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sábado, 27 de enero de 2024

REQUIEM PARA NUESTRO PETER PAN...

A medida que vas cumpliendo años, te va invadiendo una sensación de déjà vu cada vez más acuciante. 

Si la vida fuera un paseo, en el mejor de los casos, seguro que sentirías una sensación de agobio por ver siempre el mismo paisaje. De ahí que este vecino del mundo no comprenda a esos ricachones, que al parecer se gastan verdaderas fortunas por encontrar el remedio, no para el resto de la humanidad, sino para su propio y exclusivo trasero, para que el de la guadaña no les dé alcance, a modo de un Peter Pan moderno y dorado, en su País de Nunca Jamás

Claro está que tampoco este vecino tenga que amasar más fortuna que la estrictamente necesaria para darse una cenita, e incluso un homenaje, muy de vez en cuando.

Ya se sabe que en la cultura del autofoto o selfie en realidad solo importan las apariencias, el decorado, no el mensaje de la función. Y es que no estamos para pensar. Gentilmente otros quieren hacerlo por nosotros, utilizando precisamente como en los selfies, todo tipo de filtros que alteren el verdadero panorama, y nos borren esas arrugas que quizás nos abrieran, precisamente los ojos, a la realidad. 

Con guerras en dos puntos importantísimos ahora mismo, nos siguen anestesiando para que los que venden armas y esos que utilizan la política de la confrontación para lucro propio, lo sigan haciendo, y el hedor de los cadáveres se soslaye con otros temas, otras escusas, y como apuntado anteriormente con el tema de los selfies, otros filtros edulcorantes.

La vida, en el mejor de los casos, es un cuento, el nuestro propio, que cada vez nos lo cuentan peor y llegará el día, quedan cinco minutos tal como están las cosas, que no podremos ni dormir porque ya será de terror. 

Y si la vida, y la muerte, tuvieran banda sonora, naturalmente sería un réquiem... por todos nosotros.

*FOTO: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA


miércoles, 1 de julio de 2020

CON AGUJETAS EN EL ALMA


Y ya estamos a 1 de Julio del 2020. Hemos quemado medio año sin parpadear, o mejor dicho en este caso, el medio año ya pasado nos ha incinerado a nosotros.

Hemos vivido la trama de una película de ciencia ficción y un thriller al mismo tiempo, iba a decir que gratis, pero de eso nada. Ha habido un alto costo sobre todo en vidas, y esa sensación de que estas varias generaciones que habían vivido, por decirlo de alguna manera, “tranquilas”, ya han sufrido su “guerra” particular, que en el mejor de los casos nos ha dejado con el panorama de nuestras vidas cambiado.

Algunos pensarán que exagero, pero ya nunca más seremos los mismos, aunque hagamos las mismas cosas y vistamos las mismas ropas. Teniendo el bagaje que ya tenemos, no podemos mirar hacia adelante, al menos sin agujetas en el alma, por el vapuleo del destino sufrido.

Quizás, y tal como nos encontramos, las verdaderas Navidades se debieran celebrar ahora. Para vivirlas en familia, y recogidos en nuestras casas. Y no ir todos como locos a la búsqueda del virus a la misma playa, o a la misma cola de la terraza, aunque ésta se encuentre en la ciudad.

Ya sé que estoy hablando como un pesimista, que normalmente no lo soy, o al menos no me considero como tal, pero siempre se ha dicho también que un pesimista es un optimista bien informado.

Por cierto, me consta que más de un empresario este año tiene a huevo practicar el chantaje emocional con sus empleados a la hora de que quieran disfrutar sus vacaciones. Además, si otros años sin pandemia ya lo hacen o intentar hacer, lo del chantaje emocional me refiero, ahora solo tienen que hacer una pregunta, "¿No has tenido suficientes vacaciones este año?", mientras te miran a los ojos, esos que en muchas circunstancias, como ésta precisamente, están directamente relacionados con las ganas de defecar.

