miércoles, 13 de julio de 2011

CALCUTA

Me encontraba en Calcuta, no se cómo había llegado. Estábamos miles de personas mirando a una figura muy, muy pequeña, vestida de azul y con una especie de pañuelo blanco en la cabeza.
Todos llevábamos un pinganillo en la oreja, a través del cual se nos hacía participe de la voz de la sabiduría en nuestras respectivas lenguas
Aquella figurilla estaba hablando todo el tiempo de dar de comer a los pobres de espíritu, pero a ser posible con la mejor comida a nivel mundial; una manera de llegar a Dios con la comida de los Dioses. Todos ellos son unos platos tan deliciosos, que dar más cantidad sería vicio, y correríamos peligro de condenarnos. Toda religión tiene sus pecados y su manera de redimirlos. Los pecados se pagan.
Había abierto varias casas por todo el mundo, llegando incluso a China, estando la casa madre en un pueblecito del Pais Vasco, llamado Asarte, de donde se cree que pudieran nacer los primeros asadores, de ahí venía su afición por la comida de las comidas. 
El gran secreto: raciones pequeñas a grandes precios, pues las comidas divinas se pagan. Además, subir los precios es una manera de evitar la gula.
Hablando de gula, y teniendo en cuenta que las angulas son casi imposibles de conseguir, ya sólo están al alcance de algunos políticos, ha creado una variedad de platos con ese sucedáneo.
Por cierto, teniendo en cuenta que la gula es lo que es, nunca he comprendido lo que se quiere decir cuando hay carteles en las tiendas que dicen: Vendemos gulas frescas. Siempre me he preguntado si serán de harina esquimal, o quizás les han dado la forma de angula al congelarlas.
Intentando zigzaguear para ir dejando a un lado a todos aquellos nuevos creyentes culinarios, me fuí acercando poco a poco hacia la voz, la voz de la verdad. La figura que era objeto de culto, poco a poco fue tornandose humana hasta convertirse en Martín, Martin (con acento en la “a” para los americanos), para nosotros simplemente Martintxo, tres nombres en uno,  y con sus colores del alma: el azul y el blanco. 
Su manera de extender su religión: palabras suaves que parecen surgir del corazón, populismo, y la certeza de que el cielo se haya en sus platos.
Nos encontrabamos en CALCUTA: Centro de Alta Logística Culinaria Utilizando Terapias Asociadas.

*DIBUJO: DE LA RED

1 comentario:

  1. Lo peor de todo es que los seguidores de este guru raras veces pagan de su bolsillo los manjares degustados; siempre hay detrás el presupuesto de alguna asociación, evento o concejalía dispuesto a deducirselo de los gastos.

    En fin.

    Cuanta estupidez en pequeño formato!

    Un abrazo.

    Alqui.

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