martes, 29 de noviembre de 2011

EL ESPÍRITU EN EL BOLSILLO

Hay momentos en que el mismo destino bromea con nosotros presentando hechos reales que momentos antes, si inventados, hubieran sido graciosos para unos, y totalmente censurables para otros.
Los vecinos de Riveras de Loyola enseguida me van a entender, pues a partir del día 1 de Diciembre, es decir pasado mañana, en la misma edificación de la nueva parroquia que fue inaugurada hace pocos meses, van a poder ir a comprar a un nuevo y flamante supermercado.
Si Rafael Azcona levantara la cabeza seguro que afirmaría eso de que la realidad supera la ficción, y ni él ni Berlanga hubieran dejado escapar una situación como ésta para llenarla de personajes peculiares y divertidos, o peculiarmente divertidos, dónde la misma iglesia ha ofrecido un panorama digamos al menos curioso.
Eso de que no había que convertir el templo en un mercado, por lo que tengo entendido, no se va a cumplir legalmente, pero por centímetros, puesto que van a compartir las mismas instalaciones.
De todas maneras, desde un punto de vista del creyente, teniendo en cuenta que Dios es el creador de todo, el jefe de todo, si él cree conveniente poner un negocio, como se pide permiso así mismo, lo pone y punto.
Visto desde esa perspectiva está bien pues puede tener todo tipo de productos prácticamente en casa. Ya no hubiera hecho falta hacer un milagro en las bodas de Caná, o Canaan como dicen otros, pues teniendo la bodega a mano sacas vino y pescado hasta hartar, y bueno..., como se suele decir que Dios lo pague.
Habiendo consultado el caso, el espacio comercial ha servido para la financiación de la iglesia diseñada por Moneo. En su día, el Ayuntamiento recalificó el sótano del solar público con el fin de autorizar el aprovechamiento lucrativo del espacio, que regaló al Obispado. Después, éste lo cedió a la constructora, a cambio de que construyera la parroquia de Iesu. Todo ésto se suele resumir en la célebre frase de que el fin justifica los medios.
El único problema, si es que se puede decir que existe alguno es que por esa regla de tres, cualquier otra religión pudiera pedir el mismo trato por parte del ayuntamiento donostiarra, y la subsiguiente pregunta sería qué tipo de negocio pondrían ellos. Es lo que tiene en cierta manera meter al espíritu en el bolsillo.

*FOTO: DE LA RED

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