Una ayuda para intentar contestar adecuadamente a la pregunta comprometida y con mala leche de su “querido” jefe:
"Sí, ya lo sé, pero como buen español y mucho español, nos tenemos que sacrificar yendo de vacaciones, aunque no tengamos ni ganas ni dinero, para que sus compañeros empresarios de la industria turística, puedan salir del paso y respirar con menos dificultad. El deber nos llama."

Y si a eso acompañas con unas lagrimitas saliendo de tus ojos, y el mismo tono que el discurso de Escarlata O´Hara en “A Dios pongo por testigo…”,  llegarás como trabajador en tu mismo curro hasta finales de año. Eso espero.

*FOTO: DE LA RED


domingo, 21 de enero de 2018

DE MASCOTAS Y DESEOS CUMPLIDOS...


He oído hoy en la radio que los españoles que tenemos mascota nos gastamos una media de 1200 euros al año en ellos

En nuestro caso (y no estoy hablando mayestáticamente, sino que en cuestión de mascotas al pertenecer al núcleo familiar, debo de hablar como uno más de la familia) sí creo que sea el caso ahora. También hay que destacar que “Afgano”, del que ya he hablado más de una vez en este blog, es un bichón frisé, que ya tiene diez años, y hace tiempo que comenzó con sus achaques. Durante años, aunque la que lleva la contabilidad de eso, como de casi todo, es La Nuri, mi sufrida, yo creo que habrá sido menos.

De todas maneras, y relacionado con este asunto es muy difícil hablar para los que no tienen una mascota, y no entienden cómo se les puede querer tanto, y sentir lo que se siente por ellos.

En nuestro caso, por cierto, el traerle fue un asunto muy meditado, como debiera de ser siempre, incluso la elección de la raza no fue al azar porque queríamos que nuestro “chucho” tuviera unas determinadas características, no físicas, sino que digamos que psicológicas, como sociable y responsable. Y por nuestra parte, también aceptamos una serie de compromisos, para repartirnos los diferentes horarios de pasear con el perro.

Acabo de hablar con La Nuri, y mientras a mí me parecía que los 1200 euros de marras los situaba más hacia la vejez de “Afgano”, ella me ha dicho  que esa cantidad de dinero nos hemos gastado, más o menos, en cualquier época de él.

También hay que aclarar que hay propietarios y propietarios, y diferentes mantenimientos de la mascota, y no es dicho desde la crítica sino de la realidad del día a día. Por ejemplo, hay gente  que mantiene  a su perro, o gato, dándole sus sobras. Nosotros siempre le hemos dado comida específica para su raza y condición, y recomendada por su veterinario.

La Nuri siempre ha creído, y no le falta razón, que tener un perro, por ejemplo, y que se me entienda, es tener siempre un niño, con sus cuidados, por ejemplo sus vacunas.

Comprendo también que hay todo tipo de comportamientos y de opiniones. Y que a aquel que igual le parece mucho gastarse ese dinero anualmente en una mascota, y que además se ría de ello, quizás, no se dé cuenta que él, o ella, puede tener "otro tipo de mascota o sustituto", como es el mantenimiento de su coche. Porque también hay quién en lugar de que el coche viva para él, él vive para el coche. Y tampoco es una crítica, sino la vida diaria.

Siempre he pensado y practicado eso de “vive y deja vivir”. Y si a unos nos da por cuidar mascotas e incluso de llenarles de mimos, pues bien, y si a otros les da por tener el coche tan cuidado que parece recién salido de la fábrica y sólo le falta la pegatina del precio, pues bien también por él.

Ahora mismo he recordado el caso de mi madre, uno de aquell@s niñ@s de la guerra, que fueron llevados en su caso a Francia, y que hubiera valido, sin apenas estudios pero nunca tonta, como buena ministra de economía. 

