Hay veces en que hay que agradecer que uno está como está. Me explico...Si uno se pone profundo y tiene que definir con un color cual ha sido su trayectoria tanto vital como laboral, puedes llegar a la conclusión de que tu carrera ha sido la de un perfecto gris.
En la misma paleta de colores de la vida hay otros que por ser de pigmentos diferentes, sus colores son más interesantes, y ya sea por su trabajo, o por su peso en la sociedad su opinión es importante.
En este caso se encuentra la jueza de la Audiencia Nacional a la que el otro día un micrófono abierto le causó una mala pasada durante un juicio por un presunto asesinato terrorista, no siendo la primera vez que un error de esta índole le ocurre.
Que las cosas están como están ya lo sabemos todos, y que muchas veces tienes que contar, no hasta diez, sino hasta cien para no dar tu opinión, también, pero en algunos casos hay que pensar que no es que dar tu opinión resulte inconveniente, sino que además puedes favorecer a una de las partes.
Hay momentos en que uno no puede hablar con el estómago como un perfecto
ventrilocuo, sino que tiene que conjugar el verbo reflexivo contenerse, y nunca mejor dicho, porque quizás el problema venga de no reflexionar.
Nunca se debe uno dejar llevar por el arrebato y menos en el momento de tener que administrar justicia, pues además se puede favorecer a una de las partes
Así es la vida, una auténtica paradoja pues hay casos en los que todo el mundo opina, e incluso puede ser una sana costumbre, pero aquellos que a la postre son los verdaderamente importantes en cuanto a opinión se refiere, solo pueden hacerlo mediante la administración de la justicia, y no la pueden viciar por el uso de malas formas.
Es lo mismo que le pasaba a la mujer del Cesar, que no solamente debía de ser honesta, sino parecerlo también, y es triste que en pleno siglo XXI tengamos que vivir de las apariencias.
Como decía al comienzo, hay veces en que hay que agradecer que uno está como está.
*FOTO: DE LA RED
Sí, aunque el exabrupto de la Sra Murillo haya sido eso, una salida de tono no admisible por ley en tan alta instancia, somos muchos los que pensamos lo mismo de los cínicos canallas que oyen sin inmutarse el relato de Reyes Zubeldia, sobre como ardió y murió su marido entre tremendos sufrimientos al explotar la bomba lapa que le habían colocado estos salvapatrias fanatizados.
ResponderEliminarY la juez, cumpliendo el reglamento, ha renunciado a seguir el juicio, dejando que sea otro el que lo haga. Espero que la condena sea ejemplar, que no haya clemencia ninguna y que disfruten todos y cada uno de los años de esas cárceles que les pagamos entre todos, con unas instalaciones que ya quisiéramos muchos para nuestras casas.
Aunque no estoy muy segura de que quien nos gobierne en el Pais Vasco, y con la competencia de prisiones en su mano, suelte a los asesinos y les coloque en algún puesto de esos que ni tú, Patxipe, ni ninguno de mis allegados soñaría para solucionar laboralmente su vida. Al tiempo.
Sólo escribo para confirmar que te he leido, y que no puedo añadir ningún punto ni coma porque tu lo has dicho todo. Un beso.
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