No sé si a vosotros os ocurrirá, pero confieso que soy lento a la hora de leer un libro. Y cada vez que paro, porque lo
admito, soy inconstante, y retomo el libro, a lo mejor una semana más tarde,
tengo la impresión de que he complicado la vida a los personajes implicados,
esa misma semana. Que les he dejado parapléjicos perdidos, es un decir, y que
si iban en coche, se han quedado quietos sin remisión, con el trasero no en
perfectas condiciones, ya se sabe que los tejidos para los asientos al cabo de
unas horas son incompatibles con el buen vivir.
La novela de la que os voy a hablar ahora es lo
suficientemente buena para haber sobrevivido a los vaivenes de un lector infiel
por naturaleza. Sin embargo, a medida que iba pasando la trama, he de confesar
que he sufrido los efectos de lo que debe ser una especie de droga dura, y no
me he podido desenganchar. El problema será ahora, una vez terminada, siento el
abandono de unos personajes, que en mi caso me han acompañado unas cuantas
semanas.
“La verdad sobre el caso Harry
Quebert”, escrito por un joven suizo de 27 años, Jöel Dicker, no ha pasado
desapercibido, ya que recibió el Premio Goncourt des Lycéens, Gran Premio de
Novela de la Academia Francesa y Premio Lire a la mejor novela en lengua
francesa; y publicado en España en Junio del 2013.
Digamos que este libro no es
un thriller al uso, aunque hay cadáveres y un asesino al que colgar unos
delitos medio ocultos durante años.
Aposentado su argumento en tres diferentes épocas, 1975,
1998 y 2008, su originalidad estriba en
sus continuos vaivenes en el tiempo. En presentarnos una escena de una manera,
y al tiempo que vamos capturando información a la vez que el héroe de esta
historia (un escritor, Marcus Goldman, ante el pánico escénico de escribir su
segunda novela tras el tremendo éxito de la primera), el significado de lo
vivido en esa misma escena cambiará.
Este vecino no quisiera desvelar nada de la trama, para
que tengáis la misma sensación que él al ser atrapado por la novela en sí. Decir
que es más que un thriller, es una historia de amor oculto, un canto a la amistad, y al
mismo tiempo una especie de manual para el escritor en ciernes.
Tan solo
desvelar que la historia de amor que se nos cuenta, con Nola Kellergan, a la que nunca olvidaremos, no es políticamente
correcta, y quizás en eso esté uno de los grandes valores de una novela en la
que nos involucra a nosotros, y nos hace preguntarnos hasta qué punto formaríamos
parte de una historia similar, cuando la realidad es que ya hemos compartido
una, hemos ejercido de “voyeur” en la historia contada en la novela.
Una novedad también es que no existen los tópicos de la
novela negra, ni bebidas con bourbon, ya que el protagonista nada tiene que ver con ese mundo, sino que se
ve forzado por las circunstancias, y nosotros, los lectores, estamos a la misma
altura que él: todo es nuevo para nosotros.
Si tienes algo urgente que hacer en los próximos días, no
comiences a leer esta novela, te enganchará y tendrás que inventar mentiras
para proseguir con ella; como los personajes del libro.
*FOTO: DE LA RED
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