Nunca se le ha escapado nada y controlaba cada artículo a comprar en “su” casa. Pero siempre tuvo, ha tenido, un deseo, una aspiración, y cuando pudo se compró uno de esos relojes de pared, con su correspondiente “Tempus fugit”. Cada vez que daba las horas, la sonoridad de la casa no distaría mucho de la que se pudiera conseguir en El Vaticano, y ella, mi madre, siempre pequeñita, parecía crecer, o levitar, un palmo.


Lo dicho, vive y deja vivir.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 6 de enero de 2017

ESE SILENCIO PROVOCADOR


El silencio de esta tarde, viernes, Día de Reyes, y por eso festivo, sobre las cinco, me ha llenado de mucha inquietud.

Cada uno no sabe, ni se imagina, el “yo” que lleva dentro, su subconsciente es un verdadero desconocido, y por un momento, ante ese silencio tan insoportable, me he imaginado a todos los juguetes recibidos hoy, en un ataque de rebeldía solidaria, de maltratos de todos los anteriores niños del mundo a sus juguetes pasados y rotos, cambiándoles las baterías a sus propietarios, en una ceremonia mitad reprimenda y advertencia, que ha podido durar, en cada uno de los casos, varios minutos.

Para dar o recibir miedo, no hay como cambiar de roles a lo que siempre se ha tenido como eternamente bueno. ¿Alguien se imagina a una paloma, símbolo de la paz, como asesina sanguinaria dispuesta a maltratar a miles de ojos humanos, o a unos juguetes, actuando por su cuenta, convirtiéndose en bombas letales para sus propietarios?

Y es que el silencio, no solo el de hoy por la tarde, bien mirado, nos produce, así en general, un profundo malestar. Quizás el secreto sea, el miedo a oír/descubrir nuestro latir. El que exista, firme y rotundo, o incluso el intuir su ausencia. El descubrirte como un posible “replicante”, al mayor estilo “Blade runner”, y que tu presunta frialdad ante asuntos importantes, se debiera a tu falta absoluta de corazón, ya sospechado por alguno de los que ya son “historia” en tu vida.

 A partir de las doce de la noche de hoy ya no hay ni fiestas, ni amor universal cliché, ni mismas promesas, ya ajadas, de siempre... ¡SOCORRO!!!!

 Quizás, y sería el peor decorado imaginario posible, algún día descubramos, como hoy “el silencio de las cinco de la tarde”, que “Navidades” es el nombre que le damos a "la tregua", en la eterna guerra de la vida…
 
*FOTO: DE LA RED

martes, 8 de marzo de 2016

SABLAZO SENTIMENTAL




It's a little bit funny this feeling inside…
Hoy me he despertado pensando en esta canción, preciosa por cierto, Your song, de Elton John. Ya tengo banda sonora para este día. Además, no sé a vosotros pero como piense en una canción a primera hora, ya tengo tonadilla para todo el día.


Lo de pensar en esta canción estos días tampoco tiene mérito, sino más bien una gentileza de los publicistas de “El Corte Inglés”. De todas maneras, y pensándolo fríamente,  la importancia que tuvo en su momento, la rapidez de un espermatozoide y… apareció Elton John, porque de lo contrario, si otro espermatozoide hubiera ganado aquella carrera, la historia, de la música, y en general, no sería la misma.


Aquel Rocket man, de 1972, cuando este vecino del mundo, no soñaba con ser vecino, bastante tenía con sus dieciséis años, y sus amigos metidos en los futbolines todos  los días, donde también había una máquina de pedir, previo pago naturalmente, canciones de las que estaban de moda en el extranjero, donde estaba ese Rocket man, de un tal Elton John.


Mi padre decía que el tal Elton tenía “pintas” equivocas. Yo pensaba, y callaba para no ganarme una colleja, que de equivocas nada, eran explicitas; pero eran hijos de una guerra, los hombres de la generación de mi padre  y muchos años de dictadura en blanco y negro, sobre todo negro, y como al olmo, tampoco les podías pedir peras.


