martes, 12 de julio de 2011

LA CURA DEL BESO

Llevo varios días con un cartelito que pone no funciono. No sé si puede ser que el tiempo atmosférico influya en la manera de sentir, de comportarse, pero estoy como el tiempo: variable.
La verdad es que mi ánimo está bajo mínimos, de ahí viene lo del cartelito. Está claro que si eso me pasa en estos días, que en realidad, lo queramos o no son veraniegos, pasar el invierno en Suecia, por ejemplo, no tiene que ser la alegría de la huerta precisamente...un poco arriesgado para mi.
Quizás en parte del éxito actual de la novela negra sueca, y no me refiero sólo a la famosa trilogía de Stieg Larsson, ejerce una gran influencia el paisaje y la climatología, donde siempre la fragilidad y la soledad del ser humano están presentes.
He estado leyendo el periódico, y tampoco las noticias me hacen estallar de júbilo: “la roja”como se le denomina ahora a la selección española de fútbol, cumple un año como campeona del mundo. Si en su momento me alegró, creo recordar, para ahora ya me he acostumbrado, y lo del aniversario, pues eso...cuestión de trescientos sesenta y cinco días solamente.
De todas maneras... ¡Cómo pasa el tiempo! Hace unas décadas, hablar de la roja, sólo podía tener connotaciones políticas, y seguramente estaríamos hablando de Dolores Ibárruri, conocida como la Pasionaria. Ahora muchos de nuestros lectores tendrán que mirar en Wikipedia para enterarse de quién era. Y está claro que el color rojo ya no es exclusivo del comunismo.
Por otro lado, se han cumplido dos meses del desastre de Lorca, al que en su momento le dedicamos un espacio redactado con el alma, y desgraciadamente las heridas siguen y parece que por mucho tiempo.
Y si intentamos ver el lado positivo de la vida, leyendo entre líneas en la actualidad política española, en un argot meteorológico sería algo así como gran nubosidad con pocos claros durante los próximos años, eso en el mejor de los pronósticos.
Dentro de cuatro años más, y volviendo a la roja, me atrevo a augurar y seguro que no fallo, celebraremos el primer lustro, y a lo mejor ya no nos acordamos del triunfo de la selección, y sí del beso de Iker Casillas y su novia, un beso entre un hombre y una mujer. Eso me gusta... y me parece que me estoy sintiendo un poco mejor.
*FOTO: DE LA RED

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