Con la aparición de internet
y de las nuevas (ya no tanto) tecnologías nacieron una nueva fauna y
flora, como por ejemplo los bloggers, a
los que este vecino tiene la suerte, o la desgracia (seguro que alguno o alguna
lo cree así) de pertenecer. Y ya sería hora de ir estudiando diferentes
patologías que se puedan presentar.
Este vecino del mundo lleva
unos cinco días sin parir un artículo, un post. No, no es que haya estado de
vacaciones, que también, y sigue (porque
los jubilados estamos ya, entre las vacaciones y el “laboro”, en un sitio
realmente indeterminado) sino que sufre de apatía aguda motivada por todo lo
que ve, y después analiza para poder desmenuzarlo en este blog. Que sea desde
un punto de vista irónico, con brochazos humorísticos, lo hace si cabe, dejando
atrás la falsa modestia, más complicado.
Y olvidando frases
políticamente correctas, este vecino no tiene el chocho ni para farolillos ni
para templar gaitas; por eso, y porque la naturaleza es sabia, su instinto de
supervivencia le ha llevado a sumergirse en Youtube y recordar un momento que
descubrió hace ya un tiempo, y que le sigue poniendo la carne de gallina.
Todo empieza con la niña
de la foto que da una moneda a un ¿musico ambulante?
Dicen que la música amansa
las fieras, y al menos en el caso de este vecino, sus fieras internas, y que
muchas veces le arañan sus entrañas, se relajan, y le dejan sentir que los
sueños también tienen su banda sonora, y que un buen día la vida pudiera ser
así, con músicos que te aparecen por una esquina, y tiñen tu vida, anodina o
no, con mucho arte.
Para los maliciosos, que
también los hay y muchos, les daré una pista, fíjense en muchos de los planos, y al
fondo se puede ver quién está detrás de todo esto. Este vecino lo omite y no
les da cancha hoy, porque eso ya sería adentrarnos en la financiación de los
sueños, y volvería a ser tomado y violado por esa apatía que no es que le haya hecho
su rehén, sino que le hace sentirse muchas veces como el muñeco de un ventrílocuo,
y su venganza, la de ese muñeco, solo puede ser una: dejar de hablar.
Disfruten ese momento en que
la música, no desvelaré cual, toma las calles. Y no lo olvidemos, fue la niña y
su moneda la que la desató, representando al futuro de una juventud por venir,
y que de por siempre, las cosas no cambian, irá unida al vil metal, y por
supuesto a los que pagaron este gran momento. Porque hasta los sueños tienen un
precio…
¡Apatía, vuelvo a ser tuyo!
*FOTO Y VIDEO: DE LA RED