Siempre recordaré el primer día que mi padre vio por televisión, por ejemplo, a Los Bee Gees, mejor no preguntarle cómo se llamaban, porque tendríamos para todo el día. Recuerdo bien, nunca se me olvidará, que dijo “cantan como hembras”. No era el momento, aquel año no fue el momento, para decirle que me encantaban, y que a aquella manera de cantar se le llamaba “falsete”.
Mi padre no era malo, y no porque fuera mi padre.  Era buena gente, pero hijos de una época.


Y quizás peor papeleta hemos tenido nosotros, que con aquellos mimbres, y viendo lo que se gestaba en otros sitios, hemos tenido que callar por un lado,  para ahorrarnos posibles collejas que se veían venir, y ser “modernos” fuera de casa.


Solo recordar que en 1975, los últimos estertores del dictador, Felipe González era lo no va más en ideas políticas modernas, y viéndolo ahora, mareado de tanta puerta giratoria, quizás puedes pensar: “Tanto paso del desierto, para ésto”.


Por eso, a elementos como Elton John, aunque ya en su indumentaria  en estos momentos, parecen meras imitaciones, les tienes que pedir solamente sus canciones, verdaderas joyas, sentimientos hechos música con los cuales la vida siempre es más fácil. Aunque de vez en cuando, alguna gran marca, y a la sombra  de las creaciones del “Elton” de su mejor época, nos quiera pegar un sablazo sentimental a una generación, que en teoría, todavía tiene posibles.


Es curiosa esta sensación interior…

*FOTO: DE LA RED

jueves, 1 de octubre de 2015

LA SOMBRA DE LAS CRIADILLAS O ¿TENEMOS CASO VOLKSWAGEN?


De pequeño, este vecino del mundo era muycomo solía decir su madre,  “melindre” para comer. Tenía que saber el nombre y los dos apellidos de cada cosa nueva que veía para que entrara en su boca.

Un buen día, su madre le cocinó algo que le encantó. Era una especie de frito, pero en lugar de tener forma de croqueta , era achatado, y medio “atortillado”,  con una forma nada homologada. Estaba riquísimo, pero como tenía que preguntarle por el consiguiente nombre y los dos apellidos, al decirle que eran criadillas, y de dónde provenían en realidad, lo único que  este vecino recuerda es que se tocó sus partes, y mentalmente, al menos, se agachó de dolor. El resto de criadillas se quedaron en el plato, y seguro que todavía hoy es el día que deben de seguir allí.

El escandalazo de Volkswagen en realidad viene a ser como lo de las criadillas, solo que al saberse la realidad nos estamos agachando todos, y más de uno para no levantarse nunca más, e intentar no salir en las fotos.

No hace falta ser ningún futurólogo, pitonisa o similar para mojarse y decir que lo de Volkswagen presuntamente al final será un agujero negro que tragará a todo el que se acerque, especialmente a aquellos que quieran ponerle “palos a sus ruedas”, y ésto a parte de metafórico puede que sea más real que las criadillas que todavía deben de quedar en el plato.

Porque, en este tipo de casos, parece que el que siempre queda mal es el que hizo la pregunta. En este asunto las dos personas, al parecer, que estaban haciendo unas pruebas y que no les cuadraban las emisiones de gases que obtenían.

¿A partir de ahora qué ocurrirá? Todavía nadie lo sabe, porque se trata de una empresa que es un buque insignia de la madre de todos los países europeos, e incluso el padre.

Este vecino del mundo cree que habrá muchas idas y venidas; alguna que otra (ya ha habido una), es posible, dimisión y alguna multa-maquillaje. Los políticos de turno dirán una cosa, y luego es posible, que otra, y hasta otras veinte cosas más. E irá pasando el tiempo. Y unos con la zanahoria de puestos de trabajo que se pueden perder en diversos países, y otros con la zanahoria de que todo ésto servirá a partir de ahora para que las cosas se hagan mejor, poco a poco esta patata caliente se irá diluyendo en el tiempo. Ya se ha empezado, también, a oír algún: Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir.
En España, estas frases ya fueron “canción del verano”, y ya nos sabemos tanto la letra como la melodía, por lo que ya no nos impresionan, aunque se canten en versión alemana.

