, junto con
la factura te dan otros cuatro o cinco papeles, de “presuntas” ofertas, que si compras dos productos de “nosequé”,
que ni si quiera conoces, el tercero te sale gratis. Con esa cantidad de
papeles dados, multiplicado por las visitas recibidas en todo el año…adiós a la
masa forestal en el Amazonas.
Parte
de la crisis económica actual se irá arreglando cuando a ti como cliente, en los
negocios no te cobren sus productos por lo que “valen” sino por lo que “cuestan”
, que en eso hay una gran diferencia.
Hay
que quitarse el disfraz de películas futuristas, y ponerse el traje que nos
corresponde ahora, y que sería el de una película como “La gran familia”, en la
que Chencho, el niño pequeño perdido en las Navidades, sería los precios perdidos y nuestra inocencia
con ellos. ¡Chencho, vuelve, que tu familia te quiere!
*FOTO: DE LA RED