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viernes, 20 de septiembre de 2013

CERRANDO PUERTAS

Uno se pasa la vida cerrando puertas, no me refiero a las de madera, que también, sino metafóricamente hablando.
Hace apenas veinte días, quién lo diría, volvía de vacaciones veraniegas, y aquella puerta está cerrada y bien cerrada, al menos eso pensaba. Y desde entonces, este vecino tiene la sensación de estar ya en pleno invierno. Alguien me ha escamoteado el otoño y su colorido. Esa gama de colores calientes que anteceden al frio invierno, y que te dan sensación de plenitud y sosiego, y así me siento, más que frío, impasible.
Alguien me ha escamoteado el otoño, y con él, paseos por una playa que se va quedando vacía mientras los últimos rayos de sol parecen despedirse hasta la próxima primavera.
Quizás son fechas de despedidas, porque el verano es sinónimo de alegría, de sentimientos compartidos. Y el invierno es para vivirlo en soledad. Alguien me ha robado el otoño, y no me ha dejado despedirme de los amigos, ni de esa playa roja, aún caliente, y con huellas de niños que se van al reino del mañana.
Ahora queda la playa, gris amarillenta. Una playa sin huellas, que no es ni sombra de lo que fue, y es curioso, porque si algo reina ahora es la sombra, el reino de la sombra, en un país de ausencias. Los niños estudian, y les hacen callar, porque eso precisamente, callar, es requisito indispensable para hacerse adulto. La vida del adulto es como una partida de póquer, en la que se aprende a callar y a observar lo que hace el otro, el contrario.
Mi vida está en un invierno prematuro, y no estaba preparado para ello. Me falta el otoño como antesala, el otoño con esos paseos largos al atardecer, donde se aprende a conversar con uno mismo en el país del pensamiento, porque la vida ahora, en el invierno crudo y duro, es la soledad. Y la soledad es fría, como una mano de mármol, e inservible, como una mano que no agarra, que no toca, que no acaricia.
Alguien me robó el otoño y se llevó los instantes previos, el recuerdo, la memoria, y me dejo la ausencia, la nada. Alguien dejó la puerta abierta, y entró la soledad.


*FOTO: DE LA RED

lunes, 12 de agosto de 2013

LA PESTE DEL VERANO

Llevo varios días que no vivo en mí. Tengo miedo de abrir las puertas de casa, e incluso de salir a la calle por miedo a encontrarme o con Alaska y el grano que le ha salido, su marido Mario Vaquerizo, o a los inefables “Auryn”. Programa que pongas en televisión, especialmente en la “cadena alegre” , programa en el que aparece Mario o los jóvenes cantantes disfrazados de estrellas mediáticas.
Ayer, concretamente, me quedé encerrado en el ascensor, en Torrevieja, y el pánico que pasé no era por estar dentro de la cabina, sino por el miedo de tocar al timbre del rescate y que me vengan a salvar el Señor Vaquerizo, o los Auryn, nacidos de una agobiante campaña de marketing.
Este vecino del mundo no tiene nada contra Olvido Gara, más conocida como Alaska, sino muy al contrario, ya que ella es de las luchadoras de toda la vida, y que ha sufrido muchas vacas flacas incluso en buenas épocas, ya que por aquello de los gustos del mercado, durante mucho tiempo se olvidaron de ella. Sin embargo, la opinión de este vecino, que nunca tendrá y lo sabe, el don de la verdad verdadera, es peor, porque considera que nos está vendiendo la moto de un friqui indocumentado y cándido. 
Esa fachada, sin embargo, es incompatible con otros cargos que ha tenido y tiene como representante o agente de prensa de Dover, Merche, Elsa Pataki y Leonor Watling. Nadie en su “sano juicio” pondría su carrera en manos de una persona aparentemente atolondrada. Sin embargo, es tan inteligente que ha convencido a todos los fans de su grupo, Nancys Rubias, de que es “normal” actuar haciendo playback en todas sus actuaciones, eso sin olvidar el hecho de que ha tenido el arte de convertir su vida, y la de su mujer, en un reality televisado.
Este vecino del mundo siempre ha pensado que hay que ir con la verdad por delante por eso no le gusta nada lo que representa Mario Vaquerizo, ni el montaje que se ha realizado en torno a ese grupo de cinco jóvenes cantantes llamado “Auryn”, que por otra parte cantan bastante bien, donde solo se intenta mostrar el candor de un grupo soñador, mientras que como en un show de magia se intenta ocultar el truco, y éste es la toda poderasa productora Warner, que hacen que aparezcan en televisión a todas horas, y que esa aparente candidez ya mencionada, en realidad esté milimetrada, y que, lo triste del asunto, es que no seamos nosotros quienes elijamos escuchar su música, sino que unos señores, en este caso con acento americano, han decidido qué música tenemos que escuchar y cuándo.
En realidad, en la mayoría de los casos a este vecino del mundo le gusta pensar que es él quien toma la iniciativa de sus gustos, aunque la mayoría de las veces, desgraciadamente, no sea así, principalmente por la publicidad, pero es que ahora, ya es una peste, esperemos que solo veraniega.
Hoy, me voy a ver un museo, y estoy tranquilo, porque seguro que no estarán allí, bueno, eso creo.