Este vecino, con los años especialmente, perdona pero cada vez se acuerda de más cosas. Y en días tormentosos de Volkswagen se acuerda de aquella guerra del pepino de Mayo del 2011 cuando Alemania tocó las campanas de que un cargamento de pepinos venía contaminado con una bacteria. Y luego se habló de que incluso todo tipo de verduras, estaban contaminadas. Al final España quedó exculpada, pero el mal ya estaba hecho.

Ahora, el pepino no, pero la patata caliente está en Alemania. Y al final, este vecino del mundo mucho se teme, y si se equivoca mucho mejor, no sabe de qué manera pero la culpa la tendremos todos, incluso los que no tenemos coche, porque el problema se agrava cuando el centro de atención se traslada de una marca, de una compañía, que es donde en teoría comenzó el problema, a todo un país. Y eso, al menos lo parece, ya ha ocurrido.

Al final ocurre lo de siempre, que con el tiempo, la sombra de las criadillas, en este caso, siempre es alargada, y vuelve.

*FOTO: DE LA RED


sábado, 27 de junio de 2015

26 DE JUNIO DEL 2.015, DÍA PARA NO OLVIDAR

Este vecino del mundo hoy está muy triste.

Con días como el de ayer (cuatro atentados en cuatro países diferentes de tres continentes, con más de sesenta muertos y muchísimos heridos) se suele decir que es un día para olvidar, pero eso es precisamente lo que no hay que hacer, olvidar, lo cual no significa que nos dejemos llevar por nuestros instintos, muy al contrario.

Pero tampoco hay que olvidar el comportamiento de los medios de comunicación. Este vecino del mundo, que a medida que pasan los años no se acostumbra con las imágenes violentas, sino muy al contrario, aunque sean de una película y sepa que son fingidas, vivió ayer, y sin ser advertido, una orgía televisiva en el que se mezclaban imágenes de ayer mismo, en especial fotos de la playa en Túnez, con imágenes de reclutados terroristas tanto en acción como en entrenamiento.


Antes al menos, se solía advertir con la frase “las imágenes que vamos a emitir a continuación pueden herir su sensibilidad”, pero lo de ayer fue como un gran buffet de violencia en el que solo lo podías tomar, porque para cuando lo querías dejar ya había pasado todo concentrado.


El concepto histórico de “guerra” hace tiempo que cambió y ahora se utiliza por decirlo de alguna manera, y para que se le entienda  a este vecino del mundo, una especie de guerra de guerrillas, aunque las guerrillas estén compuestos por dos o tres individuos, que lo que en realidad buscan es eco en los medios de comunicación para que se amplíe el poder de sus hechos, y lo de ayer, vaya que sí se amplió…


Personalmente creo que las imágenes de gente ya inerte sobre la playa, en Túnez concretamente, creo que sobraban, y no solo por los espectadores, sino por esa misma persona y sus familiares. Y no me vale que luego se diga, como ocurrió en el 11M, que YA NO SE VAN A EMITIR MÁS, porque ya se ha hecho.


Ahora vendrá el típico listillo, mezclando churras con merinas y me dirá que voy en contra de la libertad de expresión, cuando es más que evidente que este vecino la está “usando” desde el primer momento, pero sobre todo las imágenes, esas que siempre se han dicho que valen más que mil palabras, convendría restringirlas, tanto por la intimidad de las mismas víctimas como por sus familias, porque en cierta manera se está haciendo el “caldo gordo” al autor de los atentados.


Este vecino del mundo ha estado de vacaciones en Túnez dos veces, con unos recuerdos impagables para con su gente, personas encantadoras y que no solo te ayudan por un punto crematístico, sino que son buenas personas, en el mejor sentido de la palabra “bueno”. Por eso, los hechos acaecidos ayer le duelen doblemente, porque se supone que todos pertenecemos al mismo género humano, se lleve armas o corbata.


