“…Un
seísmo de 6,3 se ha registrado la madrugada de este lunes en el mar de Alborán
a 62 kilómetros de la localidad marroquí de Alhucemas y se ha sentido en el sur
de España y el norte de Marruecos, según ha informado el Servicio Geológico de
EEUU (USGS).
El
terremoto no ha causado daños personales, según las primeras noticias
recabadas, aunque sí estructurales, sobre todo en Melilla, según ha informado a
la agencia EFE la Delegación del Gobierno en Andalucía, que ha precisado que se
ha sentido en toda la región…”
Éste ha sido más o menos nuestro despertar, el oficial,
el de nosotros con el mundo, este lunes por la mañana. Y te planteas obligatoriamente eso de que
al final la naturaleza manda, y que no somos más que granos de arena en un
desierto en el que el destino y el tiempo mandan sobre nosotros.
Sin embargo, si la primera sorpresa del día ha sido el
despertarme con la certeza de que ha habido un terremoto, y que afortunadamente
parece que todo ha quedado en un gran susto, mi movimiento sísmico particular ha sido el comprobar
una vez más que, como dijo Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre”.
En esa tupida jungla en la que ya se ha convertido
Twitter he detectado un anuncio cuya foto, “retocada”, para que no se vea la
verdadera identidad del individuo en cuestión, está al comienzo de este post y
que era acompañada del siguiente texto:
“Estás pensando en vender tu casa después del
#terremoto de esta mañana? Llámame
#Malaga #CostadelSol #Torremolinos”
Así, como diría aquel, sin anestesia, y haciendo uso de
esa frase tan española, aunque el individuo en cuestión no lo sea, de “el
muerto al hoyo y el vivo al bollo”.
Sinceramente, dar esa imagen tan frívola y práctica, tampoco me parece lo mejor
para su negocio, pero no se puede negar de que sincero ha sido, y un rato
largo.
Como a este vecino del mundo siempre le ha gustado el
humor negro, este anuncio le ha recordado el chiste ese en el que un parado
paseando por el puerto se encuentra con un hombre que se está ahogando, y mientras sostiene un salvavidas en sus manos,
haciendo ademán de que se lo va a arrojar, le pregunta que cómo se llama y dónde trabaja, y al decirle el lugar, el
parado le responde mientras se va corriendo: -Ya no.
Indagando en la publicidad de la persona que ha puesto
este anuncio, y que está claro que ni se ha planteado una simple duda, ni un solo
segundo, él mismo se describe como “suizo, pero diseño cien por cien de padre
italiano”. Con lo cual él mismo se describe más como un objeto que como un ser
amante y pensante.
Es uno de los ejemplos más claros, que he encontrado últimamente de capitalismo, que no
diría que nos inunda sino que impera claramente. Mientras unos sufren
desgracias de todo tipo, otros ven en ello, como con la crisis, una manera de lucrarse.
Seguro que más de uno se quejará de que haya tapado su
cara. En realidad he intentado darle a su rostro un aire de muro de piedra que
es a lo que él se dedica, y que parece, muy a las claras, sufrir una tremenda
desviación profesional. En momentos así, hasta me parece de muy mal gusto,
hacer leña del árbol caído, pero ante algo que ha podido ser un verdadero
drama, me parece indignante este tipo de actitudes, que las habrá y muchas más
de las que podamos suponer. Quizás esa diferencia de miras ante la vida pueda
ser una de las características que también separan a los ricos de los pobres.
Pero al menos este vecino del mundo está seguro de que con
un colchón mucho más barato, que el de
este halcón de las finanzas, duerme cuando menos también o mejor que “el suizo
con diseño italiano”.
*FOTO: DE LA RED
No hay comentarios:
Publicar un comentario