*FOTO: DE LA RED


jueves, 8 de agosto de 2013

CARTA A ANA

                                                                     Torrevieja, 09 de Agosto, 2013

Querida Ana:
Ya perdonarás mi osadía por mandarte la presente, pero teniendo en cuenta que eres la tía honoris causa de la mayoría de los jóvenes españoles, entre los veinte y los treinta años, como supuesto cuñado tuyo, honoris causa también, me he atrevido a dirigirte unas breves líneas.
Por la televisión me he enterado de que ya ha llegado el verano con tus fotografías que inauguran la temporada de baños.
Me imagino que por aquello de los recortes, en tus fotos veraniegas de este año, no hay mar, y puestos a no haber, no hay ni verdadera playa. De lo que no hay duda, es de que el verano eres tú, porque la primavera hace muchos años que abandonaste, y el otoño, y mucho menos el invierno, no existen para personas como tú.
Te conocimos hace muchos años, más de los que quisieras reconocer. Provienes de una familia de “posibles”, y has consolidado ese estatus siendo la mujer de los posibles perpetuos. “Voy a rodar una posible película, posiblemente a finales del mes que viene, posiblemente con alguna estrella de relieve.”
En el Hollywood que tanto admiras, serías el equivalente del personaje de Gloria Swanson en “El crepúsculo de los dioses”, con más caspa, menos locura y más cara dura.
Cada vez que concedes una entrevista, porque los demás famosos, “dan entrevistas”, y tú, sin embargo, las concedes, tengo la sensación de que siempre te “quedas”, o vacilas, con todos, y para cuando el resto de los mortales hemos llegado, tú, Ana para los cuñados, y Anita para todos tus sobrinos, has vuelto cinco veces, y pese a tu miopía, ves mucho más de lo que aparentas, especialmente en todo tipo de negocios que el resto de los mortales ni podemos oler.
A otras famosas, el tiempo les trata bien, pero en tu caso, tú tratas al tiempo como quieres, y eso es, naturalmente a tu favor. Y mientras muchos cuñados, antes eramos más jóvenes que tú, ahora admiramos con envidia maligna, esa capacidad que tienes de jugar con el tiempo, e intentar descubrir cómo es posible que cualquier día se dé el caso de que hasta tus sobrinos sean mayores que tú.
Siempre se te recordará como aquella persona que explicaba en páginas y más páginas, tus intervenciones en películas americanas rodadas en España, y que a la hora de su estreno, tus papeles no pasaban, como mucho, de simples cameos. Y es que entre “cameo” y “camelo” hay una delgada linea roja, la misma que entre contar no-verdades y creérselo uno mismo.
De todas maneras, Ana para los cuñados, y Anita para todos tus sobrinos, siempre te querremos, porque todos hemos tenido una tía excéntrica que nos alegraba el día con su mundo y sus historias, fueran, o no, verdad.
Con mucho cariño y admiración,
Este vecino del mundo.

*FOTO: DE LA RED


martes, 6 de agosto de 2013

FIEBRE VERANIEGA (I)