*FOTO: DE LA RED

miércoles, 30 de julio de 2014

AHÍ ESTÁ EL DETALLE

Para aquel que vaya a leer el post de hoy pensando que vamos a hablar de la película de Cantinflas del mismo nombre, este vecino, y jugando con el título, va a tener el “detalle” de sacarle del malentendido inmediatamente, aunque muchos políticos, y especialmente en España, hagan uso, más de lo que ellos piensan, del verbo “cantinflear”, que se usa especialmente en Latinoamérica, por, y según el diccionario, hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.
En realidad vamos a hablar de que la vida está llena de pequeños detalles.
Por ejemplo, una puerta automática que no se abra en su momento, puede  crear un pequeño problema, pero si estamos en uno de esos días en que nos sentimos completamente deprimidos, con la sensación de que no valemos nada, e incluso ponemos en duda, si suponemos algo para la gente que nos rodea, y al intentar salir de una gran superficie no podemos hacerlo porque la puerta automática no se abre, y nadie durante más de diez segundos repara en el incidente, quizás la teoría de que no existes sea aún más consistente, y el problema ya trasciende en importancia casi hasta límites metafísicos. 
Porque los gestos son importantes. Nadie va a creer que le digan que están tremendamente enamorados de él o de ella, si la persona que se lo dice ni le mira a la cara, y además está leyendo el periódico.
Estamos en plena crisis, y eso de remar todos en conjunto ni se atisba ni se prevé.
En Euskadi, se supone que somos una Autonomía, y sin embargo cada diputación hace la guerra, o en este caso la tarjeta de transporte, por su cuenta, y luego, entre dimes y dirites, ya nos iremos arreglando, eso sí, cada uno con su tarjeta haciendo distinción de la provincia de la que viene. Cualquier día este vecino espera que cada ayuntamiento saque otra tarjeta para distinguir del pueblo en el que vive, o al menos, en el que pernocta. Y, mientras, se nos llena la boca hablando del mundo como “aldea global”, pero, en realidad, nos hemos quedado solo con lo de “aldea”.
Por otro lado, en Málaga, se inaugura el metro, y en las fotos huele a el PSOE, por todo lo alto, con Susana Díaz en autopromoción continua. Es más, el primer viaje solo es para “los entes” (suena a algo terrorífico, y en realidad lo es) y personal relacionado con el proyecto, por aquello de que el orgasmo de orgullo sea de pedigrí. Este vecino creía, sigue siendo igual de iluso, que el citado proyecto era para la ciudadanía, pero eso, en todo caso, será a partir del segundo viaje.
De todas maneras, como no hay mal que por bien no venga, el día que haya un accidente de metro, que ni Dios ni el destino lo quieran,  y como, con lo ocurrido en el tren que descarriló cerca de Santiago de Compostela, se le eche la culpa al maquinista, que sin duda, por lógica, la tendrá, pero parcialmente, y no aparezcan más responsabilidades, la foto de hoy, el gesto inmortatlizado hoy,  se puede usar para aclarar actuaciones.
Hablando de detalles equívocos, este vecino se pasa la vida mirando hacia arriba, muchos pensarán que está buscando la luz de salida al túnel de la crisis. Sin embargo, los que así piensen, se equivocan de pleno. Solo busca la bomba de este escusado, y nunca mejor dicho, gigante que es España, para tirar de la bomba, y que haya un poco de limpieza.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 28 de marzo de 2014

