Antes de nada, tranquilizar a todo aquel o aquella que ha
podido pensar que le ha ocurrido algo a este vecino del mundo. Está sano y
salvo, o al menos, no vamos a pedir peras a Luis del Olmo, tan sano como estaba el 15 de agosto, que es el último día que escribió su último post por ahora.
En contraposición a todas esas it-girls o bloggers que han bombardeado estas vacaciones con todo tipo de fotos dando
pistas de dónde se encontraban, se supone que para dar un poco de envidia, este vecino
ha preferido no decir ni que se iba de vacaciones, más que nada por aquello de “piensa
mal y acertarás”, y no dar pistas o facilidades a los amigos de lo ajeno.
La casa de este vecino no tiene nada que ver con ninguna de las de Bertín Osborne, y sí más con la idea de aquella ministra de construir pisos de 30 metros... Sin embargo, es fácil de comprender que a nadie le hace ninguna gracia que un tercero se pasee por su casa saltándose a la torera los principios básicos de privacidad.
Se empezó con los selfish, o autofotos, y se acaba con que muchos en su afán de ampliar su minuto de gloria en las redes sociales, hacen retransmisiones en directo de toda su vida. Este vecino, y seamos sinceros, la mayoría, bastante tiene con lidiar con su vida, como para encima practicar lo que decía aquel antiguo anuncio de la tele, de "busca, compara y si encuentras algo mejor, compralo".
Entre la no-política de este país y los cantos de sirena que hablan de una pronta crisis, este vecino ya ha quitado de su entorno una vez más, todo objeto cortante, por si le entrara ganas de hacerse la manicura de venas...
Al final, y como coach de mi propia vida, tendré que reconfortarme nuevamente con esa idea de que lo positivo es que ni vivimos eternamente, ni hay cuerpo que lo aguante. De la idea de que esta vida es un pañuelo, siempre me quedaré con la certeza de saber quienes son los mocos: Todos nosotros.
Este vecino tiene la sensación de que acaba de hacer algo que está rotundamente prohibido y es llenar una bolsa de basura mental, abrir una ventana, y arrojarla al río de la vida que pasa por debajo. Demasiados días sin estar con vosotros. Ya perdonaréis...
*FOTO: DE LA RED
La casa de este vecino no tiene nada que ver con ninguna de las de Bertín Osborne, y sí más con la idea de aquella ministra de construir pisos de 30 metros... Sin embargo, es fácil de comprender que a nadie le hace ninguna gracia que un tercero se pasee por su casa saltándose a la torera los principios básicos de privacidad.
Se empezó con los selfish, o autofotos, y se acaba con que muchos en su afán de ampliar su minuto de gloria en las redes sociales, hacen retransmisiones en directo de toda su vida. Este vecino, y seamos sinceros, la mayoría, bastante tiene con lidiar con su vida, como para encima practicar lo que decía aquel antiguo anuncio de la tele, de "busca, compara y si encuentras algo mejor, compralo".
Entre la no-política de este país y los cantos de sirena que hablan de una pronta crisis, este vecino ya ha quitado de su entorno una vez más, todo objeto cortante, por si le entrara ganas de hacerse la manicura de venas...
Al final, y como coach de mi propia vida, tendré que reconfortarme nuevamente con esa idea de que lo positivo es que ni vivimos eternamente, ni hay cuerpo que lo aguante. De la idea de que esta vida es un pañuelo, siempre me quedaré con la certeza de saber quienes son los mocos: Todos nosotros.
Este vecino tiene la sensación de que acaba de hacer algo que está rotundamente prohibido y es llenar una bolsa de basura mental, abrir una ventana, y arrojarla al río de la vida que pasa por debajo. Demasiados días sin estar con vosotros. Ya perdonaréis...
*FOTO: DE LA RED