Como si en una opinión de fin de siglo, pero no del XX, sino del XIX, diríamos que el verano, y concretamente vacaciones, es una época en la que se relajan las costumbres, y hacemos cosas, tenemos conductas, que no son de recibo el resto del año.
Mientras estamos todo el año intentando vestirnos, al menos para pasar desapercibidos, y en el mejor de los casos para marcar tendencias, el único objetivo que buscamos en vacaciones es, como se diría en mi pueblo, no dar ni clavo, y en nuestra vestimenta eso se reduce a ponernos la menor cantidad de ropa posible, y en la que el gusto, en la poca ropa que queda, hace mucho que se fue, si es que alguna vez estuvo.
A los hombres nos da por ponernos viseras y sombreros que nunca entendieron de reglas de moda, y que el único requisito para ponernoslo es que es barato, o que nos lo compramos en un baratillo, y por eso pensamos también que es barato.
Mención aparte merece aquel listo, porque ellas normalmente no caen en ésto, para el que ir cómodo, significa ponerse ropa varias tallas más grande, para que no roce al andar, en la cantidad de paseos previstos, y que al final se van anulando por escusas varias, aunque realmente sabemos que lo único que ocurre, es que no le apetece moverse. Y además, aprovecha para recopilar sobre su cuerpo, todo tipo de prendas que le han regalado como promoción en los lugares en que acostumbra a entrar el resto del año, y que normalmente, no son museos, como no sea el de la vid, y se traducen en camisetas, chandal, calentadores, cintas para la frente, con los nombres de su bebida favorita. Es una pena que esos bares de lucecitas, que normalmente están a las afueras de los pueblos, no se decidan todavía a promocionarse con camisetas, o similares, con el logotipo de su empresa, porque entonces ya tendríamos sobre el cuerpo del atolondrado, y en el fondo inocente hasta decir basta, la radiografía de sus vicios y pecados, que serán paseados durante todo el verano para escarnio propio, sin además darse cuenta de ello. Cuanta razón tiene ese dicho de que en el pecado está la penitencia.
Pero la fiebre veraniega también se extiende a nuestro nido de esos días.
Si se alquila un piso durante una o dos semanas, enseguida se vuelve un lugar donde todo gira en bañarse y en ponerse moreno, aprovechando los rayos del sol las veinticuatro horas del día.
Hay comunidades de vecinos, en lugares de veraneo, que se transforman, con respecto al resto del año, como el día y la noche, y los balcones y terrazas se convierten en verdaderos museos al mal gusto, y en el que “estar cómodos” se traduce en todo tipo de artilugios, presuntamente veraniegos, reunidos en unos cinco metros cuadrados, y que si tienes un niño pequeño, y está llorando, tardas unos diez minutos en encontrarlo detrás de un salvavidas varias tallas más grande que el niño en cuestión, para que le sirva, cuando menos, los próximos tres años.
También es de comentar la fiebre romántico-trascendental que nos entra en las noches de verano, y que queremos organizar cenas a la luz de la vela en los cinco metros cuadrados de terraza que tenemos, para poder observar las estrellas, y lo único que conseguimos es ver al vecino de enfrente, durante una ceremonia similar. Y para que no se diga que este vecino solo critica a los demás, confesaré que este deseo de cena con velas en terraza solitaria, se creó en mi mente, como consecuencia de mi amor por el cine, y tras ver aquella espléndida película que fue “La chica del adiós”
Como se me han quedado muchas cosas en el tintero, amenazo con volver, ya que el verano recalca, quizás más que las otras estaciones, nuestros defectos y virtudes, aunque más de una vez, estas últimas solo queden en una leyenda urbana.

*FOTO: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA

miércoles, 17 de julio de 2013

LUCÍA, CURIOSIDAD, PROZAC Y DEUDAS

Desde que se empezó a acuñar la frase “con la que está cayendo”, la mayoría de la gente se ha ido colocando una especie de coraza anti-sorpresas, y todo lo que está ocurriendo a partir de ese momento, y como consecuencia, claro está, de la crisis lo vamos intentando asimilar sin sobresaltos.
Ayer a la noche, sin embargo, este vecino del mundo se vio realmente sorprendido, y conmovido, al comprobar que toda una ganadora del Planeta, y prototipo de persona culta, y que no se prodiga en los medios, como es Lucía Etxebarría, apareciera como concursante en un reality veraniego de la cadena alegre.
Cuando parecía un programa más, repleto de friquis, la mayoría de ellos ya reconocidos en otros programas de la misma cadena, y no precisamente por su alto coeficiente intelectual, apareció la última concursante, y que ya se había anunciado previamente que provenía del medio de la cultura y que nadie se lo iba a esperar.
La verdad es que la cadena alegre sin proponérselo batió todas las espectativas. Una Lucía Etxebarría totalmente desubicada apareció con sus dos perros, y la mayoría de sus compañeros no la reconoció, como era de esperar por otra parte.
Lo curioso del caso creado ayer es que en realidad, sin proponérselo el programa mismo, se dio una vuelta a la tortilla, y al final la realmente friqui era la última concursante, y sus compañeros la miraban con ojos de turista japonés en medio de un “tablao flamenco”.
Realmente lo triste de esta situación es el por qué esta escritora tomó la decisión de aparecer en este reality, y que lo aclaró a las primeras de cambio y sin dolerle prendas. -Tengo una deuda con Hacienda, y es la única manera que he encontrado para poder pagar esa cantidad de dinero. No aspiro a ganar, con tres semanas me conformo -.
Siempre se ha dicho que escribir, en este país, equivale a morirse de hambre, y tristemente ahora, es más rentable además, hacerlo ante los ojos de los telespectadores.
De todas maneras, y teniendo en cuenta que a este vecino siempre le gusta mezclar unas gotas de humor y de ironía, quizás los productores de este concurso deberían de dar otra vuelta de tuerca al concurso y convertir “el campamento de verano en “cursos de verano”, dados por la citada escritora-concursante, y que seguro que a todos sus compañeros les iba a venir de perlas.
Lucía, como sueles demostrar en todas tus declaraciones, has sido muy valiente una vez más, y solo por ello mereces un respeto y comprensión. ¡Que tengas mucha suerte, y que te hagan poco daño!

*FOTO: DE LA RED