ESTOY EN CRISIS

Nunca conviene hacer astillas del árbol caído, porque entre otras cosas son fuerzas que malgastas de manera gratuita, y no está el momento actual como para “gastar” nada.
Quizás utilizando el viejo dicho “el que no se consuela es porque no quiere”, lo bueno que tiene el atravesar un momento malo, por terrible que sea, es que siempre se aprende, y lo mismo ocurre con la crisis.
No quería apuntarme en la Universidad de la Vida y doctorarme en Crisis, pero las cosas han ido así, y haciendo de tripas corazón, y de la cochina crisis una experiencia, hay varias cosas que he aprendido, que en mayor o menor medida ya se desprendían de las vivencias de nuestros mayores cuando inauguraban monólogos “porque tú no has pasado hambre después de la guerra”.
Hay que vigilar el dinero cuando se tiene, como bien perecedero, porque luego te acuerdas de él con cara de amante despechado y cornudo sin remisión.
Cualquier tiempo pasado, con dinero, siempre fue mejor.
El valor de las cosas sencillas.
El dinero, precisamente, con su supuesto pasaporte de libertades compradas,  te puede separar de los tuyos, y hacerte más egoísta.
El valor de la quietud, de vivir los días, y no los minutos. El escribir en los renglones de tu vida con miedo a hacer borrones, porque el borrar significa más gasto.
Volver a recordar ciertas vivencias es vivir otra vez, y además, ahora, te salen gratis.
Llevar una vida sana y saludable, siempre es más barato y rentable, porque con lo que te gastas en una noche de juerga, te puedes pagar cuatro meses de gimnasio municipal.
Una crisis es igual que pasar una enfermedad, si tienes la suerte de salir de ella, te vas a plantear la vida de otra manera.
Y ya para terminar, el comprobar que el éxito te crea nuevas amistades, y el frío de la crisis las congela.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 14 de noviembre de 2013

LOS NIETOS DE CARPANTA

La gente joven no conocerá a un personaje de los tebeos, ahora denominados comics, de los años cincuenta-sesenta, llamado Carpanta.
No era uno de esos héroes cargado de poderes. Carpanta era un pobre hombre, bueno, eso sí, que en cada historieta intentaba buscarse la vida, y lo mismo que en Asterix y Obelix la última viñeta siempre es dándose un buen festín de jabalí, Carpanta siempre acababa atracándose de pollo, que para la época era lo más parecido a estar en el paraíso.
Este vecino ha hecho esta introducción para referirse a un suceso recientemente vivido, y que le ha dejado mella.
Ayer sobre las ocho de la noche estaba dando un paseo por el centro de Donosti, cuando en una calle de esas que parece estar a trasmano de todo, descubrí a una pareja de jóvenes, chico y chica de no más de veinticinco años, con medio cuerpo metido dentro de un contenedor de basura, inspeccionando cada bolsa.
Lo de la necesidad estaba escrito en sus caras, pues no les importaba ser vistos, de hecho no creo ni que se dieran cuenta de que había alguien más. Solo tenían ojos para buscar.
Y este vecino, tras lo visto, se acordó de aquel héroe-sufridor de otra época, últimos vestigios de la guerra civil y heredero directo de la cartilla de racionamiento. Recordé también que Carpanta vivía debajo de un puente, y llegué a la conclusión de que ahora incluso sería peor, porque Carpanta y los de su generación, no habían conocido lo bueno de la vida, y entonces no hacían comparaciones de lo que fueron y de lo que eran ahora.
Sin embargo, en nuestros días, quien más quien menos ha conocido “las vacas gordas”, y ni se había planteado que el destino tiene curvas muy cerradas que deparan no solo cambios de paisaje, sino de estatus social.
Y para colmo de males, ahora la mayoría de los puentes, en un alarde de técnica, prácticamente no tienen ni base. Y se ha cambiado la seguridad de la piedra, por la frialdad del hierro o del acero, y ya no son ni habitables.
Creímos que Carpanta, afortunadamente, había desaparecido, y solo quedaba en el diccionario como sinónimo de “hambre canina”, pero visto, lo visto, cualquier día de éstos, sino le vemos a él, desgraciadamente conoceremos a sus nietos, con un teléfono móvil en una mano, y en la otra la tarjeta del paro.

*DIBUJO: DE LA RED