¡Qué
fría estaba la condenada! Es que vivir la vida según Don Miguel
Arias Cañete, es como rodar una película de Indiana Jones pero sin
presupuesto americano, y con la banda sonora a cargo de El Koala. Eso
de ducharse con agua fría, y jugarse la vida con yogures a la ruleta
rusa, osea sin fecha de caducidad, es saborear la vida en cada
instante.
Este
vecino está convencido de que en sus ratos libres el Señor Cañete
ha grabado los discos de los pitufos, haciendo del Padre Abraham,
cambiando, claro está, su acento madrileño por el de guiri.
Lo
único positivo que veo a la figura del Señor Cañete, es que rima
con “polvete” y a uno ese tipo de promesas, aunque no sean
electorales, le sube la moral.
Como
dijo Don Ramón María del Valle-Inclán, España es el país del
esperpento. Tonadilleras que se desmayan en olor de sobacos de
multitudes, ex-alcaldes escondidos detrás de un cinturón, que
tienen más juicios que vidas los gatos, actrices que triunfaron en
el Hollibúd, en los tiempos del Eastmancolor, rompiéndole el
corazón al mismísimo Gary Cooper, y sin hablar inglés, ¡eso es
arte!. Duquesas que entre sarao y sarao todavía tienen tiempo de
escribir su segundo libro de memorias. Por cierto, como sigamos así,
cualquier día se va a dar el extraño caso en España, que va a
haber más gente que escribe libros, ¡ojo!, y los publica, que gente
que los lea, porque va a ser materialmente imposible hacer las
dos cosas a la vez.
Con
la cantidad de juicios que se están celebrando y los “futuribles”,
dentro de muy pocos años, estaremos inundados de libros contando las
aventuras carcelarias al modo del Papillón francés, de los famosos
que están dentro, y si alguna que otra inculpada, todavía recurre
la sentencia, se podía dar el caso, si pierde el recurso, de la
grabación de algún disco en directo dentro de la propia cárcel,
con títulos como “La bien pagá” o “Romance de la otra”.
Y
si han tenido la suerte, por uno u otro motivo, de escapar de las
guarras de la justicia, escribirán libros del tipo “Cómo pegar un
pelotazo y que te admiren tus enemigos”, “Entre sobre y sobre,
sobresueldo”, y uno de los más jugosos podía ser el titulado “Yo
le escribía los textos a la Cospedal”, podría ser
representado además como monólogo por Carmen Machí, haciendo de
una ama de casa que en sus ratos libres le escribía los textos a la
dirigente, no confundir con “inteligente”, del partido popular.
Como
siempre se ha dicho en España “No hay mal que por bien no venga”,
y males tenemos para dar y regalar.
*FOTO: DE LA RED